Читать книгу Hermandad Hirámica: La Profecía Del Templo De Ezequiel - William Hanna, William Hanna - Страница 4
1 Martes, 1 de Diciembre La Pequeña Venecia, Londres, Inglaterra
ОглавлениеEl periodista y documentalista Conrad Banner era un madrugador habitual que – dado que Freya Nielson se había mudado a vivir con él – siempre se tomaba un tiempo antes de levantarse para pensar en lo afortunado que era, mientras se maravillaba de la serenidad de su rostro angelical – una serenidad que, sin duda, se disiparía cuando al despertar para enfrentarse al desafío y, a veces, a las realidades menos agradables de ser un reportero gráfico independiente que registraba “la inhumanidad del hombre hacia el hombre”. Conrad salió de la cama en silencio para no despertarla, se deslizó adentro de su bata, y bajó las escaleras donde en la cocina, encendió la máquina de café expreso para su primera dosis de cafeína del día. Minutos después, estaba sentado en su escritorio con el portátil abierto revisando su bandeja de entrada. Entre unas 15 notificaciones, hubo un par de Adam Peltz y Sami Hadawi en Jerusalén. Peltz era un judío involucrado con una organización israelí de arqueólogos y activistas comunitarios preocupados por el uso de la arqueología por parte de Israel para facilitar los objetivos políticos a través de varias organizaciones, de las cuales la más destacada era la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA). Sami era un cristiano palestino que, a pesar de no tener licencia para ello, era un guía turístico bien informado, con una sonrisa pícara pero espontánea, entrañable y desafiantemente irreprimible, a pesar de las humillantes y peligrosas dificultades de la vida bajo una ocupación opresiva. Sin embargo, de principal importancia para Conrad era un correo electrónico de su padre Mark en Beirut, a quien le había pedido consejos e ideas generales para un título en relación al documental que Conrad planeaba hacer sobre Jerusalén y el conflicto actual en Haram al-Sharif/Monte del Templo.
Querido Conrad,
Como siempre, me alegra saber que ambos se mantienen bien. Freya es una joven adorable y muy especial, que merece todo lo que tienes para darle y mucho más. También me complace saber que desde tu regreso de Jerusalén, has resuelto hacer un documental sobre la tragedia de Palestina y me ha halagado que me hayas pedido consejos y sugerencias para un título. Según lo solicitado, he pensado un poco en el asunto, y en vista del hecho de que el concepto de “Tierra Prometida” es un principio central del sionismo que se combina con el anhelo judaico de construir un “Tercer Templo” en el Monte del Templo – recopilaré toda la información que tengo sobre la Hermandad Hirámica del Tercer Templo y te la enviaré esta semana. No puedo pensar en nada más apropiado que un título con una connotación bíblica como La Tierra Prometida y la Profecía del Templo de Ezequiel.
“Y yo las sacaré de las naciones, y las juntaré de los países; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, en las riberas, y en todos los lugares habitados del país”.
Ezequiel 34:13 (escrito entre 593 - 571 AEC)
Como ateo, nunca he dado ningún crédito a la Biblia con sus profetas que, en general, fueron presentados como personas que recibieron revelaciones de Dios mismo, que posteriormente escribieron para la posteridad. Tales pasajes proféticos que supuestamente vaticinaron o predijeron lo que vendría, fueron intercalados a lo largo de la Biblia, siendo los más citados los de Ezequiel, Daniel, Mateo 24/25 y Apocalipsis. Mientras que algunas profecías bíblicas estaban condicionadas por las condiciones asumidas implícitamente o expresadas explícitamente, otras fueron representadas de diversas maneras como declaraciones directas de Dios, o expresadas como las percepciones privilegiadas, aunque deliberadamente portentosas, de sus supuestos autores, a quienes se les atribuyó poderes proféticos inexplicables.
Quienes creen en la profecía bíblica se involucran en la exégesis, la explicación crítica o interpretación de un texto, y en la hermenéutica, la teoría de la interpretación de textos de las escrituras que ellos creen que contienen descripciones de política global, desastres naturales, el surgimiento de Israel como nación, la venida de un Mesías, un reino mesiánico, y el Apocalipsis.
Así que mientras trabajas en tu película, y con eso en mente, deberás demostrar claramente el lado negativo de la profecía bíblica, que a menudo ha sido secuestrada y explotada por religiones fraudulentas e ideologías cuestionables como una justificación para acciones y políticas que, si son examinadas de manera imparcial por una corte o tribunal penal internacional se considerarían como una violación de los Convenios de Ginebra – que constan de cuatro tratados y tres protocolos adicionales – y equivalen a crímenes contra la humanidad.
Una de las explotaciones fraudulentas más exitosas de la profecía bíblica fue y sigue siendo perpetrada actualmente por la tan aclamada “única democracia en el Medio Oriente”, que como un estado judío sionista de Apartheid cita narraciones bíblicas para justificar su arrogante desprecio impune hacia todos los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y por su limpieza étnica del pueblo palestino que, por cierto, se define como un crimen contra la humanidad según los estatutos de la Corte Penal Internacional (CPI) y el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY).
