Читать книгу Aprender y Educar sin agotarse - Adriana Margarita Montequin - Страница 8

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Presentación

Este libro es el resultado de una búsqueda profesional y personal a la vez. Es el punto en el que se encuentran delgados senderos con amplias avenidas que invitan a seguir explorando. En uno de ellos comenzamos a andar movidos por una evidencia: algo no andaba bien en la educación universitaria, en particular para sus estudiantes, entre quienes una proporción cercana al setenta por ciento suspende su carrera sin concluirla.

Nos preguntamos entonces si era posible comprender y, luego, contribuir al fortalecimiento del camino de tantos jóvenes que llegan y se van de allí sin saber muy bien qué fuerzas los impulsan o los detienen. ¿Podríamos aportar nuevo conocimiento sobre los factores que explican esas dinámicas? ¿Ha sido dicho todo acerca del rol que le cabe al individuo y a su contexto en ese proceso? Nunca es demasiado el esfuerzo cuando se trata de encontrar soluciones a un problema en el que se anudan tantas realidades. Esa inquietud nos llevó a una primera investigación que en 2015 se concretó en la tesis para optar al Doctorado en Historia (1).

Otra senda, hecha de un sutil entramado de intuiciones y vivencias, surgió de reconocer la necesidad que tenemos como padres y como docentes de comprender lo que nuestros hijos y estudiantes nos están diciendo a través de una conducta disruptiva en la escuela. Muchas de las situaciones que niños y jóvenes expresan hoy en los tres primeros niveles educativos desafían nuestros saberes y potencias, piden respuestas a toda costa y vuelven acuciante una pregunta: ¿Cómo educar sin agotarnos?

Toda esa trama, no obstante, reconoce un verdadero comienzo, un primer impulso que nos puso en el camino y nos llevó, casi sin saberlo, a deslizarnos del campo de la historia hacia el de la educación, articulando diversas aristas de los estudios sociales. El recorrido es extenso. Quisiéramos destacar aquí solo un hito: nuestro contacto con la Pedagogía Sistémica y, en ese marco, con el pensamiento de Bert Hellinger, que fueron modulando nuestra percepción, las primeras preguntas y la consciencia de esa necesidad de ver más allá de lo visible.

Haber experimentado en forma vivencial la perspectiva de Hellinger fue una enseñanza que por sí misma nos llevó a otro lugar y abrió una puerta. Nos permitió imaginar que algo, por pequeño que sea, podría hacerse para contribuir al bienestar. No solo de los jóvenes universitarios sino de muchos profesionales que en su práctica cotidiana en los diversos niveles de enseñanza afrontan desafíos que los interpelan y vuelven muy difícil su tarea. Como madre, advertí cuánto me hubiera ayudado conocer este trabajo mucho tiempo antes, cuando mi propio hijo cursaba sus primeros años en la escuela primaria.

Con ese impulso comenzamos a andar, intuyendo que la búsqueda de explicaciones, respuestas y soluciones no sería fácil. Convenía emprenderla con humildad, sabiendo que, como dice Philippe Meirieu (2016), “las respuestas simples a problemas complejos solo pueden levantar sospechas” (p. 211).

Algo nos anima y sostiene: pensar que la posibilidad de arrojar un poco de luz puede ser valiosa para cada una de las vidas comprometidas en cada una de esas situaciones difíciles. Es sabido que la imposibilidad de comprender es por sí misma una fuente de sufrimiento. Por eso, buscar alguna verdad, explorar nuevos puntos de vista para abordar y afectar aquello que se resiste a cambiar o a ser explicado justifica el trabajo.

Entonces, el libro recorre dos cuestiones que atraviesan el campo educativo. La primera, surge de preguntas que buscan comprender situaciones que hacen a la permanencia y al abandono en una institución educativa: ¿Por qué algunos estudiantes logran superar los obstáculos en su carrera universitaria y otros, frente a las mismas circunstancias, abandonan o se estancan como si los obstáculos pudieran más que ellos? ¿Cómo explicar las trayectorias de jóvenes que provienen de contextos similares y tienen desenlaces tan diferentes, sin que se trate en estos casos de una cuestión vocacional? ¿Dónde poner el foco para explicar estos hechos?

La segunda cuestión surge de la necesidad de encontrar nuevas formas: explorar nuevos métodos para conocer, para dar cuenta de aquello que no se comprende. Este impulso nos llevó a descubrir otra mirada, una forma diferente de percibir y acceder a lo que queremos saber.

Compartimos aquí las ideas y experiencias por las que fuimos circulando para abordar y aportar comprensión a esas situaciones que giran en torno a procesos educativos. Sea este el vivido por un joven al ingresar a una carrera universitaria, o por un docente que se propone enseñar a niños y adolescentes en una escuela primaria o secundaria.

Siguiendo la evolución de nuestra exploración y de nuestra curiosidad, hemos dividido el texto en tres partes. Así, lo que comenzó por los jóvenes y la formación universitaria se fue desplazando a otros niveles y actores de la educación. De las preguntas sobre un determinado problema pasamos a la pregunta por la forma de abordar los problemas.

La Primera Parte es una invitación a detenernos un momento a pensar en lo que se pone en juego en el hecho educativo, en las ideas acerca del sujeto que en él se involucra y en su relación con ese hecho. La intención ha sido en este caso no entrar desprevenidos, y en todo caso elegir desde donde abordar aquellas preguntas. Así, los Capítulos 1 y 2 desarrollan los conceptos teóricos y los principios básicos desde los cuales accedemos al campo de estudio, las problemáticas y sus actores.

