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ОглавлениеVariaciones en Clave de Red
Tenía que contarlo. ¡No puedo dejar de ver la red en todo! Me obsesiona, me convoca, me interpela. En cada acontecimiento se me aparece en toda su desnudez. Y me lleva a comprender con mayor claridad lo que me pasa, lo que les sucede a otros y lo que está pasando a mi alrededor.
Creo que esta insistente visión inaugura un modo de decodificar nuestras experiencias. Por eso, los invito a detectar y explorar sus propias redes. Quizá se encuentren en algunos de los personajes, actitudes y situaciones que irán apareciendo en estas páginas.
Este es un texto en el que las historias se entrelazan, creando un tejido singular y colorido. ¡Cómo olvidar que texto y textil tienen el mismo origen!
Recorriendo las anécdotas, podrán descubrir la red invisible que nos define y nos condiciona. También, revisar las conexiones mentales que son la base de nuestro potencial creativo. Y examinar los modos en que nos relacionamos cuando generamos vínculos vitales y expansivos.
A la vez podrán ver con nitidez los nudos del pensamiento, hechos de miedos, prejuicios e ideas dogmáticas. Y las restricciones para crear vínculos, ancladas en los círculos cerrados, la discriminación y el desconocimiento de la diversidad que nos rodea.
El Pensamiento en Red. Antes de seguir, quiero contarles de dónde venimos. Hace algunos años, tratando de desentrañar los hilos de la creatividad, la co-creación y la innovación, me encontré con la ciencia de las redes vivas, las redes humanas. A partir de allí, comencé a investigar los efectos de red que aparecían en el modo en que pensamos y trabajamos. En la vida cotidiana, las organizaciones, las instituciones educativas, las comunidades.
Empecé a contar y compartir las conclusiones reveladoras que iba encontrando. Aún estaba en plena investigación cuando ya me pedían que enseñara creatividad e innovación, a partir de estas nuevas teorías que estaba descubriendo y desarrollando.
Así fue que inicié el camino de la capacitación, brindando cursos, workshops, conferencias. Al comienzo no tenía material escrito, salvo la bibliografía multidisciplinaria que me había inspirado. Armaba apuntes para cada clase, los imprimía y fotocopiaba, y los repartía entre los asistentes.
Después de un tiempo de trabajo, un participante habitual se me acercó con su carpeta, en la que prolijamente había archivado todos los apuntes, y me dijo: “Aquí tenés un libro”. Y tenía razón.
Ordené el material, llené los espacios que requerían más y mejores explicaciones. Al poco tiempo, publiqué el libro Pensamiento en Red, Conectando Ideas, Personas y Proyectos. Después vinieron el ebook y el audiolibro.
Ese libro me llevó de viaje, como suelen hacer los libros. Y anduve por ciudades y países, predicando y practicando el trabajo en red, y compartiendo los fundamentos del Paradigma Colaborativo. El encuentro con la ciencia de las redes me había abierto un mundo fascinante e inagotable.
En cada lugar detecté situaciones divertidas, otras conmovedoras y algunas hasta dramáticas. Gente enredada, gente tejiendo redes, gente que se anuda con cualquier cosa y gente con la habilidad de desatar los nudos. Descubrí que muchos actuamos de un modo lineal, vertical, y otros somos más conectivos y asociativos.
Y lo mismo observé en familias, empresas y comunidades. Algunas jerárquicas, robustas, pero pesadas y con poca cintura. Otras ágiles, livianas, interactivas y abiertas.
Publiqué ideas sueltas y textos en diversos medios, grabé podcast y videos contando ejemplos de las formas en que las redes se expresan. Y llegó el momento de juntarlo todo. Esta vez no había nadie que me dijese: “Aquí tenés un libro”, pero entendí que lo tenía.
Son anécdotas breves, algunas en primera persona, que nos muestran nuestras luces y sombras. Y en cada una asoman el humor, la ternura, el ingenio, y también la colaboración y la solidaridad. Todos instrumentos que nos asisten en la vocación de vitalizar las redes que nos unen.
Me gustaría que algunos textos les provoquen esa particular experiencia de sentir sorpresa y reconocimiento a la vez. “No lo había pensado, pero es exactamente lo que me pasa”. O bien, “Siempre lo pensé, pero no sabía que hay una ciencia que lo explica”.
Hay relatos muy variados, aunque todos se entrelazan desde algún lugar. Por eso son “variaciones en clave de red”, que muestran la trama prodigiosa en su extraordinario potencial.
El Infiltrado. Me encontraba en un ritmo febril, escribiendo, corrigiendo, compartiendo ideas, entre el desasosiego y el entusiasmo. Venía tejiendo mi libro red, cada nodo estaba ya en su lugar, y de pronto, se fragmentó la trama, causando un quiebre en la continuidad de nuestras vidas. Nos atravesó el nefasto virus y con él el encierro, la reclusión. Y se me cayó el sistema. Me desconfiguré.
Mi proyecto se detuvo, no sabía cómo seguir. Sentí la necesidad de calmar la angustia, de refugiarme en otras cosas, leer, bailar, cocinar. Hablar con mi gente. Y mirar todo de nuevo.
Con las redes al rojo vivo, más calientes que nunca, en un instante el mundo tomó conciencia del poder descomunal de las redes humanas y su capacidad exponencial de contaminarlo todo.
Cada uno de nosotros sintió en carne propia los efectos de la conectividad, lo cerca que estamos. Pero a la vez descubrimos que las mismas conexiones que difundían la siniestra epidemia podían ser vectores para viralizar empatía y solidaridad, y asumir nuestra pertenencia al mundo.
Éramos todos parte de ese entramado, aunque cada uno lo vivía a su manera, transitando su propia historia y circunstancias, desde lo íntimo hasta lo épico.
Entonces, mientras releía las historias ya terminadas, comencé a escribir acerca de este inquietante escenario. Lo que vivía, escuchaba y percibía se fue infiltrando en el libro.
Tuve que abrir un espacio para alojar los reflejos de este nuevo momento que nos tocó vivir. Así nació el Intervalo, hijo natural de la pandemia y el confinamiento. Día a día, noche a noche, lo cotidiano se llenó de situaciones y emociones inesperadas. Y otra vez me pasaron cosas que no podía dejar de contar.
¡Bienvenidos a La Prodigiosa Trama!
Sonia Abadi