La limpieza étnica de Israel ha involucrado la eliminación forzosa sistemática de palestinos autóctonos cristianos y musulmanes de Palestina con una fuerza militar abrumadora para hacerla étnicamente homogénea. Dicha limpieza ha incluido la eliminación de evidencia física y cultural en Palestina a través de la destrucción de hogares, centros sociales, granjas e infraestructura; y la profanación de monumentos, cementerios y lugares de culto palestinos.
Tu película debe argumentar que las narraciones bíblicas inventadas por sí solas son insuficientes para justificar la colonización brutal y la limpieza étnica de un territorio supuestamente prometido a los judíos por el mismo Dios. También debería ser evidente que la perpetración de crímenes contra la humanidad en Palestina está siendo asistida por grupos de cabildeo judíos altamente organizados y financiados en abundancia; por la imperdonable representación de los principales medios de comunicación de los brutales colonizadores judíos como víctimas; por una satanización inconcebible de la población indígena; y por la implacable supresión de la libertad de expresión a través de la explotación del “antisemitismo” y el “Holocausto” para silenciar y criminalizar las críticas hacia Israel en todo el mundo.
La extensión de la nazificación de nuestras libertades por parte del sionismo se ilustró recientemente con el interrogatorio a un alumno que llevaba una insignia y pulseras de “Palestina Libre” en la escuela por parte de la policía británica antiterrorista. En lugar de alentar a sus alumnos a aprender y apoyar los derechos humanos, los maestros denunciaron al niño a la policía por lo que solamente puede describirse como su compromiso con la Declaración Universal de los Derechos Humanos que comienza afirmando categóricamente que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Están dotados de razón y conciencia y deben actuar unos con otros en un espíritu de hermandad”. Pero apoyar tales sentimientos en lo que concierne a los palestinos, ahora parece ser un delito en Gran Bretaña. La acción de los maestros en este caso recordaba a la Alemania nazi cuando los roles se invirtieron con el Movimiento de las Juventudes Hitlerianas, que preparaba a los escolares para informar sobre cualquier conversación o acción “subversiva” que llevaren a cabo sus maestros, amigos, vecinos e incluso sus propios padres. En Gran Bretaña, la existencia de una Policía del Pensamiento sionista es ahora una realidad y su supresión de la libertad de expresión está matando lo poco que queda de la democracia británica.
La onerosa tarea que has emprendido está plagada de muchos peligros que no deben subestimarse, por lo que tú y Freya deben tomar todas las precauciones necesarias para garantizar su seguridad. No me corresponde a mí cuestionar tu decisión de permitir que Freya te acompañe, pero es una decisión que tal vez debas reconsiderar. Recuerda también que ya has sido estigmatizado como enemigo de Israel en virtud de tu apellido y tu vinculación con mis artículos de periódicos y libros supuestamente “antisemitas”. Al simplemente plantear la cuestión de la criminalidad de Israel, automáticamente se te acusará de antisemitismo y de querer hacerle a los judíos, lo que los judíos israelíes han hecho con alegre chutzpah, y que siguen le haciendo al pueblo palestino con impunidad.
Finalmente, no debes rendir tus principios como la mayoría de las “prensitutas” petrificadas de los medios de comunicación, ni debes desanimarte, porque como periodista eres responsable tanto de tu propia conciencia como de la del resto de la humanidad, cuyas libertades se están reduciendo de manera gradual, pero segura. Como una vez observó Christopher Dodd, el cabildero, abogado y político estadounidense: “Cuando el derecho del público a saber se ve amenazado, y cuando los derechos a la libre expresión y la libre prensa están en riesgo, todas las demás libertades que atesoramos están en peligro”.
Amor y mis mejores deseos, Mark.
La Casa Blanca, Washington, D.C.
“Arrogante bola de fango”, dijo el presidente con enojo en su escritorio del Despacho Oval cuando golpeó el auricular del teléfono en su receptáculo, “ese tipo es un lunático certificable”, dijo refiriéndose al Primer Ministro israelí.
El Jefe de Estado Mayor – quien acababa de presenciar la desaprobación expresada por el Presidente sobre el hecho de que durante el mes pasado las fuerzas israelíes mataron a 142 palestinos e hirieron a otros 15.620 – era comprensivo, pero no estaba muy impresionado. Lo había escuchado y visto todo antes, y sabía muy bien que cuando el Primer Ministro israelí llegara a Washington, ambos líderes ocultarían cuidadosamente su mutua enemistad al estar frente a las cámaras con el Presidente hablando mal de todo lo obligatorio y reafirmando todo lo que suene a favor de Israel en relación a los “requisitos” de seguridad del Estado judío y su derecho a hacer lo que sea necesario para “defenderse”.