Ellos comportan instrumentos fundamentales para trascender diagnósticos que nos dejan sin respuestas. Nos orientan en la búsqueda de ese margen de poder de toda acción individual que se despliega, no obstante, en un proceso colectivo. Veremos la importancia de pensar al sujeto como parte inseparable de sus entornos de pertenencia, entre ellos el de la familia. Se trata así, de asumir una mirada sistémica, que sin perder de vista la acción individual, atiende la trama de relaciones en la que esa acción se despliega y cobra sentido. Daremos sostén a la idea de que en esa relación con el mundo, que es el aprender y el enseñar, el sujeto no es pasivo e interviene mediante su percepción. En esta subsiste siempre una acción en potencia ya que, como intentaremos mostrar a lo largo de nuestro trabajo, la ampliación de la consciencia perceptiva abre nuevos caminos frente a situaciones que parecen no tener salida.

Las nociones básicas que abordamos en el Capítulo 1, atraviesan y cobran sentido en el enfoque de la Pedagogía Sistémica, cuyos principios básicos desarrollamos en el Capítulo 2. Estos hacen de ella una nueva forma de mirar el proceso educativo y sus actores, se centran en las relaciones e interacciones propias de toda situación social de enseñanza y aprendizaje. Hacemos referencia a aquellos conceptos que la distancian del paradigma de la modernidad simple cartesiano-newtoniano. Subrayaremos la potencia que aloja esa nueva mirada, al poner en cuestión el legado que la visión mecanicista dejó sobre la forma de mirar los procesos socio-psicológicos. Presentamos los principales rasgos del método de observación meta-didáctico, la configuración espacial sistémica, que complementa el enfoque conceptual de la Pedagogía Sistémica. Su aplicación en el campo educativo se abordará en varios pasajes de este libro.

En la Segunda Parte presentamos los núcleos centrales de nuestra primera investigación sobre los estudiantes universitarios, que nos fue llevando por diferentes métodos y perspectivas. Comenzamos por un análisis cuantitativo de variables sociodemográficas de una gran población y culminamos con la exploración de la experiencia de algunos casos individuales en base a historias de vida. Los capítulos 3, 4, 5 y 6 comprenden desde el contexto del problema en análisis marcado por un horizonte de ingreso masivo y altas tasas de abandono y desgranamiento, pasando por las cuestiones metodológicas, y culminando con los principales hallazgos de la investigación recogida en la tesis referida.

Comenzamos por conocer los componentes del proceso de encuentro de los estudiantes con la universidad, los obstáculos y las estrategias a las que acuden frente a ellos, y su modo de ubicarse en el nuevo escenario. En ese marco, indagamos sobre la incidencia que tienen los contextos sociofamiliares en los diversos desenlaces de ese proyecto académico que, si bien es individual, tiene mucho de colectivo.

Por último, en la Tercera Parte se abordan los avances que desde 2016 hasta hoy hemos desarrollado en el campo de la Pedagogía Sistémica, en dos ámbitos. Uno de ellos se describe en el Capítulo 7, que continúa la investigación aplicada al problema del estancamiento y de la frustración de los jóvenes en sus estudios universitarios. Este trabajo se lleva a cabo en la Facultad Regional Buenos Aires de la Universidad Tecnológica Nacional. Aquí exploramos el diseño y la implementación de una metodología que amplíe la comprensión del proceso vivido por los estudiantes y habilite acciones exitosas de apoyo e intervención.

Compartimos las primeras impresiones de esta experiencia cuyo núcleo son las mencionadas configuraciones sistémicas creadas por Bert Hellinger, también llamadas constelaciones familiares por su traducción del alemán. Por su intermedio es posible acceder a aquello que permanece oculto ante nuestra mirada. Su riqueza radica en su potencia para abrir el camino al conocimiento de una situación analizada, tanto para el observador como para el autoconocimiento de los propios sujetos en ella involucrados. En muchos casos, esa posibilidad de reconocerse es el primer paso para construir un punto de apoyo y reiniciar el movimiento detenido.

El segundo ámbito de desarrollo de la Pedagogía Sistémica se describe en el Capítulo 8. Allí nos referimos a la transmisión y la aplicación de aquellos principios e instrumentos sistémicos con otros actores y niveles del campo educativo, como el inicial, primario y secundario. Los miembros de una institución escolar y de la familia deben hacer frente a situaciones que cada vez con mayor intensidad plantean nuevos retos y necesidades: dificultades de aprendizaje, interculturalidad y atención a la diversidad, problemas de conducta, nuevas estructuras familiares, etc.

Una de las cuestiones capitales a las que invita a reflexionar la Pedagogía Sistémica es el rol de la escuela en su relación con las familias, los niños y los jóvenes, en su devenir histórico y social. Un lazo en permanente construcción. Partiendo de esas situaciones que hoy viven los docentes iniciamos el camino para identificar los límites y el alcance de su acción, proponiendo un antídoto para el burnout propio del trabajo pedagógico. Ello aporta mayor libertad y capacidad de acción en la situación escolar que lo aqueja, ampliando la perspectiva del docente. Proponemos criterios para discernir y jerarquizar la información de una situación problemática, e identificar el lugar adecuado en base a los principios de la Pedagogía Sistémica.

En ese marco, presentamos las impresiones vividas en experiencias inéditas de capacitación, asesoramiento y supervisión a docentes y otros profesionales del campo pedagógico. Finalmente, hacemos una breve historia del recorrido hecho por la Pedagogía Sistémica desde su origen en otros países hasta llegar a nosotros.

1. La versión completa de la tesis “Encontrarse con la carrera universitaria. Historia, tensiones y alternativas”. Adriana M. Montequín, 2015, Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires, puede verse en el sitio https://utn.academia.edu/AdrianaMontequin.

Aprender y Educar sin agotarse

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