Читать книгу Solo se lo diría a un extraño - Varios autores, Carlos Beristain - Страница 45

Cabeza de jabalí

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No sé si es la luz que entra por la cortina o las ganas que tengo de ir al baño o aquel malestar insoportable que solo deja la resaca. No sé, pero me despierto hecho mierda. Ella está a mi lado. Me da la espalda y no le veo la cara. Por lo poco que se ve, confirmo que está buena. ¿Será un trofeo más para colgar en la sala, como una cabeza de jabalí?

Mi vehemencia por el orden me expulsa de la cama. Me arrastra a la sala, a enfrentar el desastre. El olor a humo, ceniceros sucios, asquerosos, el vaho que todavía queda. El piso mojado con esa mezcla de hielo derretido y trago chorreado. Una casaca de personalidad indefinida. Un sostén.

Cada vaso tiene una historia. Cada pucho, un cuento. Yo no fumo, pero algo me dice que una aventura con cigarro es más interesante. Los objetos me hablan, y yo los escucho. Un vaso de plástico rojo, que huele a cubalibre con ceniza y floro, me dice:

—Yo estoy buscando a alguien con valores, ¿manyas?

—¡Anda, mentiroso! Te la quieres brincar y ya —pienso, mientras sigo recogiendo desperdicios malolientes.

Y ahora es el cenicero el que me dice que su dedicación a las artes (sí, dice “artes”, en plural) es cada vez más fuerte. Obvio, si no estudiaste nada y no consigues chamba, “las artes” son una excelente forma de no ser un loser, le recrimino.

Pero esas historias no son mías. La mía es la del chardonnay que, sin pretensión, en esa copa dejada a medias en la mesa, llegó con la amiga de una amiga. Es una uva de esas que uno no mira al principio, pero que cautivan poco a poco y son imposibles de olvidar. Siento el roble, firme, decidido, que le da personalidad. La tierra donde sentó sus raíces. Una combinación impecable. Fina, fuerte, interesante.

Sigo conversando con los despojos de una noche memorable cuando aparece ella, la chica chardonnay, la que estaba en mi cama dormida y que ahora está sin nada más que la camisa de chamba que tuve puesta ayer.

—¿Te ayudo? —se ofrece.

Ya hiciste más que suficiente, pienso mientras sonrío.

Ese jabalí se está pareciendo más a una gacela. ¿Será que se queda en la pared o la incluyo en las bolsas con los restos de la fiesta? Veremos si sigue igual de grácil al final del día.

Solo se lo diría a un extraño

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