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Capítulo 13 Seguridad económica al envejecer

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La economía del envejecimiento ha sido analizada principalmente en países desarrollados, en los cuales la historia da cuenta de estructuras económicas muy diferentes a las que se presentan en América Latina y, específicamente, en Colombia donde hay una parte importante de la población que participa en el sector informal, donde existen grandes desigualdades en la distribución del ingreso, bajos niveles de cobertura social y carencias en los sistemas de pensiones que se traducen en una gran heterogeneidad y vulnerabilidad económica y social, lo cual hace necesario el análisis de la economía del envejecimiento en estas latitudes.

De otro lado, la titularidad y garantía de derechos respecto de la seguridad de ingresos durante toda la vida sigue siendo un asunto pendiente en la agenda social de la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, en los cuales gran parte de la población continúa viviendo la incertidumbre económica como uno de los aspectos más preocupantes de su vida diaria. En las últimas décadas, se han incrementado los desajustes de los sistemas de protección social, en consecuencia, la protección es desigual y los riesgos de enfermedad, desempleo y discapacidad se traducen en la reducción o en la pérdida de recursos económicos para satisfacer las necesidades que toda sociedad debería garantizar como un derecho fundamental. Los ancianos no solo tienen menos recursos (cuando los tienen), sino que deben invertirlos en su seguridad social.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los aspectos más relevantes en el estudio de la población anciana, más allá de lo demográfico, son las implicaciones económicas, sociales, culturales y psicológicas, así como las jubilaciones, la salud, los cambios en los hábitos de consumo, los arreglos residenciales y los cuidados que demandan los ancianos.

En el análisis económico se destacan tres aspectos. En primer lugar, las pensiones de jubilación inciden en las contribuciones de los trabajadores y en el tesoro nacional. En los países donde la población de ancianos es importante, como en los países de mayor desarrollo, la carga pensional se hace cada vez más onerosa para el Estado y para la población más joven que trabaja, sobre todo, cuando los individuos no han ahorrado para su vejez. En segundo término, los estudios demográficos señalan que el crecimiento de la proporción de ancianos incrementa los gastos en salud, ya que las enfermedades crónicas y la prevalencia de discapacidades, que son las que más afectan a esta población, tienen tratamientos complejos y costosos. Una tercera característica es la transformación acelerada de la demanda de cuidados de las personas dependientes por motivos de salud dentro de los hogares, así como los hogares y cuidados geriátricos institucionales.

En este capítulo se analizan los siguientes aspectos: seguridad económica, participación económica y laboral, ingresos y pensiones, pobreza, trabajo y ocupación y ayudas familiares, considerados los más relevantes en torno a la economía del envejecimiento.

Salud del Anciano

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