Читать книгу Sexo en Egipto - Violeta Fijalkauskas - Страница 9

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Egipto, tierra de aceites e inciensos

Amo unos objetos grandes dorados donde ponen palitos de incienso. Tienen cajas y cajas de miles de sabores exóticos como manzana, canela, crema y vainilla. Me encantó en un hotel donde trabajé un día sentirlos en el ambiente, es muy sensual. Ese día también me llevaron a una tienda de perfumes y me dieron una lámpara de Aladdin mágica con una esencia. Mucho más rica y potente que las del freeshop. El señor que me lo dio de probar me lo puso en la mano y fue muy seductor. Me recordó a París, un día que yo me había puesto un vestido mostaza con flores verdes de Rapsodia con unas sandalias negras.

Mathieu, un francés que trabajaba ahí me dijo que estaba muy linda y me hizo un rodete a la manera francesa.

Después de eso tuve sexo con él una noche. Pero esa historia es para otro libro.

También hay unas lámparas doradas que se llaman Fanusse. Son del Ramadán.

Hay unos locales en las calles de arena donde los venden en hileras, con colores, pompones, bordeados de estrellas, puntos, símbolos de la vida y espirales. Algunos dibujos de lunas violetas y rosas. Son muy atractivos. Cada uno pone uno en su casa. Me regalaron uno mis amigos del taller. Tiene luces adentro.

Es de madera, con bordes con castillos árabes y en forma de rombo al final. Mi mamá tenía uno en casa. Era una lámpara de tela verde y violeta con espejos que colgaba en mi galería.

Es uno de mis objetos preferidos que me trajo a Egipto. Hubo algo de todo ese misticismo de las alfombras voladoras, las lámparas de Aladdin, los poemas de Rumi y las palabras de Deepak Chopra que me trajeron a este lugar. A esta energía y me ayudaron a sanar. A amarme. Yo sabía después de Barcelona que mi misión era viajar por el mundo pintando pero en el momento no me animé y volví a Buenos Aires. Ahora entiendo que tuve que volver para aprender a pintar.

Sexo en Egipto

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