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Introducción. Marinos de origen vasco: de Kortézubi a San Fernando

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El presente trabajo surge a partir del convenio de ordenación, catalogación y digitalización del repositorio documental y fotográfico rescatado en la casa Lazaga que perteneció desde 1865 a una familia, oficiales de la Armada, que ocuparon lugares destacados en el devenir de los acontecimientos históricos que sucedieron a lo largo de buena parte del siglo XIX y principios del XX en diversas instituciones del Estado, tanto en el espacio colonial como en el español. Esta familia fue partícipe de la burguesía local de la ciudad de San Fernando, que, gracias a sus rentas, propiedades –urbanas o rústicas– y a los vínculos que se generan en la Armada y la política, lograron ascender y extender su presencia en diferentes ámbitos de la sociedad que les tocó vivir.

El siglo XVIII fue una época de reformas significativas para la Armada que vio cómo se desarrollaba una nueva estructura organizativa, la construcción de nuevos bajeles y, concomitantemente, la necesidad de nuevos oficiales, más formados y capaces, que los mandara; por lo tanto, en 1776, y frente a las diferentes voces que reclamaban nuevas academias de guardiamarinas complementarias a la gaditana, se crearon las del Ferrol y Cartagena (Kuethe, 2018).

Precisamente, fue en una de ellas, el Ferrol, donde Martín Lazaga y Uría sentaría plaza en 1788 con 17 años. Este vizcaíno nació en la ante iglesia de Kortézubi, señorío de Vizcaya y, como no podía ser de otra manera, hijosdalgo, condición sinequanon para aspirar a sentar plaza como guardiamarina (Díaz, 2004). Ingresó como cadete en un periodo en el que la Armada española estaba en franco crecimiento, con una hacienda con recursos suficientes para hacer frente a un nuevo concepto de Armada y una más que necesaria organización administrativa de la misma, con unos proyectos de construcción naval más racionales y conformes con los nuevos tiempos y con las nuevas técnicas desarrolladas en otros países que competían con España por la supremacía marítima (Merino, 1981): un periodo crucial en el que la Marina debía asegurar y garantizar la unidad y las relaciones con América y Filipinas. Pero, durante su carrera como oficial de la marina, Martín Lazaga y Uría fue testigo de la decadencia y casi total desaparición de la Armada; así, su hoja de servicio sirve de crónica in situ de la batalla naval de Trafalgar en 1805, a bordo del San Juan Nepomuceno, donde fue hecho prisionero, o de la Guerra de la Independencia, en donde fue de nuevo detenido y enviado a Francia. Tras fugarse con otro compañero, y a la vuelta del rey Fernando VII, solicita que a cuenta de las pagas que se le deben, le adelanten lo necesario para vivir y vestir “con el decoro que exige su clase”30. Su carrera militar, tal como manifiesta su expediente naval, fue discreta, y así lo señalan sus superiores, quienes no tienen duda a la hora de calificarlo como “[…]sin disposición alguna”31. Murió en 1818 sin conocer como oficiales de la Armada a sus tres hijos.


Figura 1. Árbol genealógico de Martín Lazaga y Carmen Martínez


Fuente: Archivo Provincial de Cádiz. Secc. Protocolo Notariales. Elaboración J.M.D.

La relación con Cádiz, como en tantos otros casos, se inicia por vía matrimonial; ya entrado el siglo XIX, 1802, se casa con María del Carmen Martínez León y Rey, hija de Sebastián Martínez León, oriundo de Chiclana del Segura, provincia de Jaén, “del comercio gaditano”, matrimonio, por cierto, secreto32. Los cónyuges tuvieron cinco hijos: Antonio, Francisco, Juan Bautista, María del Carmen y Anastasia.

Su hijo, Juan Bautista Lazaga y Martínez Crespo, ya nacido en San Fernando y dos de sus hermanos, Antonio y Francisco (De La Válgoma, 1944), siguieron la carrera de marino de su padre, al igual que los tres nietos de Martín Lazaga y Uría, hijos de Juan Bautista.

