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El contexto: guerras civiles irregulares
ОглавлениеLos contextos en los que interactúan los grupos armados y la población civil son cruciales para entender la naturaleza de esas interacciones y sus consecuencias. Las guerras civiles son los contextos analizados en este libro. Desde luego, el aumento de refugiados y DI ha coincidido con el incremento de la cifra de guerras civiles en la segunda mitad del siglo XX. Las dinámicas de la Guerra Fría condujeron a un aumento de una forma de guerra conocida como “guerra de guerrillas” o “insurgencias”, al tiempo que los Estados Unidos y la Unión Soviética apoyaban rebeldes con los que compartían afinidad política, que de otra manera habrían sido derrotados por estados fuertes (Kalyvas y Balcells 2010; Hobsbawm 1996). Estas guerras civiles “irregulares” (Kalyvas 2005) representan cerca de la mitad de todas las guerras.8
Este libro tiene como propósito conceptualizar y explicar la variación en las formas del desplazamiento en el marco de las guerras civiles irregulares, más que el grado general de desplazamiento producido por esas guerras. El objetivo de este libro es distinto de aquellos estudios que abordan operaciones de gran envergadura, como asesinatos en masa (Valentino 2004), deportaciones (Greenhill 2010), limpiezas étnicas (Bulutgil 2016) o genocidios y politicidios (Harff 2003; Strauss 2006).9 Si bien esos tipos de victimización con frecuencia se traslapan con formas de desplazamiento, requieren explicaciones diferentes, debido a que se basan en decisiones que por lo general tienen carácter centralizado. En contraste, las formas de desplazamiento que documento y explico aquí están relacionadas con las estrategias de grupos armados dentro de guerras en curso, lo cual, cabe esperar, varía de acuerdo con la comunidad y el tiempo.
En el contexto de las guerras civiles, es difícil recopilar información confiable acerca de las comunidades afectadas por el enfrentamiento y la elaboración de esta es, a menudo, una prioridad secundaria con respecto a la necesidad de atender a las víctimas de la violencia. Como resultado, es difícir dimensionar con claridad la manera en la que se produce el desplazamiento, en especial, en guerras civiles que no tienen un carácter étnico. Con el fin de abonar el terreno para entender el desplazamiento, primero necesitamos entender las características de esos tipos de guerra y la forma en que tales características inciden en la manera en que interactúan grupos armados y población civil.
Las guerras civiles irregulares se caracterizan por una relación de desequilibrio entre militares que hacen parte de estados fuertes, y cualquier milicia aliada, e insurgentes débiles. En algunos contextos, las milicias que combaten a los rebeldes también son importantes (Jentzsch, Kalyvas y Schubiger 2015). Los grupos armados, incluyendo la fuerza pública, son “organizaciones formales que emplean la fuerza armada para incidir en el resultado de una incompatibilidad política declarada”.10 Los insurgentes evitan confrontaciones militares con el estado y, como resultado, sus frentes armados son configurados con dificultad (Kalyvas 2006). Esta dinámica tiene implicaciones graves para los civiles: los grupos armados enfrentados buscan su apoyo y les piden que participen en la guerra. Los insurgentes acosan a la población civil en busca de recursos y refugio (es bastante conocido que Mao bromeaba sobre el hecho de que las guerrillas nadan en un mar de civiles). El reto principal para los contrainsurgentes es el “problema de la identificación”, es decir, diferenciar a los civiles y a los insurgentes. Para resolver el problema, deben pedir información a los civiles (Kalyvas 2006). Ambos bandos procuran establecer control territorial en los lugares en que son el único actor al mando. Con ese propósito, los grupos armados emplean diversas tácticas para obtener o mantener el control, o para socavar la presencia o el control de un rival, lo cual incluye varias formas de violencia en contra de la población civil (Kalyvas 2006, 124-132).11 Si bien insurgentes y contrainsurgentes tienen motivaciones similares para el uso de la violencia, difieren con respecto a cuándo, dónde y cómo la emplean, debido a los diferentes recursos que están a su alcance (regresaré más adelante sobre este punto).
Los civiles son personas que no participan en las actividades militares de ningún grupo armado, pero que pueden llegar a ser sus socios o colaboradores de “tiempo parcial”. Con el fin de evitar la violencia, las personas evalúan, de forma constante, el riesgo al que están expuestos y sopesan las acciones que pueden tomar para reducir ese riesgo. Los civiles también tienen preferencias políticas y sus recursos pueden ser limitados, lo cual moldea sus decisiones. En condiciones normales, prefieren permanecer en sus comunidades y en sus tierras. Infortunadamente, los grupos armados con frecuencia obstruyen esa vía.
En el transcurso de guerras civiles irregulares, “a lo que más temen los grupos armados es a la deslealtad, sin excepción” (Gutiérrez Sanín 2003, 22). Debido a que los grupos armados no buscan enfrentarse en combate, su habilidad para derrotar al adversario depende de los civiles. El objetivo principal de la contienda es el control territorial, y la deslealtad expresada por los civiles puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota (Downes 2008, 36). La deslealtad de los civiles puede conducir a que un grupo armado reciba información acerca del lugar en el que sus rivales se encuentran acampando, o cuáles de los vecinos son sus aliados. La deslealtad también puede asegurar el suministro de comida, como el caso de las tortillas que algunos salvadoreños proporcionaban de forma voluntaria al Frente Farubundo Martí para la Liberación Nacional –FMLN– (Wood 2003). En síntesis, los grupos armados se esfuerzan para localizar y castigar a los desleales.