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La puerta mágica

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El primer día de programación regular del canal 9, la teleaudiencia se topó con dos programas audaces. La puerta mágica, dirigido por la poeta y educadora Raquel Jodorowski, hermana del conocido cineasta y dibujante chileno Alejandro Jodorowski, fue el primer programa infantil en atreverse a poner en escena la fantasía. Los niños entonaban una canción mágica al piano, suerte de “ábrete, Sésamo” que accionaba una puerta que les permitía pasar de un opaco salón al “país de la fantasía”, un decorado atiborrado de globos y serpentinas, pero también árboles, hongos de utilería y, en el claro de un bosque encantado, una pequeña cabaña poblada por títeres que escenificaban cada día un cuento distinto. La idea, no carente de imaginación pero sí de carisma y espíritu lúdico, nunca cuajó y el espacio se convirtió en el primer y más sonado fracaso del canal. La Jodorowski tuvo que irse con sus muñecos a otra parte.

Apenas cerrada La puerta mágica los técnicos del 9 —el director Fernando Samillán, los cameramen Juan Carlos García Acha y Orlando Aguilar, el encargado de continuidad Ramón Valdivia y el conductor Miguel Arnáiz— realizaban una proeza. Bajaban, desde los altos del edificio de la avenida Uruguay, cámaras y cables para poder transmitir El hombre de la calle, idea que había entusiasmado a Pereyra en Estados Unidos y que constituyó un anticipo de lo que décadas después serían los reportajes vía microondas. En vivo, se detenía a un transeúnte en plena acera para que repasara con Arnáiz temas de coyuntura. El público y la prensa tampoco reconocieron la originalidad del espacio.

La tercera rutina del 9 era el Telediario de 15 minutos que dirigía César Miró. Volteando teletipos y tijereteando revistas de actualidad —Life, por su calidad gráfica, era la favorita— Miró, apoyado por Emilio Herman, redactaba y leía las notas de actualidad. Los domingos había una Revista de noticias de 30 minutos, que dirigía Herman (responsable además del departamento fílmico del canal), comentaba Pedro Luis Guinassi y leía Arturo Pomar antes de convertirse en la voz oficial del canal 4. A la salida de Miró, Herman se hizo cargo del Telediario.

Los primeros días del canal fueron musicalmente atractivos porque, hábito contractual de aquella época, los artistas invitados para la inauguración estaban comprometidos a un número fijo de presentaciones que iban entre dos shows y una semana completa. Los Tex-Mex, Los Pepes, Iris Vale y Edith Barr alternaron escenarios y micrófono una corta temporada. Ofelia Montesco se negó a firmar un contrato estable con la empresa, aunque permaneció un mes presentando varios shows y animando junto a Arnáiz el concurso de belleza Venus Perú.

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