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El 13 de la buena suerte

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El afán de incursionar en la televisión estaba presente en los Delgado y en cualquier broadcaster inquieto durante la década de 1950. En 1952, cuando Genaro Delgado Brandt, tras haber administrado exitosamente radio Central, pudo por fin fundar su emisora propia, la razón social no fue otra que Radio Tele S.A. Pero tuvieron que pasar unos años para que el joven Genaro, el ejecutivo de la familia, le planteara a su padre y a Héctor, el vendedor de la camada y el que solía bromear diciendo “yo me encargo de conseguir el dinero y Genaro de gastarlo”,24 dar el paso decisivo.

Cuando los Delgado cayeron en la cuenta de que no tendrían la primicia de la televisión comercial en el Perú, debido al apuro del 4 y del 9, y que además les tocaría en suerte la frecuencia 13 (la 2 ya la tenía Radio Victoria de José Cavero, la 4 estaba ocupada, la 5 y la 6 eran utilizadas por la policía y eran propiedad del Estado, la 7 era del canal estatal, la 9 también estaba tomada, la 11 había sido otorgada a Emisoras Nacionales de Avelino Aramburú, ligado al 4), se preocuparon por tener un canal auspicioso y plural, por abrir fuego con varias atracciones en vivo que había que preparar con tiempo y cuidado. Así, mientras los equipos de la Philips se desaduanaban y se daban los toques finales al edificio de la avenida Arequipa 1110, el personal ensayaba y asistía al cursillo dictado por el cubano Humberto Bravo, contratado para volcar en la jefatura de producción del 13 su experiencia en la CMQ habanera fundada en 1950.

Genaro Delgado Parker abandonó en varias oportunidades su oficina en el hotel Savoy para tomar contacto con otras televisoras. Había viajado a Estados Unidos y a Argentina, y su relación con Goar Mestre se estrechaba mientras este veía peligrar el futuro de la inversión privada en Cuba. Genaro Delgado Parker trabó amistad con Mestre en uno de sus varios vuelos a los Estados Unidos, efectuados en la larga etapa previa a la fundación del 13, pero se conocieron antes —en la Asamblea de la AIR— realizada en Lima en 1955. Fue Mestre quien imbuyó a Genaro y a Héctor Delgado Parker de la ambición por una televisión espectacular y masiva calentando motores con Panamericana, la radio familiar fundada en 1953 y convertida a partir de 1957 en un trampolín de programas de auditorio y maestros de ceremonias telegénicos. Concursos prototelevisivos, noticieros (El Panamericano nació en la radio dirigido por Raúl Deustua y luego por un bisoño Mario Vargas Llosa) y pequeños talk-shows debían pasar fluidamente de la radio a la pantalla. Los consejos de Mestre acompañados por un considerable desembolso,25 a través de su agente Juan Pallí, desembocaron en fundar una productora —Pantel— dejando a los Delgado Parker la propiedad íntegra del canal. El cubano estaba ocupado en sus negocios en la Argentina, patria de su esposa, donde había decidido establecerse tras la revolución castrista. Tenía que vérselas con otro canal 13, recién adquirido en Buenos Aires, que pronto se convertiría en la vanguardia de la televisión sureña. Sus lecciones no abandonaron a los Delgado Parker ni aun a fines de los sesenta, cuando dejó de hacer negocios con ellos: la estrategia de Mestre de separar las empresas de producción del aparato de ventas y transmisión, útil para aplacar la furia castrista en Cuba y las nacionalizaciones peronistas en Argentina, serviría a Genaro y Héctor para mitigar los efectos de la expropiación velasquista de 1971. Irónicamente, por esas mismas fechas, cuando salvando capitales del Perú estatizado, fundaron en Martínez —en las afueras de Buenos Aires— una sucursal de Panamericana Televisión en lo que habían sido los estudios de Argentina Sono Film, se reencontraron con Mestre para lamentar otro golpe: la estatización peronista de 1974.

La propuesta creativa del canal y el diseño preliminar de su programación no empezaron con una página en blanco. Había una sólida relación comercial con la CBS norteamericana (esta tenía participación en todos los negocios panamericanos de Mestre) que suministraría series de estreno como Yo amo a Lucy, también estaba el paquete de programas de auditorio, entrevistas y noticias de radio Panamericana. El Helene Curtis pregunta por 64 mil soles que animaba Pablo de Madalengoitia en la radio era un hit y Genaro Delgado Parker decidió detener su boyante carrera radial para preparar su lanzamiento televisivo. Otro programa animado por Pablo correría la misma suerte, aunque sin pausa entre la radio y la televisión, Pablo y sus amigos, una feliz mezcla de lo cultural y lo frívolo, ateniéndose a los variopintos invitados del anfitrión. Otro programa que se trasladaría al nuevo medio, con personal y nombre propio (aunque sin Mario Vargas Llosa, sucedido en la televisión por Raúl Ferro Colton) fue El Panamericano, longevo noticiero de la casa leído por Humberto Martínez Morosini y Ernesto García Calderón.

La primera quincena de octubre de 1959 varios grupos histriónicos se topaban en los pasillos del canal. Pedrín Chispa, quien relevaría poco después a Bravo y al cubano José Cataño en la jefatura de producción, había abandonado el canal 4 para ensayar en el 13 La bodega de la esquina, revista cómica, con una locación espiritualmente afín a la de Bar Cristal y con un cast encabezado por su inseparable Carlos Oneto “Pantuflas”. También se encontraba César Miró, ya alejado de sus familiares del 9, asesorando los teleteatros que constituirán la fuente dramática y de prestigio del canal. Y hasta se veía al conocido grupo Histrión y al elenco original de Collacocha preparando sus próximas presentaciones en directo.

El viernes 16 de octubre, finalmente, el grupo Delgado inauguró el canal 13. Isaac Lindley encabezaba el directorio y Genaro Delgado Parker se reservaba la gerencia. Genaro papá, los hermanos Héctor y Manuel más Johnny Lindley completaban el directorio. Tercera apertura de la televisión comercial, esta vez no acudió a la cita el presidente de la República ni hubo discursos grandilocuentes; al saludo de rigor de Humberto Martínez Morosini siguió un desfile de estrellas animado por Pablo de Madalengoitia en el que descolló Carmen Sevilla, diva del cine español, que cantó, bailó y quedó unos días para presidir el prime-time musical. La gala fue tensa y los técnicos trabajaron a todo pulmón; hubo incluso un camarógrafo desmayado.26 A diferencia de los inicios del 4 y del 9, el 13 arrancaría con sólidos debuts en los géneros laboriosos —el drama, la comedia y el concurso— intentando no depender en demasía de las revistas musicales.

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