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CAPÍTULO II

El desarrollo de las capacidades de velocidad de los atletas

En el desarrollo de la capacidades de velocidad, es necesario diferenciar la metodología aplicada a las capacidades locales (tiempo de reacción, tiempo de movimiento puntual, frecuencia del movimiento) de la metodología aplicada al perfeccionamiento del complejo de capacidades de velocidad (V.N. Platonov, M.M. Bulatova, 1992). Hay que tener siempre presente que las formas más elementales de manifestación de la rapidez únicamente crean premisas para una preparación con éxito de la velocidad, mientras que el desarrollo del complejo de capacidades debe constituir su sostenimiento básico.

Una vez tomada en cuenta dicha consideración, podemos dividir el trabajo para aumentar las cualidades de velocidad en los atletas en dos etapas interrelacionadas. La etapa de perfeccionamiento, diferenciado en cada una de las capacidades de velocidad (tiempo de reacción, tiempo de movimiento puntual, frecuencia de movimiento, etc.), y la etapa de perfeccionamiento integral de las capacidades de velocidad cuando tiene lugar la unión de las capacidades locales en cualquiera de los movimientos característicos para dicha forma de atletismo. No obstante, es bien cierto que pese a esta división y condicionamiento es permisible garantizar un enfoque analítico y sistemático a nivel único y relacionado con el perfeccionamiento de las capacidades de velocidad de los atletas.

Los procedimientos de preparación de velocidad consisten en diversos ejercicios que exigen del deportista reacciones rápidas, una velocidad intensa en la ejecución de todos los movimientos y una máxima frecuencia de movimientos. Estos ejercicios pueden poseer un carácter de preparación general, auxiliar o especial.

Para el desarrollo de las formas elementales de velocidad se emplean ejercicios gimnásticos y, sobre todo, juegos deportivos que pueden presentar un nivel de exigencia lo suficientemente elevado como para poner de manifiesto las cualidades de velocidad.

El objetivo principal de los ejercicios de preparación especial está orientado tanto hacia el desarrollo de los componentes particulares de las capacidades de velocidad, como a su complejo perfeccionamiento en cualquiera de sus acciones motoras. La forma de estos ejercicios responde a una estructura y manifestación específicas de las cualidades de velocidad en las actividades de competición de los atletas. Estos ejercicios están elaborados en base a actividades y métodos diversos característicos para cada tipo de modalidad atlética o para un grupo de modalidades que exigen un nivel elevado de cualidades de velocidad, como en el caso de las salidas, arranques, aceleraciones, carreras de tramos, etc.

Los ejercicios de competición son un medio eficaz para alcanzar el perfeccionamiento global de las capacidades de velocidad. El deportista en condiciones competitivas y con la preparación y motivación previas, consigue alcanzar aquellos índices de velocidad, durante la ejecución de cada uno de los componentes que forman la competición que, por regla general, son difíciles de demostrar en un proceso de entrenamiento basado en ejercicios de una duración menor y con la práctica de ejercicios de velocidad por separado.

No por ello deberemos suponer que en aquellas formas de manifestación de velocidad como, por ejemplo, el tiempo de cada movimiento o incluso el período de reacción, en el mejor de los casos, pueden verse perfeccionados con la realización de un movimiento con una sobrecarga mínima y con el máximo de velocidad permisible. El deportista, con una magnitud de sobrecarga ínfima, no consigue garantizar una aferenáa proprioceptiva intensiva que acompañe al movimiento no pudiendo activar la formación eficaz del programa del motor central. Si los ejercicios de velocidad se efectúan con la suficiente sobrecarga, entonces el impulso aferente intensivo contribuye a la puesta en marcha de una coordinación racional, a una rapidez de intervención de los músculos en el trabajo, a una coordinación de su funcionalidad durante la realización de los movimientos y a una incorporación rápida de las unidades motoras necesarias, es decir, ayuda a la elaboración de una coordinación intramuscular óptima (Y.V. Verjoshansky, 1988).