El Jefe de Estado Mayor se había reconciliado desde hacía mucho tiempo con el apoyo incondicional de los Estados Unidos a la agresión israelí, a pesar del hecho de que la resistencia de los palestinos hacia ella – ejemplificada en su mayoría por jóvenes y niños que lanzan piedras y que, por una frágil evidencia, podían ser encarcelados por hasta 20 años de prisión por su desafío simbólico – era una reacción justificada a una ocupación opresiva, brutal e ilegal. Tal genialidad tan bien ensayada entre ambos líderes sería seguida por reuniones donde cientos de millones de dólares de ayuda adicional serían prometidos a Israel como una muestra del amor incondicional por parte de los Estados Unidos y la lealtad a un estado de Apartheid criminal de guerra. Hasta donde el Jefe de Estado Mayor pudo descifrar, siempre fue más conveniente para el gobierno de los Estados Unidos pagarles a los asaltantes chantajistas israelíes con la esperanza de que dejaran de recitar su aburrido mantra sobre el Holocausto, y se fueran. Como fue observado en The Jerusalem Post por Reuven Ben-Shalom – quien sirvió durante 25 años en la Fuerza de Defensa de Israel como piloto de helicóptero; en varios cargos de relaciones internacionales, incluso como el Director de Cooperación Militar israelí-estadounidense; y como director del Programa Internacional de Becas en el Colegio de Defensa Nacional de Israel: “Nos dejamos llevar tanto por presentar nuestro caso que escucharnos a veces es agotador, deprimente, aburrido y molesto”.
Durante la visita, el líder israelí sin duda también recogería un montón de cheques por grandes cantidades de la fraternidad de delincuentes financieros de Wall Street y miembros multimillonarios judíos pertenecientes al uno por ciento de la población del mundo que posee grandes riquezas; ante los que se vería postrado por un Congreso Bicameral compuesto principalmente por trabajadores totalmente controlados por el Comité de Asuntos Públicos de Israel de los Estados Unidos (AIPAC); y recibiría elogios de las prostitutas mediáticas que cumpliesen los requisitos – especialmente en el New York Times – para el aplauso de un público de ciudadanos norteamericanos con cerebros lavados y el ciegos. El libro Mil Novecientos Ochenta y Cuatro de George Orwell, con su retrato de guerra perpetua, la vigilancia omnipresente del gobierno y la manipulación pública, eran ahora una realidad floreciente en la tierra donde la bandera llena de estrellas ya no ondeaba triunfalmente “en la tierra de los libres y el hogar de los valientes”.
En vista del agitado humor actual del Presidente, el Jefe de Estado Mayor le dio a regañadientes el Informe Presidencial Diario (por sus siglas en inglés, PDB), un documento altamente secreto compilado por el Director de Inteligencia Nacional cuya oficina combinó los informes de inteligencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Inteligencia de Defensa (por sus siglas en inglés, DIA), la Agencia de Seguridad Nacional (por sus siglas en inglés, NSA), el Buró Federal de Investigaciones (por sus siglas en inglés, FBI) y otras agencias de inteligencia de los Estados Unidos. El informe de hoy, como había sido el caso durante los últimos meses a petición del Presidente, también contenía un resumen de las informaciones de los medios de comunicación israelíes que invariablemente no eran bien recibidos por el Presidente, quien a menudo era descrito como antisemita y enemigo de Israel.
Las relaciones entre EE. UU. e Israel se habían mantenido bajas durante algún tiempo como consecuencia de la continua construcción de asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados ilegalmente; los maliciosos esfuerzos israelíes por descarrilar las negociaciones nucleares de Irán; y la estancada farsa de las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos. Durante su campaña presidencial en julio de 2008, el Presidente – además de comprometerse a no “perder un minuto” para enfrentar el conflicto en Medio Oriente si fuera electo presidente – también había afirmado que “usted y yo, vamos a cambiar este país y cambiaremos el mundo”, hasta los cantos extáticos de “sí, podemos”, todo lo cual eventualmente resultaría ser otro ejemplo más de cómo las esperanzas del pueblo estadounidense habían triunfado sobre la realidad de su experiencia pasada de promesas incumplidas por políticos traidores que vendieron sus almas al AIPAC.
Así que, a pesar de que su elección marcó una nueva era de expectativas y de haber recibido prematuramente el Premio Nobel de la Paz el año siguiente, el Presidente no solamente no cumplió ninguna de sus promesas de paz y de un mundo mejor, sino que también amplió los poderes de guerra mucho más allá de los de su semi-letrado predecesor, George W. Bush, al establecer precedentes que facilitaron aún más el uso de la fuerza letal en el extranjero sin la aprobación del Congreso.
Al igual que todos sus antecesores presidenciales recientes, al Presidente se le enseñó muy rápidamente que en lo que respecta a Medio Oriente, fue Israel a través del AIPAC quien dictó la política de Estados Unidos en Medio Oriente y no la Casa Blanca, ni el Congreso. Israel lo había señalado al lanzar la bárbara Operación Plomo Fundido en Gaza – que comenzó el 27 de diciembre de 2008 y terminó el 18 de enero de 2009 – solo dos días antes de la toma de posesión del Presidente el día veinte.
“¿Qué tienes para mí?”, Preguntó un irritado Presidente, mientras tomaba los documentos informativos de la mañana y comenzaba a leer el resumen de las informaciones de los medios israelíes, que incluía una controvertida revelación de que Israel era el principal comprador de petróleo producido y vendido por el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), que producía entre 20.000 y 40.000 barriles por día en esos dos países para generar entre $ 1 millón y $ 1.5 millones en ganancias; que una de las cadenas de tiendas por departamento más grandes de Alemania – con más de 100 sucursales y 21.000 empleados – había retirado los productos israelíes de sus estantes en respuesta a las nuevas regulaciones de etiquetado de la UE; que los miembros de la extrema derecha, el grupo de asimilación antiárabe Lehava, habían protestado contra un evento de decoración de árboles de Navidad – destinado a la población cristiana de Jerusalén – que, según ellos, estaba dirigido a los niños judíos; que después de reunirse con el presidente ruso en París, el Primer Ministro israelí había dicho que Israel continuaría protegiendo sus intereses al actuar en Siria para evitar la transferencia de armas de avanzada tecnología a Hezbolá; y que, según la Agencia Judía, casi 30.000 judíos – la mayor afluencia en 15 años – se trasladaron a Israel en 2015 como parte de la aliyá continua que era necesaria para la invasión gradual pero constante de los territorios palestinos con nuevos asentamientos ilegales.
