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LIBRO SEGUNDO
CAPITULO ÇINCO

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Como, pasado el ynbierno, el governador Jorge Espira marcho hasta llegar a las rriberas del rrio Opia, donde torno a ynbernar, y como en el camino prendio a Francisco Velasco, con su teniente, y lo enbio a Coro, por çiertas palabras que dixo.

Ya quel alegre tienpo del verano le entraba a Jorge Espira y las aguas se aplacaban, aprovechandose de la ocasion quel tiempo le ponia en las manos, porque hasta entonçes, avnque por la hambre abia sido forçado a mudarse de aquel aloxamiento de Acarigua, las aguas de que abia estado çercado no le dexaban efetuar su voluntad, se mudo y paso mas adelante con su gente y campo a vna provinçia llamada Amorodore, en la qual se alojo y rrancheo para que la gente se rreformase de la hambre que trayan de atras; porque como en esta provincia no se abia hecho daño ninguno, hallaron en ella abundantemente de comer, y tanbien era grande ynpedimento y estorvo al73 caminar y asi porque por ser aquella tierra llana avn no se abian escurrido ni enxigado74 las aguas, se estuvo en esta poblazon y alojamiento vn mes, donde los naturales de ella, deseando echar de si tan malos guespedes como los españoles eran, por los daños que en sus comidas y avn personas de ellos rreçebian, convocandose y juntandose muchos yndios tomaron las armas en las manos para echar de alli a los nuestros; mas ninguna cosa les presto, porque dos vezes que acometieron a dar en sus enemigos fueron con mucha façilidad rrebatidos y ahuyentados tan admedentradamente que nunca mas osaron juntarse ni tomar las armas en las manos, antes apartandose todo lo que podian de los españoles, les dexaban gozar con quietud de sus casas y haziendas y de todo lo demas que entre manos tenian, en pago de lo qual les abian muerto dos caballos.

Despues del tiempo dicho paso el Governador adelante con su gente, prosiguiendo su descubrimiento por la halda de la sierra y cordillera, que sienpre llevaba a mano derecha, y llego a otra provinçia de yndios llamados Coyones, bien poblada, y la gente belicosa y gerrera y de buen coraje en las guaçabaras, y de diferente lengua de la de atras. Alojose en esta provinçia la gente española, y pretendiendo los naturales de ella ganar mas honrra que los de atras, salieron de mano armada y con buena horden acometieron a los nuestros, los quales, avnque estaban ya puestos a punto para rreçebir a los enemigos, no dexaron de tardar en desbaratallos, por ser gente que les turaba el brio algun tiempo, y avnque fueron maltratados y desbaratados de los españoles, todabia les pusieron en condiçion de matar al capitan Montalbo, al qual quitaron la lança, y derribandolo del caballo se lo llevaban a manos bivo sino fuera socorrido de algunos soldados que lo defendieron y quitaron de las manos de los yndios. Hirieron y maltrataron a otros españoles, mas no murio ninguno. Acometieron otras dos vezes estos yndios, y sienpre fueron frustados de sus desinios con daño de sus personas.

De esta provinçia de Coyones paso adelante Jorge Espira con su gente y llego a las provinçias y rrios que dizen de Varinas, que es a las espaldas de donde esta agora poblada la çivdad de Merida del Nuebo Rreyno. Alli se rrancheo y alojo el Governador con su compañia por descubrir y ber si por alli çerca obiese entrada para atrabesar la tierra. Estubo en este sitio o alojamiento muchos dias Jorge Espira, con gran daño de su gente, porque se hallava poca comida y abia muchos enfermos, que les era gran ynpedimento y estorvo para seguir su descubrimiento y jornada con la diligencia neçesaria, de donde rredundaba quel75 Governador hiziese tantas paradas y sintiese la gente tanto la hambre, de tal suerte que muchos dias se sustentaron con solamente palmitos76 y otras comidas silvestres y no conoçidas, cavsadoras de mayores enfermedades y males. Y estando en esta neçesidad tan extrema, tubo notiçia el Governador que en la sierra o cordillera se hazian çiertos valles poblados de yndios, en que abria abundancia de comida, el qual luego enbio a su teniente, llamado Françisco de Velasco, con dozientos honbres y algunos caballos, y le mando que llegase con los caballos hasta el pie de la sierra, y que quedandose el en vnos poblezuelos de yndios que alli abia con alguna gente, embiase la demas arriba a traer comida y le proveyesen de todo el mayz, yuca y patata y sal que pudiesen, que era todo bien menester.

El teniente Françisco Velasco se partio con la gente, y llegando al pie de la cordillera hizo lo quel Governador le abia mandado, quedandose el alli con çinquenta honbres, y enbiando los demas a lo alto para el efecto dicho con vn cavdillo llamado Nicolas de Palencia, los quales caminando hallaron vn buhio rredondo muy grande, hecho en vn arcabuco o montaña, en el qual abia mas de mil y quinientas hanegas de mayz; y alegrandose los soldados con tan buen encuentro, pararon alli con el serviçio de yndios e yndias que llevaban, de donde salian a correr los pueblos y lugares de alrrededor, prendiendo alguna gente de la que por alli abia, rrancheandoles esa miseria que tenian, donde obieron alguna probision de sal, con que rrestavraron algun tanto la mucha falta que de ello todos tenian; y enbiando deste buhio redondo la guente77 que pudieron cargada de mayz y otras rrayzes y sal, se quedaron los mas de los soldados en guarda de aquel buhio, porque si lo desamparaban, los yndios no los escondiesen el mayz.

