Читать книгу La prodigiosa trama - Sonia Abadi - Страница 6
ОглавлениеLa web y la memoria
¿aliadas o enemigas?
Cuando alguien necesita información o no se acuerda de algo, el primer reflejo es ir a googlearlo. Sin embargo, se ha instalado un mito, sin ningún fundamento científico, que sostiene que, con los nuevos medios, vamos a ir perdiendo cada vez más memoria.
Este polémico punto de vista no es nuevo. En su Diálogo Fedro, Platón le hace decir a Sócrates que la escritura es la mayor amenaza para la memoria: “La escritura no producirá sino el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; fiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu(...)”. “Porque cuando vean que pueden aprender muchas cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida”.
Del mismo modo que siglos atrás, así lo hacen los que hoy denuestan a la web en nombre de la preservación de la memoria. Y toman como ejemplo que ya no nos acordamos los números de teléfono de nuestra familia ni de amigos cercanos porque de todos modos están en el celular. Pero ¿cuánto importa acordarse de un número?
Es mucho más interesante recordar historias, palabras, conceptos, y esos no se pierden por el uso de la web, sino todo lo contrario.
Cuando no encuentro una palabra, quiero averiguar algo o necesito información, recurro a la web, y lo más maravilloso es que cuando lo encuentro ya está conectado con múltiples ideas y conocimientos.
Entonces, empiezo a curiosear y a descubrir temas que no imaginé, me voy por las ramas, navego la capilaridad de ese delta infinito de ríos, canales y arroyos.
Un día estoy leyendo una novela histórica y, en un momento, decido buscar la biografía del personaje original, saber más de su vida, cotejar si el libro relata los hechos tal cual ocurrieron. O el modo en que ese historiador imagina que ocurrieron.
Otro día es un film clásico que descubro por azar una noche de zapping. “¿Quién era ese grandote que siempre hace el papel de malo?”. Busco la película, miro el reparto, veo la foto. Alivio…, ya sé quién es, y además me acuerdo de tantas otras películas de esa época, a qué cine iba cuando vivía en Belgrano, con quiénes fuimos a verla. “Hace tiempo que no sé nada de Mariana y Jorge…”.
Eso que encuentro, genera en mí una nueva red de conexiones o bien reactiva circuitos que estaban dormidos. Así tendré más conocimientos, más conectados entre sí y más capacidad de recordarlos por asociación de ideas.
Las redes neuronales, las redes de ideas y las conexiones con otras mentes interesantes no se pierden, sino que se potencian, alimentando nuestra memoria. Y aquí, a diferencia de la preocupación de Platón, la interacción, los diálogos, los debates y la co-creación entre personas mantienen vivos los contenidos, expandiendo el pensamiento y la memoria.
Pero no son sólo ideas. Junto a ese entramado aparecen también emociones, recuerdos de experiencias y la evocación de vínculos perdidos hace tiempo.
Tampoco es sólo memoria, no es quedarse en los recuerdos. Con frecuencia lo que encuentro me impulsa a seguir buscando, a estudiar algo que abandoné hace años, a recuperar el interés por lo que siempre me gustó, a reencontrarme con quienes compartí parte de mi vida personal o profesional, a conectarme con personas interesantes.
La red tecnológica y la red viva se entraman como en una película de ciencia ficción. Nos llevan a navegar los espacios descubriendo nuevos mundos y nos trasladan también a través del tiempo, viajando tanto hacia el pasado como hacia el futuro, ampliando nuestra memoria y tejiéndola con nuevas experiencias.