La magnitud de la carga aplicada al atleta en gran parte depende de la forma en que se manifiestan las aptitudes de velocidad. De esta forma, para el perfeccionamiento de la velocidad en un movimiento simple sin carga y, del mismo modo, para el aumento en la frecuencia de estos movimientos, resulta de mayor utilidad una carga que oscila entre un 15 y un 20% del nivel máximo de fuerza del deportista. Para el perfeccionamiento de la rapidez de la reacción motora, conforme a las condiciones específicas de los ejercicios de competición, es necesario cumplimentar un amplio margen de cargas que pueden extenderse entre un 10-15% hasta un 50-60% o más del nivel máximo de fuerza del deportista.

La eficacia en la preparación de la rapidez del atleta depende, en gran manera, de la intensidad de ejecución de los ejercicios y de las aptitudes de movilización del deportista. En concreto, el grado de movilización de las cualidades de velocidad, la habilidad del deportista para realizar los ejercicios de velocidad durante las clases de entrenamiento a un nivel límite o rozando el máximo, así como, la superación de sus mejores resultados en algunos ejercicios tanta veces como le sea posible, le sirven de estímulo básico para aumentar la preparación de la velocidad.

La manifestación de las cualidades de velocidad, durante la preparación de los deportistas, y en particular la de los de alta competición, depende en gran manera de la elección de aquellos medios y procedimientos metodológicos que garanticen un nivel óptimo en la estimulación de la actividad del sistema nervioso central y los órganos ejecutores.

Para aumentar la eficacia en la preparación de velocidad de los atletas, resulta de enorme importancia poseer diversas variantes, en cuanto a actividades motoras se refiere, para el cumplimiento de los ejercicios de competición y preparación general a cuenta de la alternancia de las condiciones normales, las de aligeramiento y las de dificultad.

El entrenamiento, bajo tales condiciones, perfecciona la coordinación intramuscular e intermuscular, aumenta la capacidad del deportista para llevar a cabo sus posibilidades de fuerza-velocidad en el curso de las actividades competitivas y ejerce una influencia positiva en la formación de la técnica móvil durante la realización del movimiento.

La adecuada motivación psíquica, creada bajo un ambiente emocional específico, garantiza al deportista una total realización de su potencial funcional durante la realización del trabajo de preparación y competición. Esto se asegura por medio de diversas vías, por ejemplo, a través de la creación de un ambiente de competición, organizando entrenamientos con los deportistas de preparación similar, o utilizando ejercicios muy variables, o pose yendo información constante acerca de los resultados de los deportistas durante la realización de sus ejercicios, etc. La hábil combinación de estos factores permite aumentar en un 5-10% el nivel de manifestación de las aptitudes de velocidad del atleta, ejerciendo de tal modo una gran influencia positiva en la eficacia del proceso de entrenamiento.

La previa estimulación neuromuscular también constituye una actividad metodológica de gran importancia en la capacidad de trabajo de los deportistas. Este procedimiento puede realizarse con la ayuda preliminar del alargamiento forzado de los músculos con su ulterior contracción, o bien, mediante la utilización de aparatos con peso aumentado. También es posible un número mayor de variantes. El procedimiento para una estimulación inicial puede poseer, bien un carácter selectivo (como por ejemplo, tan sólo pedagógico o físico) o bien complejo, utilizando diversos procedimientos para una sola estimulación. Pueden planificarse mediante un complejo de ejercicios de velocidad o incluirse esporádicamente entre los ejercicios de velocidad.

Otra variante, no por ello de menores perspectivas, es la relacionada con el aumento en la manifestación de la velocidad de movimiento del atleta bajo la influencia del cumplimiento previo de ejercicios afines con una carga añadida. Por ejemplo, antes de realizar los ejercicios de esprínter, se trabaja durante de 15-20 segundos, en los aparatos de fuerza que permiten imitar los movimientos de velocidad. En este caso, el deportista logra obtener mejores manifestaciones de velocidad con ejercicios básicos que sin la aplicación de ejercicios previos con un aumento de la carga de fuerza.

