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1. Seguridad económica

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La seguridad económica de los ancianos se define como la capacidad de disponer y usar de forma independiente una cierta cantidad de recursos económicos regulares y en montos suficientes para asegurar una buena calidad de vida. El goce de la seguridad económica permite satisfacer las necesidades objetivas y ser independiente en la toma de decisiones. Además, mejora la autoestima, al propiciar el desempeño de roles significativos y la participación en la vida cotidiana como ciudadanos con plenos derechos. Así, la seguridad económica es la cara opuesta de la pobreza, puesto que permite generar las condiciones para un envejecimiento con dignidad y seguridad.

El estudio de la seguridad económica de los ancianos comprende dos aspectos: 1) situación económica y 2) posición económica. La situación económica está determinada por el poder adquisitivo, que puede provenir de diversas fuentes: trabajo, ahorros, jubilaciones o pensiones, rentas, entre otros. Obedece directamente al nivel y tipo de consumo, el cual depende de la edad, el estado de salud, de los arreglos de residencia y de cuántos servicios corran por cuenta del Estado a través de servicios gratuitos o subsidios.

La particularidad del estudio de la situación económica en la vejez es la necesidad de incluir la trayectoria de vida como un elemento subyacente, debido a que el poder adquisitivo tiene que ver con la posición económica anterior y con las decisiones y circunstancias a las que se vieron sometidas las personas en otras etapas o momentos del curso de vida. Se plantea que la etapa más importante en la determinación de la situación económica en la vejez es la inmediatamente anterior a la jubilación. Sin embargo, las evidencias niegan esta posición ya que, por una parte, en las etapas previas igualmente se definen factores relevantes tales como el nivel educativo, la elección de determinada carrera y el número de hijos y, por otra parte, la jubilación no es un hecho universal, menos aún para las mujeres.

La posición económica en la vejez se evalúa a partir de los ingresos o los bienes de los individuos que componen el grupo de ancianos en relación con otros grupos de edad o con la población total. Sin embargo, también es importante estudiar las diferencias al interior de la misma generación, básicamente porque en la vejez son más evidentes las desventajas que se acumulan a lo largo de toda la vida. Esto implica identificar aquellas variables estratificadoras de mayor importancia, en las cuales el género se puede traducir en mejor o peor posición económica de acuerdo con la trayectoria de vida de las personas. La posición económica de los ancianos en un momento determinado depende de una compleja combinación de cuatro factores que interactúan entre sí:

1. Factores relacionados con el curso de vida: se refieren al momento del curso de vida en que se encuentran los ancianos y las personas que los rodean. Aluden directamente a los familiares, puesto que la interrelación de los cursos de vida de los diferentes miembros de la familia determina, por una parte, las cargas que deben sobrellevar los ancianos y, por otra, las posibilidades de ayuda a las que podrían optar.

2. Factores derivados de las biografías individuales: aluden directamente a las trayectorias laborales de los ancianos. Esto para efectos de las cotizaciones que puedan lograr al momento de la jubilación como también en términos de la capacidad de conseguir un empleo remunerado una vez llegada la vejez. De este modo, las biografías individuales de los ancianos influyen en su empleabilidad en la vejez.

3. Elementos que derivan de las biografías generacionales: se refieren al entorno en que han ido envejeciendo las generaciones, en el cual se hallan factores propios de la historia social, económica y política de las sociedades de las cuales forman parte.

4. Características de los sistemas de protección social: se reflejan en oportunidades o amenazas para lograr un ingreso digno en la edad avanzada y, consecuentemente, en la posibilidad o no de acceder a atención en salud.

En cuanto a la posición económica de los ancianos, los factores que influyen son de orden individual y generacional. El grado de seguridad económica alcanzado por ellos es producto del diseño de los sistemas de protección social de hace tres o cuatro décadas y de las características de los mercados de trabajo en dicho período.

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