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Carol

Hizo mucha diferencia en mi vida, nunca me sentí solo cuando estaba con ella, pero yo era joven. Carol era muy especial, aquellos ojos verdes y ese cabello rizado yo los adoraba. Fue la mejor cosa que pasó en aquella época. En el año 1994 recuerdo que fuimos juntos a la playa. Todavía no había mencionado nada sobre el amor y la pasión. Pienso que el amor existe una solo, pero me considero un hombre apasionado por la belleza y la esencia de las mujeres. Me encanta estar en buena compañía, pero eso hoy en día es difícil. Tener a alguien que valga la pena, que esté de tu lado y quién te valoriza ya es otro tema en cuestión.

Los padres de Carol no me aceptaban muy bien, pues yo era pobre, hijo de una empleada doméstica y entre todo eso no era un buen ejemplo para su hija. Yo me pensaba muy inferior a ella, una chica clase media, popular en la escuela y yo solo era uno más. Yo no sabía que nuestros caminos se cruzarían y mi vida sería cambiada por completo. A pesar de estar con chicos del mismo nivel social que yo, siempre tuve esa inseguridad por no saber si alguien me aceptaría como yo era, pero cuando podía observar siempre notaba que su mirada no era de felicidad, faltaba un brillo o era mi impresión. Y por un amigo en común la conocí, pero nunca tuve el valor de intentar hablar, al menos, con ella. Recuerdo que una tarde de lunes ella fue a educación física así que la encontré en un pasillo, y la saludé y ella dijo con una sonrisa ¡cómo estás! Nunca voy a olvidarme esa sonrisa. Mi corazón se aceleró más que cuando tenía que ir corriendo detrás de la pelota. Me preguntó a dónde yo iba, le respondí que a ver a Carla jugar vóley. Carla y yo éramos prácticamente como hermanos, aunque todos pensaban que éramos novios pero Carla estaba enamorada del idiota de mi hermano Thiago. Entonces ella dice vamos, mis padres vienen después, tengo tiempo de ver a Carlita. Recuerdo estar sentado a su lado y no podía sacar mis ojos de ella. Recuerdo su perfume hasta hoy. Fue entonces cuando ella dijo vas a estar ahí solo mirándome, no me vas a decir nada. Me congelé, no me salía nada y entonces ella me dijo sé que gustas de mí y no tienes valor de decírmelo porque mis amigos son de clase media-alta y sé también que tu mamá trabaja en el centro de la ciudad en un hotel. Eso a mí no me afecta. Tengo suerte, mi papá es abogado y mi mamá es profesora. Eso me enseñó que cuando las personas se gustan… deben estar juntas. En ese momento, ella tomó mi mano y sentí que iba a sufrir un infarto.

Me recuerdo en la clase de química y escuchar a las personas gritando. Carla entró corriendo a mi salón de clase y me dice ven. Salimos corriendo de la mano con Carla y ella me decía por favor, no pasa nada. Al llegar al patio vi el cuerpo de Carol en el piso, rodeada de estudiantes de la escuela. Embestida por un vehículo de un hombre que se dio a la fuga, todavía tengo en mi memoria grabada aquella escena, llamando sin parar a Carol y Carla que intentaba contenerme hasta que la ambulancia vino a llevarla al hospital, desesperadamente su padre y su madre saliendo, corriendo del auto…hoy tengo certeza que fueron los cinco kilómetros que más rápido había recorrido en mi vida.

Cuando llegué al hospital su padre y su madre estaba esperando alguna noticia de los médicos y yo me acurruqué en un banco de tres asientos donde se encontraban los padres de Carol. La madre de ella estaba desconsolada, eran las 11.35 am cuando pude ver la hora en la pared blanca de ese pasillo cuando el médico dice lo siento mucho, hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance, pero la perdimos. Los gritos de desesperación invadieron todo el hospital, se desmayó, los enfermeros la ayudaron y el padre decía quiero a mi hija de nuevo y dentro de mí yo me decía yo también la quiero de vuelta.

Estuve sin reacción, me recuerdo salir caminando en dirección al mar, estuve allí por horas. Llegué a casa con los ojos hinchados de llorar, tantas cosas pasaban por mi cabeza. Entré al cuarto y Thiago me dice que dónde andaba y que mamá estuvo preocupada por mí. No tuve reacción, no pude responder nada. En ese momento que Thiago hablaba conmigo, entró mi madre por la puerta principal. Recuerdo salir rápido, ir a abrazarla con lágrimas corriendo por mi cara. Y ella diciéndome hijo nunca te vi así. Luego mi hermano respondió de inmediato siempre fue un frágil, madre, es débil y llora por cualquier cosa. Pedí para ir a la habitación de mi madre, entonces pude contarle a ella lo que estaba pasando. Sinceramente esperaba otra reacción, pobrecita. Pobre familia, buen hijo, deme permiso para conocer a esas personas.

No sabía a quién recurrir. Un vacío tan grande, donde yo nada podía hacer para minimizar el dolor de la pérdida. Fue entonces cuando Carla fue hasta mi casa, vivíamos en el mismo barrio y me dice el cuerpo de ella va a llegar en cualquier momento, vamos. Recuerdo decir yo no soporto las ganas de llorar, tengo un odio tan grande por qué no me pasó a mí, yo no le haría falta a nadie, aquí en mi casa parezco un fantasma, siento que no existo. Tantas cosas malas me pasaron y cuando conozco la felicidad me la arrancan de mí. Mejor dicho, Carol fue arrancada de raíz y nuestra historia apenas había comenzado y este amor tan puro donde la vida tenía sentido, y ahora qué va a ser mi vida, solo en el mundo. Tú sabes que puedes contar conmigo siempre, dijo Carla.

No voy a dar detalles del funeral ni del entierro pero después la vida se tornó un error tras otro. Comencé a salir a hacer cosas equivocadas. Empecé a faltar a clase, no tenía ninguna motivación. Buscaba peleas innecesarias en la escuela, mi vida dio un giro, poco después fui perdiendo contacto con Carla, poco a poco me fui aislando en un mundo tan terrible de donde solo muy pocos pueden salir.

Cuatro vientos

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