Uno de los métodos para aumentar la eficacia de la preparación de la velocidad del atleta consiste en incluir, en el proceso de entrenamiento, microciclos de carácter veloásta. Para ello, es indispensable mencionar, en particular en el entrenamiento de atletas de alto nivel, que el mayor volumen e intensidad de trabajo característicos para el actual proceso de entrenamiento condicionan al deportista a realizar un programa de ejercicios y microciclos en condiciones de constante y progresiva fatiga que, en grado significativo, modera la manifestación de las cualidades de velocista en los ejercicios de velocidad. La introducción, en el proceso de entrenamiento, de los microciclos orientados hacia un aumento de la velocidad permiten, de modo significativo, eliminar la mencionada contradicción. Pero el efecto del entrenamiento de estos microciclos será elevado sólo cuando sean planeados después de los microciclos de recuperación, permitiendo al deportista alcanzar una mejor manifestación de las aptitudes de trabajo en los ejercicios particulares.

Entre los procedimientos pedagógicos más eficaces para la estimulación de las cualidades de velocidad de los atletas remarcamos la ejecución, por parte del atleta, de ejercicios de corta duración al final de la clase de carácter aeróbico con un trabajo de gran volumen, pero de intensidad moderada. En este caso, el deportista, muy a menudo, consigue dar pruebas inmediatas de sus cualidades de velocidad a un nivel que, al principio de los ejercicios de entrenamiento, le era inalcanzable. Esto está asegurado ante todo por la influencia positiva de la ejecución durante bastante tiempo del trabajo a una intensidad relativamente baja dirigida a mejorar la coordinación inter e intramuscular, ajustando, de este modo, una óptima relación recíproca entre las funciones motor y vegetativa.

También son de gran eficacia ciertos métodos y procedimientos técnicos utilizados en la estimulación de las cualidades de rapidez de los atletas. Como ejemplo, podríamos mencionar la utilización de mecanismos especiales de lastre que permiten al deportista aumentar la velocidad con un 5-20% de superación respecto a la obtenida bajo condiciones habituales. Con ello, el deportista realiza un movimiento con la máxima intensidad, en concordancia con las nuevas marcas, pero con un nivel más elevado de velocidad.

En la manifestación de las cualidades de velocista del atleta, contribuye una motivación psíquica adecuada llevada a cabo antes del entrenamiento, utilizando métodos de competición y de juegos durante la realización de diversos ejercicios creados bajo un microclima de competición.

Más adelante se exponen las exigencias básicas de los diversos componentes de carga (el carácter y la duración de los ejercicios, intensidad del trabajo durante su realización, duración y carácter del descanso entre los ejercicios, cantidad de repeticiones, etc.) que hay que tener en cuenta durante el proceso de preparación de velocidad de los atletas.

Es sabido que para el aumento de las posibilidades de velocidad de los deportistas se aplican diferentes ejercicios de preparación general, especial y ejercicios de competición. Por ello, cuanto mayor sea el nivel del deportista, más deberán utilizarse ejercicios de competición y de preparación especial que garanticen un perfeccionamiento global de las cualidades de velocidad con arreglo a la realización de diversos métodos y procedimientos que constituyen el contenido de su actividad competitiva.

Una de las exigencias básicas para los ejercicios de velocidad es conseguir que los deportistas sean capaces de asimilarlos. Cumpliendo esta condición, el deportista será capaz de concentrar su atención y capacidades volutivas en la velocidad de ejecución de los ejercicios, en vez de en la técnica.

La duración de los ejercicios en el proceso de preparación de velocidad del atleta se determina por su carácter y por su indispensabilidad de garantizar un nivel elevado de aptitudes de velocidad en la ejecución de dichos ejercicios.

Para el perfeccionamiento de unos u otros componentes de las aptitudes de velocidad (por ejemplo, el tiempo de reacción, de velocidad de cada movimiento) se efectuarán ejercicios especiales, muy breves, de duración de menos de 1 segundo, y en caso de diversas repeticiones de los ejercicios, no se sobrepasarán los 5-10 segundos. Los ejercicios breves (hasta 5-10 seg) sirven para perfeccionar las habilidades de velocidad durante la ejecución de algunos métodos pertenecientes a las modalidades de fuerza-velocidad y de coordinación compleja de atletismo. Durante el trabajo para aumentar el nivel absoluto de velocidad en distancias de tipo cíclico (carreras, marcha atlética) la continuación con ejercicios concretos puede oscilar entre intervalos más amplios de 5-6 segundos hasta intervalos de 1 minuto o más.

