Читать книгу Las Páginas Perdidas - Ugo Nasi - Страница 7
ОглавлениеIntroducción
de Guido D’Agostino
¡Una maravilla! Las páginas perdidas conducen al lector a través de una zarabanda, un ir de aquí para allá, en el tiempo y en el espacio. Donde se entretejen el presente y el Medioevo, el pasado más cercano con el más lejano; la dulce campiña de la Toscana con Francia, Italia y Alemania. Sobre todo, se entremezclan, con ritmo frenético, situaciones y géneros literarios, actos de valentía, de resistencia extenuante con gestos de crueldad; y todo esto en medio de un torbellino que se desarrolla en torno al eterno deseo de la inmortalidad, o por lo menos de una vida que puede durar un milenio, cuyas “instrucciones de uso” están incluidas en el Manuscrito Voynich (de donde han sido sacados los folios que dan la clave para acceder a la fantástica, pero también peligrosa y demoníaca posibilidad de prolongar en el tiempo la existencia humana).
No debió resultar fácil para el autor seguir el hilo de su “galopante fantasía”, conjugar en un todo misterio, esoterismo, demonios y santos, vida de aquí y del Más Allá, afectos humanos, muy humanos, con ambiciones desleales, que traicionan la confianza, contactos con lo demoníaco y la experiencia del conocimiento de los más sofisticados artilugios de la tecnología informática. En definitiva, hacer convivir a Viola con Calandra, nazis y partisanos, anticuarios apasionados hasta el extremo y abogados y/o jueces empeñados en su difícil trabajo, iglesias y conventos con sus patios del Renacimiento. Una especie de juego, se podría decir, pero que se desarrolla continuamente al borde del abismo, ayudado por una escritura que, definir como incisiva y convincente es quedarse corto; seguramente, no representa con plenitud la habilidad del autor, audaz y valiente al inventar, haciendo plausible aquello que parece absurdo, imposible.
¿Qué puedo decir? Intentaré sugerir a los lectores que se dejen llevar, si es posible que lean el libro de principio a fin sin interrupciones, porque quizás de esta manera podrán conseguir entrar en la dimensión espacio temporal hasta el límite, de quedar sin aliento. A quien, al contrario, se sienta tan confuso como para desear un retorno seguro para sí mismo, le aconsejaría que leyese con atención las páginas del apéndice, en las que, de manera loable, el escritor explica muchas cosas, indica donde ha introducido la fantasía y donde, al contrario, se ha atenido a la Historia, a los documentos, a la impugnable existencia de un misterio, contenido en un manuscrito real, sobre el cual se han estrujado las meninges generaciones de estudiosos, intelectuales, historiadores, arqueólogos, curiosos y simples apasionados del tema.
En verdad debería haberlo dicho desde el principio: me dedico a la Historia y soy verdaderamente un excelente lector, pero no puedo definirme como un crítico, o mejor dicho, un experto en narrativa. De todas maneras, no creo que me haya equivocado o esté lejos de la verdad al juzgar esta obra como extraordinariamente apasionante y original. Por otra parte, son muchos los motivos por los que se relaciona con la memoria y con la Historia, abundantemente presentes en el libro, como por otra parte demuestran el mismo personaje central, De Fugger (no hace falta decirlo, antepasado de los célebres banqueros alemanes, promotores no desinteresados del emperador Carlos V) o también las muchas referencias a Federico II de Suabia, también emperador, pero en el siglo XIII y, como buen alemán, enamoradísimo de Italia.
Aquí hay, en definitiva, para todos los gustos, a condición de que el lector se deje atrapar y disfrute hasta el final, con todas sus particularidades, la extraordinaria aventura. De un buen libro se dice que es valioso por su ingenio o por lo atractivo de su trama, por la ambientación o el diseño de los personajes, por la calidad de su escritura y su capacidad de evocación al crear discrepancias o dictámenes favorables en quien lee. Las páginas perdidas son un reto bien estructurado y una apuesta, a fin de cuentas, ganada; y es por esto que me abstendré de desmenuzar la trama, justo por esto me abstengo de decir “como va a acabar la historia” Corresponde al lector hacer el recorrido de acercamiento y de empatía, si es verdad, como creo que es, que la obra, una vez escrita, no pertenece ya a su autor, sino a quien leyéndola, o admirándola, la hace suya, asumiéndola con el corazón y la mente.