Читать книгу Técnicas de relajación - Patricia Abella Ferrer - Страница 15

PAUTAS ANTIESTRÉS

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Antes de pasar a los ejercicios de relajación propiamente dichos, conviene enumerar las recomendaciones básicas que deberíamos seguir en nuestra vida cotidiana para disminuir o evitar el estrés.

• Es importante compartir con alguien de confianza una situación estresante. Ante un asalto en la calle, por ejemplo, es mejor no guardarse ese miedo; o ante un conflicto con otra persona, es mejor hablar y compartirlo con un familiar o un amigo. Eso nos permitirá aliviar la carga emocional y nos permitirá tomar un poco de perspectiva, porque, al verbalizar los pensamientos que nos confunden, la información deja de ser abstracta para convertirse en segmentos manejables que podemos gestionar o metabolizar.

• Si hay un conflicto o problema, lo mejor es resolverlo cuanto antes, hay que evitar que se acumule o cree resentimientos.

• Realizar ejercicio físico. No hace falta convertirse en un atleta de alto nivel, basta con salir a pasear, preferiblemente al aire libre. La luz del sol, el aire limpio y la naturaleza son altamente beneficiosos para nuestro metabolismo. El ejercicio favorece la eliminación de sustancias tóxicas y fortalece el sistema circulatorio y el corazón. En casa se pueden practicar ejercicios de yoga o ejercicios isométricos (en los que trabajamos con el peso de nuestro propio cuerpo), por ejemplo, que no necesitan un espacio con unas características muy especiales y que nos aportarán flexibilidad y tonificación muscular. Al contrario de lo que se pueda pensar, el ejercicio físico no significa esfuerzo, pues el organismo no solo repone la energía gastada, sino que la incrementa considerablemente con los beneficios que aporta. Cuando un cuerpo está en reposo, las necesidades de oxígeno y riego sanguíneo se reducen o son muy escasas, así pues el corazón trabaja a un ritmo bajo, por lo que la sangre discurre con poca potencia y poco alcance. Cuando realizamos ejercicio físico, nuestro cuerpo necesita una mayor oxigenación para activar los músculos, y el corazón aumenta sus latidos y fuerza de bombeo para que la sangre llegue mucho mejor hasta los capilares más pequeños del organismo, aportando los nutrientes y el oxígeno tan necesarios para la vida humana.

• Por otro lado, está comprobado que el ejercicio físico favorece el sueño, elemento indispensable en la gestión del estrés, pues un sueño reparador es necesario para una buena salud física y mental.

• Aquello tan manido de mens sana in corpore sano no es un simple aforismo, pues, al aumentar el riego sanguíneo por el ejercicio físico, es mayor el flujo de sangre que llega al gran consumidor del cuerpo humano: el cerebro. Esta mayor oxigenación produce mejor salud mental y funcionalidad. El cerebro necesita activarse para poder dar las órdenes necesarias y mover los grupos musculares que participan del ejercicio físico, estableciendo mayores redes neuronales. Así, el ejercicio físico genera un nivel de «estrés sano» en el cerebro, que permite que se produzcan ciertos procesos orgánicos, como la liberación de endorfinas en el torrente sanguíneo, lo que es un perfecto antídoto contra la tristeza y la depresión.

• La actividad física posee un efecto calmante. Una vez hemos finalizado el ejercicio, la tensión corporal y la presión sanguínea, que han aumentado durante el ejercicio, se normalizan, y cuerpo y mente se relajan.

• Mantener una dieta sana y equilibrada, reduciendo o dosificando los alimentos y bebidas excitantes.

• Dormir adecuadamente y las horas necesarias. El cuerpo y el cerebro se regeneran durante el sueño. Si este es insuficiente o de mala calidad, repercutirá en la salud de forma dañina. De hecho, es durante el sueño cuando el cerebro «saca la basura» y elimina las toxinas acumuladas durante la jornada.

• Procurar disponer de paz y tranquilidad durante las comidas para favorecer la digestión. Además, eso nos permitirá disfrutar y apreciar más los sabores.

El ejercicio físico genera un nivel de estrés sano en el cerebro

• Tomarse tiempo para la relajación.

• Ejercitar y practicar la risa y la sonrisa.

• Ejercitar y practicar el pensamiento positivo.

• Saber organizar la vida y establecer prioridades, fijándonos metas y administrando el tiempo de la manera más rentable y eficiente posible.

• Reducir lo que nos desagrada.

Técnicas de relajación

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