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La civilización y la mitología egipcias
Los misterios hermopolitanos

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En Hermópolis,[57] en el Egipto Medio, la cosmogonía del lugar incluía un «Huevo-loto»[58] que nacía de las Aguas primordiales, en este caso del lago de Hermópolis,[59] asimilado aquí a un «montículo alto» (un lugar elevado).

El nombre sagrado antiguo de la ciudad de Hermópolis era Khmunu:[60] la «Ciudad de los Ocho», destacando así la «Ogdoada Sagrada» surgida del agua y del limón, constituida por ocho deidades (más concretamente cuatro masculinas y cuatro femeninas), que crearon la Luz mientras daban vida simultáneamente al demiurgo:

El niño sacrosanto, el heredero perfecto nacido de la Ogdoada,

simiente divina de los primeros dioses anteriores.[61]


Este demiurgo sería el dios Tot,[62] que se uniría a la Ogdoada para constituir de nuevo la Enéada Sagrada:

Tot, el dos veces grande, el más viejo, el señor de la ciudad de Hermópolis la grande, el gran Neter en Tentyris, el soberano Dios creador del Bien, corazón de Ra, lengua de Atum, garganta del Dios cuyo nombre está oculto (Amón), Señor del Tiempo, rey de los años, escriba de los anales de la Enéada.[63]

57

La ciudad de Hermes (Tot-Hermes).

58

Este «huevo cósmico» no está desvinculado del simbolismo del «escarabajo pelotero» que se enrolla para convertirse en bola, ya que este último encarna al Sol, pero también al Huevo del Mundo, del que debía nacer la Vida.

59

Según algunas versiones, se trataba de una ciénaga, y este «huevo cosmogónico» salía de las entrañas de la «oca del Nilo» (¡el «Gran Graznador»!).

60

Su antiguo nombre civil era Un.

61

Véase Mircea Eliade, op. cit.

62

Aunque en algunas versiones se trataría, de hecho, del propio dios Ptah.

63

R. P. Festugière, La Révélation d’Hermès Trismégiste, París, 1944.

El gran libro de las civilizaciones antiguas

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