Para la planificación del trabajo intensivo o de la de velocidad en tramos y distancias, es indispensable partir de la idea que el trabajo de entrenamiento debe influir en el organismo del atleta de tal modo que estimule unos cambios de adaptación que residen en una peculiar manifestación de las cualidades que en su totalidad determinan el nivel de sus posibilidades de velocidad. A todo ello contribuye, en mayor medida, la alta, incluso, hasta máxima, intensidad de los ejercicios.

El atleta, durante la realización de los ejercicios de velocidad, como ya habíamos mencionado anteriormente, debe hacer todo lo posible para garantizar un nivel de manifestación de velocidad a cuenta de la movilización máxima de sus fuerzas, conforme a sus aptitudes morfológicas de velocidad y amplitud de movimientos.

No obstante, la preparación de velocidad de los atletas no puede solamente limitarse a ejercicios que giren entorno a una velocidad límite o próxima al límite; el perfeccionamiento de los diversos tipos de aptitudes de velocidad debe complementarse con ejercicios de intensidad menor. De este modo, para el perfeccionamiento de la velocidad, ejecutando un solo movimiento, es oportuno utilizar ritmos variados empezando por un ritmo moderado, con un 30 o 40% de las posibilidades máximas del deportista en cuestión, y prosiguiendo con un 85-95% de las posibilidades máximas hasta llegar al límite. Al finalizar cada movimiento es indispensable relajar los músculos.

Durante el perfeccionamiento de la frecuencia de movimiento, los ejercicios deben realizarse a un ritmo de moderado a máximo.

Para el perfeccionamiento de la velocidad de reacción, es necesario realizar un movimiento con la mayor velocidad posible y; la atención del deportista debe concentrarse al máximo al llevar a cabo los elementos iniciales de movimiento como respuesta a la señal recibida. Como señal suelen utilizarse diversos tipos de detonantes que pueden ser sonoros, táctiles o luminosos y a los que se les variará constantemente el orden, la señal y el ritmo de modo alternativo.

La gran variedad de ejercicios aplicados, condiciones de su ejecución, intensidad de trabajo (sin olvidar en la preparación un volumen de medios que necesitan la movilización máxima de las cualidades de velocidad) representa uno de los requisitos indispensables para el aumento sistemático del nivel de posibilidades de velocidad de los atletas y para la aparición preventiva de “la barrera de velocidad” que se afirma como un estereotipo riguroso que delimita las ulteriores posibilidades de aumento de la cualidad de velocidad del deportista.

Durante el desarrollo de la cualidad de velocidad del atleta, la duración de las pausas debe plantearse necesariamente de tal forma que al principio del ejercicio habitual se aumente la excitación del sistema nervioso central del deportista y que los cambios físico-químicos del organismo del deportista estén ya, en la medida de lo posible, neutralizados. Si las pausas son más cortas, entonces en el organismo se produce una rápida, pero relativa, acumulación de elementos de desintegración que conduce a la disminución de las aptitudes para el trabajo del atleta en los ejercicios habituales. La posterior continuación del trabajo, bajo estas condiciones, será, básicamente, aumentar el rendimiento anaeróbico (glucolítico) más que perfeccionar las posibilidades de velocidad.

En el proceso de preparación de la velocidad del atleta, el intervalo entre pausas aumenta considerablemente. Su duración depende de la coordinación de la dificultad de los ejercicios, del volumen de los músculos que participan en el trabajo durante la realización de un ejercicio en concreto, de la continuación de los ejercicios y de la intensidad del trabajo durante su realización.

Entre los ejercicios más difíciles, en cuanto a coordinación se refiere, y que están relacionados con una alta carga en el sistema nervioso central, las pausas deben ser más continuadas que entre los ejercicios más simples y de fácil asimilación por los deportistas. Entre los ejercicios de velocidad de carácter local, que invierten en el trabajo menos del 30% de la masa muscular del deportista, las pausas deben ser más cortas que entre los ejercicios de carácter parcial que invierten en el trabajo hasta el 60% de la masa muscular, o que entre los de carácter global, con la participación en el trabajo de más de un 60% de la masa muscular.

Las pausas, en los ejercicios locales de corta duración -menos de 1 segundo-pueden ser de unos pocos segundos.

