Читать книгу Escultura Barroca Española. Escultura Barroca Andaluza - Antonio Rafael Fernández Paradas - Страница 36

6.6.La melancolía final

Оглавление

El nuevo siglo se inicia con pérdidas familiares, con los sucesivos fallecimientos de su hermano Bernardo (1702) y de su esposa, Luisa de Mena (1704). La historiografía clásica marca en este hecho el inicio de un pacífico desvarío que aumenta sus rarezas y extravagancias, hasta que esto y la edad pongan fin a su actividad escultórica. Voluntariamente se aparta del mundo, en una tendencia apuntada por Palomino, quien lo conoció personalmente y aseguraba que “nunca se dejó ver trabajar”. Pero este retiro no mermó su prestigio, sino más bien alimentó el mito. Después de entregar en 1704 un san Cecilio para la catedral de Granada, falto de brío, sus últimas obras con cronología fiable son tres esculturas para la Cartuja de Granada (1710-1712): la Asunción del altar mayor y el san Bruno y el san José del sagrario. Resultan amaneradas y libérrimas, quizás faltas de energía a sus setenta años. No obstante, los testimonios que conocemos indican que su genio inquieto y su talento creador le mantuvieron activo hasta el final de sus días. Debió aplicarse entonces a las obras de pequeño formato y sobre todo al dibujo[61], género que, al parecer, constituyó el remanso para su caudal creativo en las postrimerías de su vida, hábito de dibujante heredado de Cano. Fallece en 1724, “totalmente privado de la razón”, al decir de Palomino, pero dejando una huella profunda en la plástica granadina, prolongada hasta finales del siglo XVIII, centuria fuertemente impregnada de la peculiar originalidad de sus tipos.

Escultura Barroca Española. Escultura Barroca Andaluza

Подняться наверх