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CAMBIA TU ENTORNO

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 Ponte FÁCIL lo que necesitas hacer.

 Ponte DIFÍCIL lo que necesitas evitar.

Es otra estrategia muy potente (y sencilla) para conseguir cambios y evitar el estrés mental que supone. Es algo en lo que suelo trabajar mucho con mis clientes. Buscamos elementos cotidianos que podemos modificar para que cambien nuestra manera de actuar.

Un ejemplo un tanto radical para algunas personas sería quitar sofás, sillas y sillones de la casa. Con esto consigues no tener que pensar en sentarte X minutos al día en el suelo. Ahora la única opción que tienes es sentarte en el suelo. Pero tampoco hace falta que lleguemos a tales extremos. Puede ser más sencillo.

Recuerdo el caso de una clienta que tenía mucha tensión en un lado del cuello; después de mucho observar su día a día, se dio cuenta de que siempre se apoyaba en ese brazo, en el apoyabrazos de la silla, cuando estaba sentada trabajando. Así pues, probamos a quitar el apoyabrazos de la silla de trabajo. En poco tiempo, la tensión del cuello comenzó a desaparecer.

Otro ejemplo típico se da con la comida. Si tienes cerca alimentos que quieres evitar, tendrás que hacer un esfuerzo sobrehumano para no tomarlos. Pero si, directamente, no tienes esa comida en tu casa, es muy posible que el esfuerzo de salir a comprarla sea mayor que la tentación de zampártela.

Lo mismo sucede con los alimentos que sabes que deberías comer, que te gustan, pero que te da pereza tomar (como la fruta). Si los tienes muy disponibles, hay muchas más posibilidades de que los comas. O agua. Si nunca tomas agua y te pones una botella en la mesa del trabajo, las posibilidades de que bebas más aumentan muchísimo. Claro que, si ya sueles ingerir agua, y lo que quieres es levantarte más de la silla, puedes ponerte el agua en una mesa lejos o en otra habitación. Así «te obligas» a levantarte de vez en cuando para ir a beber.

Como verás, aunque el entorno y los problemas son similares para todo el mundo, lo ideal es personalizar estos cambios. Para ello, lo mejor es empezar por buscar lo que haces mucho y lo que haces poco. Eso te dará una pista sobre qué tipo de cambios introducir. También ayuda mucho ver casos como los que te comento.

Más ejemplos. Si te pones una barra de dominadas en el pasillo de tu casa, hay muchas posibilidades de que te cuelgues de vez en cuando de ella. Muchas más que de que vayas a un parque a hacerlo.

Puede que necesites masajearte la planta del pie para trabajar en una fascitis o, simplemente, mejorar la salud de tus pies. Pero quizá nunca te acuerdes de hacerlo o te resulte una pesadez. Prueba a dejar la pelota debajo de la mesa del trabajo y verás cómo te pones a jugar con ella sin darte cuenta.

En resumen, si quieres dejar de hacer algo que haces mucho, póntelo difícil. Cambia tu entorno de tal forma que sea más complicado hacerlo que no hacerlo.

Y viceversa. Si quieres empezar a hacer algo, o hacerlo más intensamente, cambia algo en tu entorno para ponértelo fácil.

3 pasos contra el sedentarismo

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