Los ejercicios de velocidad prolongada como, por ejemplo, las carreras de 100 y 200 m, y que incorporan al trabajo un mayor volumen muscular, pueden exigir un descanso de larga duración, de 2 a 3 minutos llegando incluso a 8-10 minutos o más.

Durante los ejercicios de un mismo tipo, la disminución de la velocidad durante su realización está en conexión con una aminoración del descanso. Esta dependencia no supone un carácter lineal ya que incluso una menor disminución de la velocidad permite reducir considerablemente las pausas entre los ejercicios.

La realización periódica de ejercicios de 5 a 30 segundos con largos intervalos de descanso de hasta 10-20 minutos, favorece el aumento de nivel de la velocidad de los deportistas. La particularidad que diferencia estos ejercicios de otros, radica en el hecho que durante su ejecución el deportista tiene la misión de obtener récords que muestren sus índices de velocidad.

Durante los descansos entre dichos ejercicios, está planificado un tratamiento tonificante y reconstituyente que estará compuesto por masajes, baños, ejercicios de relajación y estiramientos, preparación psíquica y otros. El objetivo de todos estos tratamientos consiste en proveer unas condiciones óptimas para que el deportista realice los ejercicios al límite de sus posibilidades de velocidad.

En la tabla I se nos muestra la duración más idónea de las pausas entre los ejercicios de velocidad durante el desarrollo de las aptitudes de velocidad de los atletas, dependiendo del volumen de los músculos incorporados al trabajo durante la realización de cada ejercicio y la intensidad del trabajo expresada en tanto por ciento de los índices máximos de velocidad. Con ello, hemos de tomar en consideración que la realización frecuente, por parte de los deportistas, de ejercicios de velocidad con una elevada intensidad, incluso con sus correspondientes pausas, provoca una acumulación de cambios físico-químicos, así como una disminución en el nivel de preparación psicológica ante la ejecución de un trabajo de gran intensidad.

El aumento del volumen de trabajo bajo condiciones óptimas para el desarrollo de las posibilidades de velocidad permite una realización de los ejercicios en serie. La cantidad de ejercicios, tanto los incluidos en cada serie como los generales, depende de la duración de los mismos, de su intensidad y del volumen de los músculos que intervienen en el trabajo.

Por ejemplo, en una serie podemos encontrarnos hasta con 10-15 ejercicios breves de carácter local. Cuando ya se han realizado los suficientes ejercicios de carácter global y parcial, entonces la cantidad en la serie puede decrecer hasta 3-4 o 2-3.

La duración de las pausas entre series también depende del carácter de los ejercicios, de su duración, de la cantidad de ejercicios en cada serie y de la intensidad del trabajo. En función de dichos componentes, la duración puede oscilar entre los 2 y los ó minutos.


El entrenador, al realizar la planificación del programa de los ejercicios, encaminados hacia un aumento de la velocidad, debe también tener en cuenta, guiándose por los datos citados en la tabla, que estas recomendaciones están pensadas para los deportistas de alto nivel.

La elección del tipo de ejercicio, sea local, parcial o global, que será utilizado para el programa de velocidad, es de gran importancia y por ello deberemos escoger el adecuado para cada caso. Por ejemplo, para las diversas acciones motoras que no incorporan en el trabajo una importante masa muscular, son más convenientes los ejercicios de carácter local. Para las carreras de fondo, que exigen un volumen muscular medio, son más adecuados los ejercicios de carácter parcial. Y como ejemplo de los ejercicios de carácter global, podemos mencionar el lanzamiento de martillo o la carrera de velocista.

EJERCICIOS PARA EL DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES DE VELOCIDAD

En este apartado, se exponen los ejercicios que contribuyen al perfeccionamiento de las aptitudes de velocidad de los atletas.

Existe una enorme cantidad de acciones motoras cuyo resultado está condicionado por el nivel de desarrollo de las cualidades de velocidad del deportista. Queremos recordar que la manifestación de las cualidades de velocidad depende no tan sólo de las posibilidades de los sistemas muscular y nervioso, sino también de la eficacia de la técnica de las acciones motoras. En consecuencia, la metodología del desarrollo de las cualidades de velocidad prevé la máxima diversificación de ejercicios y la correspondencia de las acciones motoras, bajo una estructura dinámica y cinemática, con las exigencias de una competición eficaz (V.N.Platonov, 1980).