Juan Bautista contrae matrimonio con Saturnina Garay Fernández del Busto, natural de La Coruña, hija de José Garay de Nueva Orleans, del comercio, cuyo apellido aparece relacionado con la concesión del proyecto para construir una vía férrea de comunicación entre el Atlántico y el Pacífico en el istmo de Tehuantepec (Bühler, 2010). Sus tres hijos, José María, Juan Bautista y Joaquín, fueron marinos casi por mandato testamentario, ya que su progenitor repartiría sus libros y objetos de la carrera entre sus hijos y hermanos marinos:

[…] a mi hijo primogénito D José, cuando salga alférez de navío se le entreguen mis instrumentos, planos y libros de la facultad y al obtener el empleo inmediato el cronómetro. Al segundo llamado Joaquín cuando mi esposa, su madre lo estime conveniente mi reloj y leontinas y al tercero al llevarse a efecto la partición de la plata labrada se le hará la mejora en una docena de cucharas, tenedores y cuchillos (…) lo es igualmente (mi voluntad) que a mi hermano Antonio se le entregue mi mejor bastón y a mi oro hermano D. Francisco el otro bastón y las obras completas de la Marina Real Española33.

En el mismo testamento reconoce no haber aportado ningún bien al matrimonio, aunque sí su mujer que, como dote, llevaba cuatro mil pesos fuertes “[…] que obran en mi poder”; a pesar de ello, al final de sus días, Juan Bautista fue propietario de fincas urbanas en Cádiz y salinas en Puerto Real que heredaron sus hijos a parte iguales, tal como se detalla en la repartición de bienes “[…] treinta y cuatro ovas partes de la salina situada en el término de Chiclana de la Frontera (…) casas en la ciudad de Medina Sidonia, en la plaza de la Constitución (…) casas en la ciudad de San Fernando C/ Belén, 7, 8 y 9, etc.[…]34. Podríamos asegurar que este es el origen de la fortuna y las propiedades de José María, su primogénito, y de sus otros dos hijos, a quienes, muy probablemente, les facilitaría la entrada y las posteriores relaciones con los sectores burgueses allí donde fueron destinados. Esta es una hipótesis que adelantamos y que está en vías de investigación y estudio.

José María Lazaga Garay ingresó en la Armada separándose voluntariamente del servicio con el empleo de alférez de fragata el 22 de junio de 1876. Fue nombrado alcalde de la ciudad de San Fernando en dos periodos, 1891-1893 y 1907-1909; y fue elegido senador del Reino por la provincia de Cádiz en varias legislaturas entre los años 1896-1904.

Joaquín Lazaga Garay, nació también en San Fernando el 3 de febrero de 1843 y sentó plaza de aspirante en el Colegio Naval Militar, el 8 de enero de 1855. Su carrera en la Armada lo llevó a desempeñar el cargo de gobernador interino de la Isla de Mindanao. En su hoja de servicios35 se detalla ampliamente la relación de este marino con Latinoamérica, realizando su primera navegación a bordo de la urca Pinta, al apostadero de La Habana en 1859. En 1894 desempeñó el cargo de comandante Naval del Sur de Filipinas. El día 9 de abril del mismo año “[…] se encargó interinamente del gobierno general de la isla de Mindanao”36. Con el empleo de capitán de navío fue destinado como capitán del puerto de Manila. Posteriormente, fue nombrado vocal secretario del Centro Consultivo de la Armada y, más tarde, secretario del Consejo Supremo de Guerra y Marina. Se retiró con el empleo de contralmirante.

El tercer hermano, Juan Bautista Lazaga Garay, sentó plaza como aspirante en el Colegio Naval de San Fernando en 1857, y plaza de Guardiamarina de 2ª en 1860. Desde muy pronto fue destinado al Caribe, llegando a La Habana en 1861. Los lazos con América se estrecharon aún más en la familia Lazaga, ya que Juan Bautista contrajo matrimonio con la hija del vicecónsul de Venezuela en Cuba, María Luisa Baralt; de dicha unión nacieron seis hijos, que siguieron vinculados a la vida de la mar. Juan Bautista murió en la batalla de Cuba al mando del acorazado Oquendo en 1898. Pero fue la hija de José María, Lola, casada con José María Chereguini Buitrago en 1899, la que conforma y da cuerpo a este repositorio documental que incluyen, sobre todo, fotos y el intercambio epistolar, entre otros, con su familia y amigos.

El valor histórico-arqueológico del mar

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