El Jefe de Estado Mayor había sido parte de la pantomima de la Casa Blanca de supuestamente oponerse a la construcción de asentamientos israelíes, mientras que la legislación – iniciada y respaldada por el insoportable AIPAC – estaba en preparación para un proyecto de ley comercial que contendría una disposición que agruparía a Israel y los “territorios controlados por israelíes”. Así que, si bien esa legislación infringiría la política estadounidense de larga data hacia Israel y los territorios ocupados, incluyendo la actividad de asentamientos ilegales de Israel, el Presidente firmaría el proyecto de ley. Apodada como Ley para la Facilitación del Comercio e Imposición del Comercio, el proyecto de ley fue diseñado para fortalecer las normas de aplicación, abordar la manipulación de la moneda y reforzar los esfuerzos para bloquear las evasiones de las leyes comerciales. El proyecto de ley también incluiría una cláusula que abordaba los actos motivados políticamente para limitar o prohibir las relaciones económicas con Israel mediante la orientación a entidades corporativas o instituciones financieras afiliadas al Estado que participaban en la campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel.
La disposición colocaría a los EE. UU. firmemente en el expediente al oponerse al BDS y apoyar los vínculos comerciales mejorados entre los EE.UU. e Israel, mientras promulga sólidos objetivos de negociación contra el BDS para los negociantes comerciales estadounidenses. Además, dentro de los 180 días para que el proyecto de ley se transforme en ley, la administración de los EE. UU. estaría obligada a informar al Congreso sobre las actividades globales de BDS, incluida la participación de empresas extranjeras en los boicots políticos contra el Estado judío. Además de proporcionar protecciones legales para las empresas estadounidenses que operan en Israel, el proyecto de ley también combinaría a Israel propiamente dicho con los territorios palestinos ocupados en disputa, contrariando la habitual política hipócrita de los EE. UU. que estipula que la actividad colonizadora era un obstáculo al logro de la paz y a la solución de dos estados.
El alcance del control del lobby pro-Israel liderado por el AIPAC sobre Congreso de los Estados Unidos se hizo evidente, incluso cuando la muy apreciada Primera Enmienda de la Constitución reza — “El Congreso no promulgará leyes referentes al establecimiento de una religión o que prohíban el libre ejercicio de la misma; o que abrevien la libertad de expresión, o de prensa; o el derecho de la gente a reunirse pacíficamente, y a solicitar al Gobierno una compensación por agravios” – fue amenazado por congresistas con un llamado a destruir la creciente campaña de BDS de base comunitaria contra Israel al comprometerse a debilitar la Primera Enmienda: “La libertad de expresión está siendo utilizada en nuestro país para denigrar a Israel y necesitamos luchar activamente contra eso. . . “
El presidente – a quien más del 90 por ciento de la población israelí no le gustaba –estaba acostumbrado a este tipo de amonestación por parte del Congreso a Israel, cuya población judía afirmaba en su mayoría favorecer una solución de dos estados y, por lo tanto, el estado palestino, en realidad le estaba mintiendo a los encuestadores y desaprobaban al Presidente por temor a que pueda tomarse en serio el fin de la ocupación de Israel de Cisjordania y el bloqueo a Gaza. En consecuencia, aunque los temores israelíes – a Irán, a los ataques con cohetes, al aislamiento del mundo y al abandono – no fueron plausibles. Tales temores, sin embargo, sirvieron como fuente de consuelo para la conciencia colectiva de Israel y como justificación para su continua ocupación y opresión del pueblo palestino.
“¿Qué harán ahora?”, preguntó el Presidente cuando terminó de leer las informaciones de los medios de comunicación y pasó al PDB, que el Jefe de Estado Mayor había planteado leer siempre primero y que contenía el informe de sospechas de que el servicio secreto israelí había estado detrás de una serie de misteriosos pero altamente sofisticados ataques de espionaje cibernético en negociaciones decisivas sobre el programa nuclear de Irán celebrado en hoteles de lujo en toda Europa entre Irán y el grupo P5+1 de China, Francia, Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos, además de Alemania. Agentes de seguridad suizos allanaron el lujoso hotel President Wilson en Ginebra – donde se llevaron a cabo algunas de las conversaciones – y como se sospechó, descubrieron evidencias de espionaje cibernético israelí.
