Читать книгу Excursión al hombre violento - Timoteo Marquez - Страница 8
ОглавлениеLA UNIDAD HOMBRE-MUJER
Desde el origen de la vida humana el hombre aparece al lado de una mujer en una unidad fundacional y primordial para la continuidad de la vida en el planeta. El hombre no puede vivir aislado de la mujer; vivir en soledad no hace bien, por eso, ella es la única persona con quien puede complementarse para generar vida, es la parte más importante de la unión, es la mayor riqueza junto a él, es lo que da sentido a la vida. Es una persona fundamental en el acompañamiento, como esposa, como madre en la crianza de los hijos, como una gran maestra en la vida y una multiplicidad de roles que su formación como mujer es capaz de realizar. Desconocer a la mujer como parte en la vida del hombre y maltratarla es un error, que lleva al empobrecimiento. Ella representa la parte femenina del conjunto, es la otra mitad que produce la integración, sin la cual el nacimiento de la vida es imposible; la parte femenina que hace real a esa unidad de los dos géneros y produce las maravillas del crecimiento social. Siendo estructuralmente distinta al hombre, posee otras fortalezas que constituyen la base esencial de la existencia. También tiene la capacidad para desenvolverse en infinidad de tareas y ejecutar eficientemente distintos proyectos, tanto en el seno del hogar como afuera, además una apropiada capacidad para actuar en cualquier trabajo o actividad, ya sea en la parte técnica, en la ingeniería, en la medicina, en la investigación, en el deporte, en la dirigencia y múltiples dinámicas, demostradas a través de la historia. No tener en cuenta sus atributos, desconocer su inteligencia, negarle el espacio que merece, es perder la posibilidad de contar con una historia evolutiva, próspera, con una comunidad conviviente en búsqueda de desarrollo. Cuidar la armonía entre ambos, el buen entendimiento, la lealtad y el respeto es responsabilidad del hombre.
Dentro de la unidad cada parte ocupa diferentes roles y estos a su vez se alternan entre ellos. La complementariedad es una de las herramientas que se caracteriza de manera sobresaliente, que ayuda a potenciar y dinamizar el conjunto. Las discusiones y los diferentes puntos de vista son esenciales para el enriquecimiento; generan mayor ganancia si se realizan de manera pacífica, sincera y positiva. El hombre no tiene que destruir los vínculos que lo unen en la formación de su familia; diariamente tiene que reforzarlos a través del cariño, la comprensión, el respeto, la tolerancia; esta virtud la tiene que desarrollar extensamente. Cultivar los valores que hagan al engrandecimiento tanto espiritual como formativo de la pareja, como son la honestidad, la fidelidad, la verdad, la justicia, y por sobre todas las cosas la voluntad, son los pilares básicos. Construir una familia teniendo en claro estos valores va a ser el principio para lograr la armonía y un estándar de vida que los mantenga firmes en la unión.
No actuar de acuerdo a valores positivos conducirá a un error de difícil solución. Pretender el arreglo de los conflictos con violencia llevará a mas equivocaciones, se pasará al sendero más complicado que sin duda dará nacimiento a más desencuentros; abandonarán el camino de los principios básicos, lo que no resolverá las diferencias; se pueden llegar a producir grandes y profundas heridas que perdurarán de por vida, de las cuales no será fácil salir. Con la utilización de la violencia, el empobrecimiento comenzará a dejar sus huellas, la vulnerabilidad hará su aparición, pasando a vivir en una situación de rigidez tanto para el violento como para el resto del conjunto. La decadencia grupal no tendrá fin, aparecerán las enfermedades y se multiplicarán, le seguirán los problemas económicos, desaparecerán las oportunidades de edificar una familia con una base sólida y proyección futura. Las discusiones se transformarán en humillaciones de manera constante; para luego pasar a otros tipos de malos tratos, hasta culminar con la pérdida de vidas.
Cuando un individuo maltrata a la mujer, este acto tiene consecuencias muy dolorosas no solo para las personas que resultan ser víctimas directas, quienes sufren las humillaciones que las desestabilizan emocionalmente, sino también para todas aquellas otras que indirectamente tienen algún vínculo con el grupo. El hombre violento lleva esta actitud también a su ambiente laboral donde va dejando marcas que lo irán marginando; su trabajo no será demasiado productivo ni de calidad, lo mismo que la relación con sus compañeros. En definitiva las consecuencias son perjudiciales tanto para el individuo como para el resto de la familia no conviviente.