Читать книгу Razzgo, Indo y Zaz - Jairo Aníbal Niño - Страница 10

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El sapo ocupó el centro del círculo formado por Razzgo, Argg y Zaz.

—Soy portador de noticias muy preocupantes —dijo Indo.

—¿De qué se trata? —gruñó Argg.

—La sapa Eaea y yo, porque han de saber que tengo la suerte infinita de tenerla como compañera...

—Te felicito, pero te ruego que te apresures a darnos las malas nuevas —masculló Argg.

—Como les decía, Eaea y yo estábamos recogiendo en la huerta subterránea unos melones de luna, cuando...

—¿Melones de luna? —interrumpió Zaz.

—Sí. Son unas frutas que saben a jugo de estrellas y poseen propiedades maravillosas.

—Por favor, señor sapo, ¿serías tan amable de comunicarnos las noticias que traes? —exclamó el tigre ciego, gruñendo de impaciencia.

—Estábamos cosechando melones de luna cuando una barahúnda en el exterior de la cueva nos llamó la atención. Trepamos a una claraboya y a que no adivinan qué fue lo que vimos.

—¿Un baile de murciélagos? —preguntó Zaz.

—No.

—¿A la mamá de los rayos?

—No.

—¿A un grito pelado?

—Tampoco.

—¿Al árbol de los temblores?

—No.

—¿Serías tan amable, señor sapo, de decirnos al fin qué fue lo que viste? —rezongó Argg.

—A cierta distancia, en un valle, vimos a cientos y cientos de tigres.

—Bueno, eso no es tan preocupante —dijo Razzgo.

—También vimos en el mismo lugar a cientos y cientos de perezosos.

—¿Tigres y perezosos juntos? —dijo Zaz—. Eso sí es muy raro.

—Y estaban examinando unas redes y unas trampas. Al pie de unas rocas se amontonaban unos extraños aparatos. El ocelote Milco saltó sobre uno de ellos y chilló: “A Razzgo, a Argg y a Zaz les llegó su hora”. Ese grito fue respondido por una horrible tempestad de rugidos y chillidos. Yo me asusté tanto que me metí dentro de un melón y casi me ahogo.

—Lo que me temía. La gran cacería va a comenzar —murmuró el tigre ciego.

—Indo, ¿me puedes guiar hacia ese sitio? —preguntó Razzgo.

—Por supuesto, queda cerca de la charca donde vivo.

—Vamos a darle un vistazo a esa pandilla —exclamó Zaz.

—Pienso que eso es un poco peligroso —dijo Argg.

—Debemos saber a qué tenemos que enfrentarnos —dijo Razzgo.

—De acuerdo —exclamó Zaz.

—Nos vamos mañana, tan pronto amanezca —exclamó Razzgo.

Razzgo, Indo y Zaz

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