Después de haber terminado de leer la sesión informativa diaria, el Presidente se hundió con cansancio en su silla ejecutiva de cuero con respaldo alto, y con frustración. Tras su reelección para un segundo mandato en 2012, el Presidente expresó la opinión de que “queremos transmitir un país que sea seguro, respetado y admirado en todo el mundo, una nación defendida por los militares más fuertes de la tierra y las mejores tropas que este mundo haya conocido alguna vez, pero también un país que se mueve con confianza más allá de este tiempo de guerra para configurar una paz que se base en la promesa de libertad y dignidad para todo ser humano”. A pesar de la proclamación de tales nobles sentimientos sobre “libertad y dignidad para cada ser humano”, la realidad era que, con la ayuda y la complicidad de Estados Unidos, “la libertad y la dignidad” seguían siendo negadas al pueblo palestino después de casi 70 años.
El Presidente se había reconciliado durante mucho tiempo con el hecho – independientemente de la cantidad de leyes internacionales y de derechos humanos que Israel haya violado – de que mientras el AIPAC siguiera dominando al gobierno estadounidense, EE. UU. continuaría proporcionando apoyo incondicional – con el dinero de los contribuyentes estadounidenses – a un estado de Apartheid racista cuya, conducta arrogante e impunidad ilimitada en el escenario internacional pretendía despojar al pueblo palestino de sus tierras para facilitar el asentamiento judío ilegal en consonancia con el objetivo ideológico del sionismo de un “Gran Israel”. A pesar de todo eso, más que la mitad de toda la ayuda global de los Estados Unidos fue suministrada a Israel.
Aún peor que la traición del pueblo estadounidense por parte de sus políticos, fue la rendición del gran Sueño Americano – Democracia, Derechos, Libertad, Oportunidad e Igualdad – por parte del propio pueblo estadounidense: un pueblo que tendía a suscribirse a la ideología excepcionalismo estadounidense; un pueblo del cual, según un sondeo de Gallup/Harris, un 73 por ciento completo era incapaz de identificar a su país de origen – y mucho menos la ubicación de otros países – en un mapa; un pueblo que ya no es capaz de aceptar ningún hecho irrefutable que no se ajuste a su propio sesgo ciego; un pueblo que carece de la capacidad de pensar más allá de su adoctrinamiento por parte de los medios de comunicación tradicionales, de los cuales el 90 por ciento estaba controlado solo por seis corporaciones que eran propiedad de los judíos o estaban dirigidas por ellos; un pueblo que ya no está preparado para hacer preguntas difíciles o para considerar la propaganda obvia del gobierno y de los medios y se encuentra con sospecha; un pueblo alimentado por el antagonismo racial y la necesidad de guerras constantes contra las “amenazas” de terrorismo siempre presentes y falsamente inventadas; un pueblo que el resto del mundo consideraba como la mayor amenaza para los derechos humanos y el logro de la paz mundial; y un pueblo que había perdido todas las perspectivas morales y políticas acerca de cómo ellos, como “superpotencia”, deberían liderar y beneficiar al resto de la humanidad con su propio ejemplo.
A pesar del estatus y las trampas de su cargo, el Jefe de Estado Mayor había decidido presentar su renuncia debido a su desilusión y a la inquietud de su conciencia que exigía una gobernanza sin trabas y con integridad, donde en los pasillos del poder los angustiosos lamentos de “Nosotros, el pueblo” no se ahogasen por los corrompidos susurros de los cabilderos de intereses especiales cargados de sobornos: los cabilderos cuya influencia subvirtió a la democracia, influencia que se vio reforzada por un fallo de la Corte Suprema de los EE. UU. (una decisión de 5 a 4) que eliminó el límite de la cantidad total de dinero con la que los donantes ricos podrían contribuir con los candidatos y comités políticos. Así que ahora, más que nunca antes, los millonarios/multimillonarios del uno por ciento podrían comprar políticos y controlar las políticas gubernamentales en detrimento de la gran mayoría que aún debía aprender que la única diferencia entre una democracia y una dictadura es que con esta última no hace falta perder tiempo yendo a la urna de votación.
Barrio Foggy Bottom, Washington, D.C.
Era de noche y en la sala de estar donde – después de haber suavizado melodiosamente el ambiente con los sonidos de saxofón de jazz de Kaori Kobayashi – el sistema de música digital ahora estaba tocando su Nada Cambiará Mi Amor Por Ti. Las briznas de humo de cigarrillos que antes flotaban se habían dispersado, dejando solo el débil pero distintivo aroma gaseoso del tabaco Virginia incinerado; las flautas de cristal con champán de las que se había bebido una cosecha de 2004, yacían vacías en la mesita de café adornada con una encimera de vidrio al lado de la botella vacía y volcada en el cubo de hielo plateado; y para cerrar con broche de oro la escenografía del nido de amor, un rastro de artículos desechados apresuradamente de ropa masculina y femenina de diseñador, que iba desde el sofá seccional de cuero suave negro hasta el dormitorio donde, en la cama tapizada, la pareja desnuda se apretaba con fuerza en un apasionado abrazo.
Su curvilínea y bronceada figura de reloj de arena era firme, con un buen tono muscular que indicaba ejercicios regulares y atención a la dieta. Su busto y caderas de proporciones impresionantes se combinaban con una cintura hermosamente definida que se curvaba con gracia hacia abajo y hacia afuera, hacia esas caderas que estaban perfectamente alineadas con hombros suavemente redondeados que enmarcaban pechos grandes pero no obstante nobles. Su parte inferior redondeada era simétrica con los hermosos perfiles laterales y frontales de una parte superior del cuerpo que combinaba con la longitud de sus piernas sensualmente torneadas. Cada atractivo centímetro de ella era una imagen de equilibrio, armonía y sensualidad etérea.
