Читать книгу Cómo superar el trastorno bipolar - Alberto Caselles Ríos - Страница 12
Un presente
Оглавление“Lo que doy, me lo doy. Lo que no doy, me lo quito”
Alejandro Jodorowsky
Si tu pasado ha estado dominado por una sensación de freno vital, en el que cada paso supone un sobreesfuerzo cada vez mayor, puede ser el momento más apropiado para hacer un alto en el camino. Mi presente no hubiera cambiado radicalmente si no hubiera llegado el día en que me bajé de un tren que no me conducía a ninguna parte para cuestionarme mi vida y lo que habían sido mis circunstancias hasta ese mismo día. Cuando el nivel de sufrimiento psicológico sobrepasa ciertos límites queda en evidencia la necesidad de cambios importantes hacia fuera o hacia dentro de uno mismo. Priorizar tu salud cuando se ha visto quebrada en más de una ocasión, es el primer paso de un largo camino. Sin ella te sobra todo, con ella no te faltará nada.
El día en que abandoné mi profesión para dedicarme a la escritura, mi madre me acompañó al psiquiatra porque pensaba que me había vuelto a subir al globo de la euforia. Sin embargo, sin ni siquiera saberlo, me acababa de subir a un globo que me elevaría sobre el sufrimiento y me conduciría a un progresivo bienestar.
Quienes se imaginan a los neurotransmisores como unos señores bajitos, muchas veces desilusionados, y las menos, con ganas de fiesta, unos pequeños hombrecillos ajenos a tus necesidades, intereses o circunstancias, caen en la trampa de ver sólo la parte como un todo. Mi experiencia personal y la de otros, parecen indicar que somos mucho más que marionetas movidas por los invisibles hilos de nuestras emociones.
Si triunfar en el mundo empresarial fuese una enfermedad mental, no sabríamos mucho acerca de los rasgos psicológicos de una persona que persigue el triunfo hasta alcanzarlo. La psicología del trabajo y las organizaciones, aplicada al mundo empresarial, es una actividad orientada a mejorar el rendimiento laboral y cualquiera puede encontrar cientos de libros en cualquier librería de su ciudad. Sin embargo, la psicología clínica, y, en especial, cualquier forma de terapia orientada a aliviar el sufrimiento de las personas diagnosticadas con trastornos graves, tiene todavía mucho que decir respecto al trastorno bipolar. El poder de la palabra y un simple diálogo constructivo orientado a iluminar las sombras de tu vida, pueden ser suficientes para movilizar tus recursos personales y recuperar el bienestar psicológico. Un diálogo, en mi caso particular, que duró más de seis años y me facilitó disponer de mis propios recursos para continuar en solitario.
Habitualmente, levantar una casa en ruinas no es tarea de un día. Llegar a plantearse alternativas es el punto de partida de toda recuperación y una necesidad para afrontar cualquier problema, incluida la enfermedad. Pensar que no hay alternativa posible es un punto final y sin retorno. La esperanza es la llave que permite mantener siempre una puerta abierta a través de la cual siempre se filtra un poco de luz y circula el aire necesario para respirar. Mi presente, desde que recuperé la salud, es un trabajo personal orientado a compartir mis conclusiones respecto al trastorno bipolar y a difundir un proyecto con el nombre de Esperanza Bipolar. Enterrar el aprendizaje de las personas que han padecido los síntomas y han sido capaces de superarlos, sería un auténtico desperdicio que la sociedad no puede permitirse el lujo de desaprovechar. Desconozco el motivo por el que las cosas son como son, pero entiendo la salud de los demás como un compromiso de todos. Mi iniciativa nace de este profundo compromiso con quien sufre los síntomas del trastorno bipolar y a quienes me siento, de alguna forma, íntimamente unido. El convencimiento de que quienes hemos logrado dejar atrás el sufrimiento debemos de servir de apoyo a quienes todavía no lo han hecho, descansa en una conclusión que sufrí en mi propia carne: quien vive sin esperanza se desvive y acaba mal viviendo. Consciente de que todo esfuerzo nunca será suficiente pero merecerá la pena, hace tiempo decidí dedicar el mío para difundir optimismo y dar algo más que ánimo a quien lo necesite.
Las primeras reuniones en una asociación de pacientes bipolares cercana a mi cuidad, fueron la mejor manera de entrar en contacto con otras personas que, al igual que yo, habían sufrido o seguían sufriendo los síntomas del trastorno bipolar. Tras un año acudiendo a estos encuentros en los que muchos evidenciaban las dificultades que sufrían para llevar una vida normal y disfrutar del bienestar psicológico, comencé a coordinar las actividades en mi propia ciudad.
Al principio, no tenía una idea preconcebida de cuáles podían ser las actividades más adecuadas para el beneficio de todos. De forma espontánea, la mejor forma para que las situaciones se resuelvan por sí mismas, la asociación se convirtió en un espacio íntimo donde las personas podemos compartir nuestras vivencias sin temor a ser juzgados y con la confianza mutua como pegamento emocional. Con una reunión mensual de dos horas de duración, la situación de algunas personas ha mejorado de una forma llamativa aliviados por el bálsamo de compartir y el apoyo desinteresado y sincero del resto de miembros del grupo.
Perder temporalmente el control sobre tu propia vida es una situación que inicialmente provoca desconcierto y una intensa sensación de indefensión. Sufrir situaciones en las que tus emociones se han visto desbordadas hasta extremos poco frecuentes, provoca el retraimiento y aislamiento de los demás, acompañado por una amarga sensación de culpa y vergüenza al mismo tiempo. No es de extrañar que uno sólo se sienta realmente comprendido por las personas que se han visto reflejadas en el mismo espejo. Uno de los muchos motivos que contribuye a mejorar el bienestar de los integrantes de los grupos de apoyo, es simplemente saber que uno no está solo en la tormenta de la inestabilidad emocional.
Reconocer la satisfacción que me produce escuchar el murmullo de las conversaciones de los asistentes a la salida de una reunión de la asociación, es la prueba de que estoy donde debo estar. Saber que he podido contribuir a la mejoría de personas en una situación de salud realmente delicada, un motivo más para seguir volcándome en lo que hago. Escribir en un blog personal y crear una comunidad en las redes sociales, ambas iniciativas con el nombre de Esperanza Bipolar, fue una manera más de entrar en contacto con las dificultades que todos, como personas, afrontamos en nuestra vida diaria. Pequeñas cosas, todas ellas centradas en el bienestar de los demás, ocupan el centro de mi vida. Lógicamente dedicarme a estas actividades me devuelve con creces la ilusión que vuelco en ellas. Es una relación de beneficio mutuo en la que siempre recibo más de lo que doy.
Mi presente, desde hace mucho tiempo, consiste en una rutina diaria en la que puedo marcar los ritmos y los tiempos. Un estilo de vida condicionado en sus inicios por el estrés sufrido en el ejercicio de una profesión equivocada. Hoy en día, una fuente inagotable de satisfacción y disfrute diario que, ni en el mejor de mis sueños, pude imaginar. A veces, anteriores fracasos pueden convertirse en las puertas de entrada al éxito personal entendido como satisfacción con la vida y tu entorno. Alineando tus habilidades y cualidades con tus propósitos y tus metas, tu vida puede fluir de una forma natural y espontánea. Se trata de un proceso en el que pequeños avances se convierten en pasos de gigante que te permiten alcanzar logros antes inimaginables. Sensaciones cálidas y acogedoras que tenías olvidadas y puedes volver a sentir en tu propio cuerpo te están esperando, si eres capaz de descubrir el qué y el cómo.