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ACEPTACION DEL EXTRAÑO/A ELENA/O DE CÉSPEDES. EL SANTO OFICIO
ОглавлениеComo podemos ver el hecho de ser considerado como hombre-mujer en sus tiempos de soldado, sastre o “cirijano”, no trajo ninguna consecuencia adversa para ella/el. Por el contrario, parece que todos aceptaban tácitamente esta particularidad sin que fuera por ello molestada/o. Quizá podamos ver en esta circunstancia una tolerancia y aceptación que nos parece hasta moderna. Todo se echó a perder cuando Elena/Eleno insistió en contraer matrimonio canónico con María del Caño. Ello sí produjo escándalo al punto que el primero que la reconoció como posible mujer la delató y ello terminó con Elena/o, presa y enviada al Santo Oficio.
Las estancias oficiales no podían cerrar los ojos voluntariamente a un atropello a las normas vigentes. Otra cosa era hacerse el distraído ante un hecho que no tocaba a nadie ni iba de frente contra las normas comúnmente aceptadas. El pueblo común suele murmurar, pero no pasa de allí, distinto es el caso de las autoridades que se supone deben velar por la estricta observancia de la ley y el mantenimiento de lo que entonces se consideraba como buenas costumbres y normas morales inquebrantables. Cuando las instancias oficiales se mueven en cualquier dirección, detrás se mueve también una enorme maquinaria, la del estado, que puesto en marcha es imparable. Probablemente si María del Caño y "Eleno" de Céspedes hubiesen convivido sin hacer ostentación de vida maridable nada habría sucedido, el "pecado" era el escándalo de convivir, como matrimonio, dos mujeres.
Si de puertas afuera hubieran sido dos amigas que vivían en la misma casa, nada habría pasado. Pero ello tampoco era posible pues Elena ya había tomado la personalidad de Eleno y era "cirujano" y no "cirujana", y como tal zurujano se ganaba la vida; ahora, por más que se hubiese prendado de María del Caño, no podía dar marcha atrás y convivir con ella sin casarse. Quizás debían de haber sido más sagaces y entonces María podría haber pasado por sirvienta o ama de llaves en casa del cirujano, tal y como hacían algunos curas que tenían un ama que en realidad era su mujer. La gente hacía la vista gorda siempre que no se rompiesen abiertamente las reglas pues estas son el armazón de la sociedad, y se admite una tal ruptura como normal, la sociedad colapsa. Pero las cosas eran como eran, la situación había estallado por donde menos se lo esperaban.
Es probable que Céspedes tuviera algunas características de ambos sexos, y creemos que aun siendo mujer, ella prefería ser hombre, al extremo que llegó a creérselo ella misma. En una palabra, que llegó a ser un hombre atrapado en un cuerpo de mujer.