El hombre de mediana edad, por otro lado, tenía algo de flacidez que era más pronunciada alrededor de su abdomen ligeramente caído. A pesar de eso, su cuerpo había retenido algún vestigio de lo que una vez debió haber sido un buen físico antes de que los estragos del tiempo y la vida desenfrenada hubieran cobrado su precio. No obstante, al igual que la mayoría de los hombres en posiciones de poder, tenía una libido hiperactiva que, junto con la confianza que traía su posición, lo hizo imprudentemente dispuesto a arriesgar su suerte contra las probabilidades de que sus encuentros ilícitos se descubrieran independientemente de cómo, cuándo, dónde, o con quién pudieran ocurrir. Debido a esta omnipotencia percibida, asumió invariablemente que otras personas siempre cumplirían sus órdenes, por lo que el cumplimiento sexual por parte de las mujeres – que en todo caso estaban fascinadas por los hombres en posiciones de poder – sería algo de esperarse, y lo daba por sentado. El fenómeno no se limitaba a los hombres, sino que se aplicaba igualmente a las mujeres prominentes, para quienes tener autoridad sobre los demás era también un afrodisíaco definitivo.
La morena repentinamente echó su cabeza hacia atrás, retirando provocativamente su lengua de su tórrido abrazo y en lugar de eso comenzó a besarlo suavemente mientras se abría camino desde su barbilla hacia su entrepierna, donde su lengua apresurada se tentaba, coqueteaba y le excitaba los testículos, causando que su caliente virilidad palpitase con una expectativa salaz. Dicha expectativa fue recompensada cuando ella acariciaba ligeramente su virilidad con sus uñas bien cuidadas, mientras que su lengua y lascivos labios realizaban magia sensual en un hombre que, sin duda, era el marido promiscuo de una mujer probablemente recatada en su exterior, pero socialmente ambiciosa, cuyas prioridades no incluían nutrir o mejorar la sexualidad conyugal.
Después de lo que parecía una época de agonizante concupiscencia para el hombre, la mujer se sentó a horcajadas en una posición arrodillada, sostuvo su erección en su mano derecha y la utilizó para masajear suavemente los labios de su vulva ya húmedos con la anticipación de recibir su bien dotada virilidad en las profundidades placenteras de su feminidad. No pudo evitar sonreírse mientras recordaba sus años de adolescencia y se preguntaba qué habría pensado de ella el rabino Amos Rosenfeld – un amigo de la familia y visitante frecuente de su hogar en Brooklyn. Solía recordarle con frecuencia que, independientemente de lo que ella eligiera hacer en su vida, siempre debía asegurarse de que estaba en control y por encima de cualquier situación: eso era precisamente lo que estaba haciendo ahora cuando determinaba la posición, el ritmo y el procedimiento mediante el cual transportaría a este individuo enamorado y engañado a ese reino de la cornucopia coital, con el que la mayoría de los hombres sueñan, pero muy pocos realmente experimentan.
A medida que su respiración se aceleraba y sus gemidos se volvían más desesperados, finalmente cedió y, lenta pero seguramente, se dejó caer sobre su pene palpitante que envolvió con su nido de amor cálido y húmedo. No había manera de que esto fuera un encuentro netamente casual que solo sucedería una vez, porque ella había pasado meses usando las bolas de Ben Wa para ejercitar concienzudamente sus músculos vaginales a fin de convertirse en una experta en el arte del control muscular vaginal que muchas mujeres orientales habían dominado como parte de convertirse en amantes altamente competentes. Ahora podía sostener firmemente el pene de un hombre con su vagina; podría apretar y liberarlo poderosamente y darle el equivalente vaginal a la felación; podría retrasar su eyaculación si él estaba a punto de alcanzar el clímax prematuramente; y ella podría usar sus músculos vaginales para complacerlo en una variedad de formas sorprendentes y alucinantes – y lo hizo.
El hecho de que ambos estuvieran virtualmente inmóviles en la cama desmentía la magnitud de su euforia porque, a pesar de la aparente falta de movimientos intensos, todos sus músculos vaginales bien ejercitados entregaban mareas de gratificación a cada tendón del cuerpo del hombre cuya cabeza estaba ahora intoxicada por el éxtasis puro, sin adulterar. A medida que su ritmo de respiración se aceleraba y el sonido de sus gemidos triunfantes aumentaba, también lo hacía el ritmo de sus contracciones vaginales, cuyos efectos de placer se veían reforzados por el sutil pero sensacional movimiento circular de sus caderas.
Bajo estas circunstancias, incluso la más fuerte de las voluntades no habría podido contener la irresistible avalancha de un clímax jubiloso y, mientras la pasión febril de esta pareja se precipitaba hacia un Armagedón sexual, él apretó las caderas de su hembra con ambas manos y respondió a su entusiasta aceleración con un fuerte movimiento de macho. Impulsos promovidos que fueron profundos, duros y rápidos. Con cada empuje, su cuerpo se convulsionaba con un alarido largo, ruidoso y exultante similar al de una mujer que dio a luz a un niño. Sus cuerpos se arquearon y se retorcieron salvajemente uno contra el otro mientras intentaban escurrir hasta la última gota de satisfacción sensual de sus esfuerzos físicos hasta que finalmente con una fanfarria de suspiros frenéticos, y una explosión de deleite inimaginable los envolvió, dejándolos drenados sobre un montón arrugado de su sábana de algodón egipcio empapada en sudor y semen. Aunque tales citas clandestinas eran a menudo una parte necesaria del trabajo de la morena, no era un trabajo que ella considerara aborrecible de ninguna manera.