El Françisco de Velasco holgose con el rrecado y comida que le abian traydo de la sierra, y procuro que se llevasen dos o tres caminos de comida a donde el Governador estaba con los enfermos, y procuro yformarse de las graçias que Jorge Espira le daba por el socorro de la comida que le abia enbiado, al qual dixeron que estaba algo quexoso por lo poco que le abia llevado; y amohinandose el Velasco destas nuebas, dixo: o cuerpo de tal con el Governador; pues boto a tal que si el tiene alla çiento de capa blanca, yo tengo aca dozientos de capas negras; y con esto rrecogio la gente y fuese donde Jorge Espira estava. Algunos amigos del Gobernador les pareçio mal estas palabras del Françisco de Velasco, y dando abiso dello al Gobernador le yndinaron contra el de tal suerte que luego proçediendo contra Velasco lo prendio y aprisiono con todo rrecado y hizo sus ynformaciones muy bastantes de lo que abia dicho; y consultando el negocio con los capitanes y personas prinçipales que en el canpo traya, las pidio pareçer de lo que se debia hazer, los quales78 acordaron que devia echar de si a Belasco, porque no obiese tantos superiores. Visto esto y que ningun bien abian de cavsar al tinienti, y asi, de pareçer de todos, acordo el Governador echar de si a Belasco, embiandolo a Coro con toda la gente enferma que en el canpo abia y algunos sanos para su rresguardo y custodia. Enbio asi mesmo vn capitan con vna conpañia de soldados para que aconpañasen aquella gente enferma y presa, hasta echallos fuera de las provincias que atras quedaban, que eran de gente belicosa y guerrera, sin que reçibiesen dellos ningun daño(A).

Hecho esto y bueltos los que aconpañaron al tiniente Velasco y enfermos, prosiguio su descubrimiento el Governador con su gente los llanos adelante, y como el tiempo era ya del todo enxuto y los rios venian muy mansos, no se detenian en ninguna parte, antes caminaban con toda ligereza, pasando por muchas provincias pobladas de gentes diferentes vnas de otras y de diferentes lenguas y nombres, con todos los quales no dexaron de tener algunos rrecuentros y guaçabaras, mas no de suerte que les ynpidiesen el caminar. Llegaron a los rrios famosos por su grandeza, llamados Apure y Zarara, y como era berano facilmente los pasaron, porque la tierra es llana y ellos van derramados y estendidos y muy sosegados y mansos; y sin estos, otros muchos rrios de mediana grandeza, que tambien suelen ynpedir el pasaje a los descubridores, como son los rrios Caçanare, de igual grandeza que los nombrados, y Pavxoto y Çosubana79 y el Temeri, y Guanaguanare, y Opia, y Haya, y Gravbiare, y Papamene, todos estos que salen de la sierra y cordillera dicha, cuyos nombres rreferidos son los propios que los naturales les tienen puestos. Y caminando, ya quel ynbierno entraba, llegaron a vn rrio, llamado Opia, a la rribera del qual abia algunas poblazones de yndios, donde pareçio al Governador y a sus capitanes ser parte acomodada para tener y pasar el ynvierno, por poderse proveer y sustentar de las comidas y mantenimientos que los naturales destos pueblos tenian para su sustento, y ansi hizieron su alojamiento y rrancheria en el mejor y mas alto sitio que les pareçio destos lugares y pueblos que a la rribera del rrio Opia estaban.

NOTAS AL CAPITULO V

(A) Oviedo y Baños, que en todo lo esencial de este relato sigue al Padre Aguado, aunque sea por intermedio del Padre Simón, añade algunos detalles:

«Estas palabras de Velasco – dice – y el modo con que las expresó su sentimiento parecieron muy mal á cuantos las oyeron; y, ó fuese por vengar alguna pasión ó desafecto, ó por la comun propensión de querer muchos ganar gracias con los superiores, aunque sea á costa de los créditos ajenos, no falto quien las pusiese en noticia del Gobernador, acriminando la materia y subiendo de puntos el delito; de que, irritado Spira, puso luego en prisiones á Velasco, y procediendo contra él por vía jurídica, sustanciada la causa, se resolvió á cortarle la cabeza; pero mediando la autoridad de Juan de Villegas, Damián del Barrio, Alonso Pacheco y Juan Guevara, fué bastante la interposición de éstos para que, templado el enojo del Gobernador, revocase la sentencia, contentándose con remitirlo preso á Coro, y en su compañia toda la gente enferma que llevaba», etc. (Tomo I, libro I, cap. XIII.)

73

En la edición de Caracas, el en vez de al.

74

Debe querer decir enjugado.

75

En la edición de Caracas: aquel en vez de que el.

76

Idem id.: palmitas. Esto nada significa. Palmito es una planta de la familia de las palmas.

77

Debe querer decir la gente.

78

Siguen varias palabras tachadas.

79

En la edición de Caracas: Sosubana.

Historia de Venezuela, Tomo I

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