Читать книгу Mujeres que vistieron de hombre - Vicenta Marquez de la Plata - Страница 7
VESTIDA DE HOMBRE: MOZO DE LABRANZA Y SOLDADO.
ОглавлениеEn Sanlúcar residió un año y medio poco más o menos y llevada de su sed de cambio y aventura, una vez más mudó de ciudad y esta vez viajó a Jerez de la Frontera ...e hizo el mismo offiçio de calcetero y sastra y allí riñó con un rufian que se llamaba heredia y porque esta le tiro un puñal la prendieron y quando salio de la carcel por amenazas que le habia hecho el dicho heredia y otros rufianes sus compañeros … esta determino de andar en avito de ombre y dejo el de muger, que hasta alli siempre trujo... He aquí la historia, contada por Elena de Céspedes, de cómo empezó a vestirse de varón, andar en ávito e hombre si es que el pretexto es verdad.
Vestida ya como hombre, por temor a Heredia o por su curiosidad de siempre, abandonó Sanlúcar y se mudó a Arcos en donde se asentó de momento. Allí empezó a trabajar ya como varón pues ella dice que se ajustó, ni siquiera como calcetera o tejedora, como hasta entonces, si no como ...moço de labranza.
En 1587 ella confiesa ante la Inquisición, que por entonces se hacía llamar simplemente "Cespedes" sin decir ...ni Pedro ni Eleno ni Juan. Al parecer el amo con el que se ajustó como labrador le pagaba poco y Elena le abandonó al mes de estar con él ...porque le dava treynta yseys reales y pan sin otra cosa y por esto le dexe...
Si bien Elena parece haber sido inquieta no parece haber rehuido el trabajo pues siempre que cambia de lugar enseguida la hallamos trabajando en lo que sea. Aunque hubiese de cambiar de oficio tantas veces como fuese necesario, ella estaba pronta a buscarse la vida; así que después de haber abandonado al amo que le pagaba treynta y seys reales se puso a trabajar en casa de Francisco López, del cual nos dice que era muy vocinglero... y con él trabajó de pastor, pero esta vez duró menos que las otras veces, y permaneció sólo quince días en tal oficio, pero no por su gusto si no porque terminó con sus huesos en la cárcel. No queda nada claro el motivo de tal prisión, quizá se le perdió algún animal al mozo de labranza o pastor.
Estando en Arcos sucedió por casualidad que un tal Licenciado Venegas, natural de Alhama, habiendo oído que un vecino de Alhama estaba en la cárcel, tuvo curiosidad por saber quién era el tal; fuese a la cárcel y al verle reconoció a Elena de Céspedes, vecina de su villa, y así se lo dijo al Corregidor ...y la solto y asentó a esta con juan nuñez.
Juan Núñez era un clérigo, vecino de esa ciudad de Arcos y que ejercía como cura de la parroquia de Santa María. Al buscarle el trabajo con el sacerdote, el Corregidor le conminó a que vistiese de mujer y abandonase el traje de hombre con el que habitualmente venía vistiéndose. Debemos recordar que el vestirse con ropas no apropiadas a cada sexo, se consideraba algo más que una extravagancia: un delito. Elena de Céspedes recuerda bien como hubo de abandonar sus ropas masculinas: ...y porque el corregidor savia que esta hera muger la mando se pusiese en su abito y esta se puso un faldellin como muger.
Una vez más Elena permaneció unos seis o siete meses en su trabajo en casa del cura de Santa María ...y de allí se despidió esta por enojo que hubo con el dicho cura porque entonces se comenzaron a levantar los moriscos de granada2 (y) esta se determino de hir a la guerra... Lo que sucedía es que nuestra Elena no se hallaba a gusto como sirvienta en casa de un tranquilo cura de pueblo y su espíritu aventurero le hacía añorar la libertad de hir donde quisiere y vestir de hombre como era su elección. Además, sabemos que, compaginando su trabajo de sirvienta, Elena sedujo a la hermana del cura, (¿era esto el enojo que hubo con el dicho cura?) una mujer llamada Francisca o Franca Núñez, y quién sabe si por esa razón una huida era lo más práctico en ese momento. Como quiera que sea, vestida de varón podía aspirar a muchas más aventuras y desde luego disfrutaría de más libertad que vestida de doncella.
Podría disponer de sí misma sin tener que guardar la compostura que se esperaba de una mujer. Viajar a pie o a caballo, beber, jugar a los naipes, tratar de tú a tú a los hombres que hallase en su camino, preguntar, dormir en las posadas o al raso y no temer por si misma y el acoso de galanes indeseados. La quietud de una parroquia era un mundo demasiado estrecho. Inclusive la guerra se le antojaba mejor que la tranquilidad pausada de una feligresía de pueblo… para lo qual bolvio a dejar el avito de muger y se puso otra vez el avito de hombre llamándose llamandose siempre Cespedes y asento por soldado en la compañía de don Luis Ponce de León.
Con la dicha Compañía estuvo durante todo el tiempo que duró la campaña y al finalizarse esta volvió a Arcos con sus camaradas. Seguramente, aunque había vuelto a Arcos, nadie relacionaba al veterano Céspedes con la sirvienta Elena, así que como quiera que fuese, reconocida o no, abrió un taller de sastre en Arcos ...començo esta a hacer publicamente officio de sastre en avito de hombre…y se examino de sastre en Jerez de la frontera.
Ya tenemos a la habilidosa Elena con otro oficio: además de "calcetera" y tejedora, ahora se examinó de sastre para poder ejercer sin ser acusada de intrusismo pues los gremios velaban por el interés de sus asociados y no permitían que se ejerciese públicamente un oficio sin contar con la autorización pertinente tras un examen en forma. Otra cosa es que la gente practicase oficios a nivel casero, nadie podía evitar que alguna persona cosiese prendas a los vecinos o familiares, o que sin ningún conocimiento alguien sacase una muela a un abuelo, pero establecerse públicamente necesitaba un refrendo y ella nos dice que se examinó - y es de creer que aprobó - como sastre de profesión en Jerez de la Frontera. Es de suponer que por lo que pudiese pasar ella se examinó como mujer pues Elena relata que en el título que le expidieron ponía "sastra" y no "sastre"