Mientras que decenas de miles de otros enlaces potencialmente peligrosos se jugaban simultáneamente en habitaciones de hotel y alojamientos privados en diferentes ciudades, pueblos y aldeas de todo el mundo, este en particular había tenido lugar en el Complejo Watergate de Washington DC: una notoria dirección donde depredadores, malhechores maquiavélicos y un “inocente” presidente de EE. UU. que en el pasado se había reunido con sus Waterloos debido a algún problema, criminalidad o conspiración de capa y daga.
El hombre satisfecho pero ahora agotado se quedó dormido momentáneamente, felizmente ajeno al hecho de que las travesuras sexuales de la noche no eran una progresión involuntaria e incidental del encuentro casual de la semana pasada con la morena, sino que formaban parte de un plan cuidadosamente orquestado y ejecutado como consecuencia directa de los acontecimientos mundiales, incluso una serie de lo que muchas personas consideraron como decisiones atrasadas que reconocen la existencia histórica de un pueblo palestino que merece justicia, derechos humanos y un estado propio. Tales decisiones – a pesar de las furiosas amenazas israelíes acompañadas por los inevitables recordatorios interminables del Holocausto – han incluido recientemente el reconocimiento del Estado palestino por parte de varias naciones europeas; la provisión de la condición de palestina como observador en la Corte Penal Internacional (CPI); un voto de reconocimiento por parte del parlamento europeo; y la invocación de los derechos de los palestinos por los Convenios de Ginebra por 126 países que urgen a Israel a detener la construcción ilegal de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este.
Los Convenios de Ginebra que regían las reglas de guerra y ocupación militar, en esta ocasión no estaban siendo tomados en cuenta por Australia, Canadá o los Estados Unidos – países que, lejos de la ejemplar gobernanza colonial pasada, habían incluido la discriminación racial, la explotación desenfrenada y los malos tratos sin escrúpulos hacia las poblaciones autóctonas, que en algunos casos constituyeron genocidio premeditado. Tales desarrollos abiertamente pro-palestinos ahora amenazaban con demorar, o posiblemente incluso frustrar completamente el sueño judaico de erigir el “Tercer Templo” de acuerdo con la profecía bíblica de Ezequiel.
Como consecuencia, se requirieron medidas drásticas, incluyendo el aumento gradual de la hasbará – una palabra hebrea que significa literalmente “explicación” – pero que en realidad cubre una amplia gama de actividades de propaganda que promueven los aspectos positivos de Israel en contra de la prensa negativa y las percepciones públicas, para reforzar la idea errónea de que Israel era “la única democracia en el Medio Oriente” y solamente se estaba “defendiendo a sí mismo” con “el ejército más moral del mundo” durante la brutal destrucción de la vida y las propiedades de los palestinos en Gaza el año pasado con un abrumador armamento de última generación contra un pueblo que no tenía un solo tanque, buque de guerra o avión de combate para defenderse.
Sin embargo, Israel continuaría a través de sus poderosas organizaciones de cabildeo judías sionistas reforzando su táctica de amordazar a cualquiera que se manifestara y se opusiera activamente a las políticas israelíes; continuaría presionando para que el lobby judío inspirara una legislación que criminalice las críticas contra Israel; continuaría oponiéndose y socavando las críticas de activistas pro-palestinos hacia la aplicación del Apartheid por parte del Estado judío; y continuaría manteniendo su modus operandi de chantaje, soborno y acoso apoyado por operaciones de bandera falsa para retener la colusión occidental en la reescritura deliberada de una historia judía de una que describía a los judíos como dependientes y a merced de otros, a una donde en su lugar, los judíos debían ser independientes y controlar su propio destino en un Estado judío cuyo establecimiento y supervivencia requerían, de manera gradual pero positiva, negar al pueblo palestino su propia historia y patria para facilitar por la fuerza e ilegalmente la expansión del asentamiento judío.
Muchos observadores y comentaristas habían notado que durante su búsqueda de ese objetivo, Israel había desarrollado una filosofía justa de “autodefensa” que combinaba todos los elementos de la ocupación militar y la aplicación de la ley para oprimir al pueblo palestino. Era una filosofía que había llegado a personificar el carácter de los colonos judíos israelíes y su mentalidad racista como un “pueblo elegido” exento de responsabilidad por sus acciones. Otra consecuencia de esta rectitud fue el crecimiento de la seguridad militar con tecnología de punta, Goliat, dependiente del comercio con otros países para los cuales la pacificación de la población era también una necesidad esencial para sus gobiernos. En lo que respecta a los israelíes, no importaba a quién le vendieran sus herramientas de muerte y destrucción – incluidos gobiernos que torturaban, aterrorizaban, asesinaban o incluso eran antisemitas – siempre y cuando tales ventas sirvieran para obtener ganancias y forjar alianzas con esos estados deshonestos para minimizar sus críticas a las políticas israelíes.