Más abajo, señalamos los ejercicios más eficaces utilizados por los atletas para el perfeccionamiento de las cualidades de velocidad.

Para los ejercicios propuestos con el fin de llevar a cabo un trabajo intenso, se han utilizado los índices que tradicionalmente se aplican en la preparación de los deportistas especializados en diversas modalidades atléticas. Por ejemplo, en las modalidades cíclicas, la intensidad de trabajo se valora en función de la rapidez de superación de los tramos de distancia (en tanto por ciento máximo) o por el volumen energético (límites de suministro energético) de trabajo que corresponde a dicha intensidad. El 1er límite es el de mayor potencial anaeróbico; el 2º está situado cerca de la potencia anaeróbica máxima y el 3º, en la potencia anaeróbica submáxima. La duración de las pausas viene determinada por el tiempo que garantice un restablecimiento suficiente de las aptitudes de trabajo del deportista o bien, según los índices que indiquen una frecuencia de las contracciones del corazón correspondientes al restablecimiento de las aptitudes de trabajo hasta un nivel lo suficientemente elevado.

DISCIPLINAS DE CARRERA EN EL ATLETISMO

1.Carrera con salida baja: 2 x 20 + 2 x 30 + 2 x 50 + 2 x 30 + 2 x 20 m. Intensidad: 96-100%. Descanso: hasta 115-110 pulsaciones por minuto.

2.Carrera con salida: 4 x 20 + 3 x 50 + 4 x 20 m. Intensidad: 96-100%. Descanso: hasta el restablecimiento las pulsaciones hasta 110-115 por min.

3.Carrera con salida baja: 2 x 20 + 2 x 30 + 2 x 60 + 2 x 30 + 2 x 20 m.

4.Carrera con salida baja: 20 + 30 + 60 + 30 + 20 m x 2 series. Intensidad: 96-100%. Descanso: hasta el restablecimiento de las pulsaciones hasta 115-110 pulsaciones por minuto; el descanso entre series es de 10-12 min.

5.Carrera con salida baja: 2 x 60 + 80 + 2 x 60 m. Intensidad: 96-100%. Descanso: hasta el restablecimiento de las pulsaciones hasta 110-115 por minuto.

6.Carrera con salida baja: 2 x 20 + 2 x 60 + 2 x 20 m. Carrera en marcha: 20 + 60 + 20. Intensidad: 96-100%. Descanso: hasta el restablecimiento de las pulsaciones hasta 110-115 por minuto.

7.Carrera con salida baja: 3 x 50 m. Carrera en marcha: 3 x 50 m. Intensidad: 100%. Descanso: hasta el restablecimiento de las pulsaciones hasta 115-110 por minuto.

8.Carrera con salida baja: 20 + 30 + 50 m. Carrera por una pendiente (ángulo 2-3°) 20 + 30 + 50 m. Carrera con marcha por una pendiente: 3 x 20 m. Intensidad: 100%. Descanso: hasta restablecimiento de las pulsaciones en 110-115 por minuto; descanso entre series 10-12 min.

9.Carrera con salida baja con ayuda de aparato lastrado: 2 x 10 + 2 x 20 + 2x50m + 2x20 + 2xl0. Carrera con marcha: 3 x 20 m. Intensidad: 100%. Descanso: hasta el restablecimiento de las pulsaciones en 110-115 por minuto.

10.Carrera con marcha: 2 x 20 + 2 x 60 + 2 x 20 m. Intensidad: 100%. Descanso: hasta restablecimiento de las pulsaciones hasta 115-110 por minuto.

11.Carrera con salida baja: 2 x 20 + 2 x 30 + 2 x 20 m. Entrega del testigo del relevo 3 x 50 m. Intensidad: 100%. Descanso: hasta el restablecimiento de las pulsaciones hasta 110-115 por minuto; descanso entre series 10-12 min.

12.Carrera con salida lanzada: 20 + 50 + 20 m. Entrega del testigo del relevo 4 x 50 m. Intensidad: 96-100%. Descanso: hasta el restablecimiento de las pulsaciones hasta 110-115 por minuto; descanso entre series 10-12 min.

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