El éxito del Goliat industrial de seguridad militar de Israel se debió en gran parte al hecho de que el equipo vendido ya había sido probado a sangre fría en Gaza y Cisjordania en palestinos cautivos usados como “conejillos de indias”, de los cuales desde 1967, aproximadamente un millón, también sufrieron arrestos y detenciones arbitrarias por parte de los israelíes, las cuales fueron diseñadas deliberadamente – con estresantes condiciones de confinamiento, métodos dolorosos de restricción de los detenidos, largos períodos de aislamiento, golpizas, degradación, intimidación y amenazas contra los detenidos y sus familias – para privarlos de su dignidad y deteriorar su bienestar físico.
Los israelíes habían sido, y seguían siendo, capaces de perpetrar sus crímenes contra la humanidad con impunidad, porque habían logrado seguir representándose a sí mismos como las víctimas inocentes del terrorismo antisemita contra el que se defendían en una guerra perpetua. Para facilitar aún más la tolerancia de sus crímenes por parte de las democracias occidentales, los israelíes habían explotado los actos terroristas contra las naciones occidentales para formular la percepción de “choque de civilizaciones” en la que las naciones occidentales e Israel compartían valores civilizados que requerían de una guerra sin fin contra los incivilizados terroristas islámicos. Mientras esas percepciones ilegítimas prevalecieran, Israel podría entonces mantener su limpieza étnica de Palestina bajo el pretexto de la defensa propia, mientras inducía la “islamofobia” al resto del mundo occidental actual para luchar contra una “amenaza terrorista” siempre presente, lo que servía al propósito de Israel de dividir y destruir a sus vecinos musulmanes del Medio Oriente.
“... son los líderes del país quienes determinan la política y siempre es una cuestión simple arrastrar a la gente, ya sea una democracia o una dictadura fascista o un Parlamento o una dictadura comunista... Con o sin voz, la gente siempre puede ser llevada a la oferta de los líderes. Eso es fácil. Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y por exponer al país al peligro. Funciona de la misma manera en cualquier país.”
Hermann Goering (como le dijo al psicólogo estadounidense Gustav Gilbert durante los Juicios de Nuremberg)
Fue, como lo era entonces, el ex Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien –tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos – confirmó la utilidad de esta percepción diciendo que “es muy bueno... Bueno, no muy bueno, pero generará una simpatía inmediata... fortalecerá el vínculo entre nuestros dos pueblos, porque hemos experimentado el terror durante muchas décadas, pero Estados Unidos ahora ha experimentado una hemorragia masiva de terror”. Mientras tanto, el Primer Ministro Ariel Sharon, otro notorio criminal de guerra – una y otra vez colocó a Israel en el mismo terreno que los Estados Unidos al llamar al asalto un ataque a “nuestros valores comunes... creo que juntos podemos derrotar a estas fuerzas del mal”.
Para el 19 de septiembre de 2001, Aman – la rama suprema de inteligencia militar de las Fuerzas de Defensa de Israel – había comenzado a circular afirmaciones de que Irak estaba detrás de los ataques del 11 de septiembre, una mentira descarada que ayudó a los neoconservadores a convencer a los estadounidenses de que la guerra en Irak estaba justificada. Esta mentira se vio aún más reforzada por una falsedad aún más grande inspirada por los israelíes de que Irak poseía armas de destrucción masiva con el entonces Primer Ministro británico Tony Blair – un activo israelí y ahora ampliamente considerado como un criminal de guerra que sigue en libertad – quedando enredado en la afirmación de que Irak podría lanzar armas de destrucción masiva 45 minutos después de haber recibido una orden. Tales mentiras habían servido para infectar las percepciones occidentales con el síndrome de guerra perpetua de Israel, que hasta la fecha había dado como resultado que decenas de millones de personas inocentes en el Medio Oriente y en otros lugares fueran continuamente traumatizadas, desplazadas y, en muchos casos, simplemente asesinadas.
La aparente benevolencia de Israel al ofrecer su ayuda para “derrotar a esas fuerzas malvadas” fue parte de la idea del sionismo para adormecer a los estadounidenses en particular y a Occidente en general y hacerles creer que además de compartir sus valores, Israel también era su aliado más fiel... Un aliado, sin embargo, que con la ayuda de cientos de organizaciones judías y numerosos funcionarios sionistas-neoconservadores que ocupan posiciones estratégicas, ha empujado constantemente a Occidente a luchar contra el “terrorismo islámico” en un conflicto interminable en el que el detestable desprecio y el maltrato odioso hacia la humanidad prevalecieron sobre todo... Un conflicto interminable en el que Conrad Banner y Freya Nielson pronto se verían envueltos como testigos de un brutal asesinato extrajudicial que confirmó que Israel era ahora una nación carente de cualquier sentido de moralidad basada en principios. Conrad se adhirió a la observación realizada una vez por el abogado y jurista británico Devlin (1905-1992), de que “una moralidad establecida es tan necesaria como un buen gobierno para el bienestar de la sociedad. Las sociedades se desintegran desde adentro con más frecuencia de lo que se rompen por presiones externas”.