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¿Por qué 50 leyes? Razones y arbitrios

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El Padrino es una obra de dos autores que retoma la discusión sobre el poder. Sus compañeras de ruta no son películas de Hollywood ni novelas sobre las sensibles y atractivas tramas del poder y el dinero. El opus es una reflexión, una filosofía sobre el poder. Está hecho en registro literario, tal y como lo hizo Balzac, tal y como lo hizo Brecht. Pero los compañeros de ruta de Puzo/Coppola son Sun Tzu, Aristóteles (que entiende el poder no solo en la cuestión de la polis, sino en la de la propiedad), Maquiavelo, Hobbes, Montesquieu, Dostoyevski, Weber, Freud, Kelsen, Arendt, Schmitt, Foucault; por nombrar una variopinta trenza de sistematizaciones sobre diferentes dimensiones del poder.

La tesis que expongo en este libro es simple. Y es doble. El Padrino, como opus (como la totalidad de sus obras en distinto registro), es una discusión actualizada de El Príncipe de Maquiavelo. Puzo ha visto que el poder ya no está en la política y prefiere visitar con su pluma la figura mitológica de un empresario, de un experto en negociaciones, de un tipo que está de acuerdo con Marx en lo importante (las leyes las hacen los ricos para seguir siendo ricos, la superestructura es la réplica ideológica de la estructura) y que está en desacuerdo con Marx en lo más importante (a la hora del triunfo sobre la ley, di “no” a la revolución, y di “sí” a la privatización de las ganancias). Michael Corleone lo dice: la mafia es una estructura antiliberal y antisocialista, que trabaja para el capitalismo. La tradición, la tribu, se pone al servicio de la maquinaria, de la mera ‘operación’ de las grandes finanzas capitalistas. Cualquier parecido con su periódico de hoy no será coincidencia.

El Padrino es una obra que enfrenta a la tradición con el capitalismo. Y es la derrota de la tradición como fundamento, pero al mismo tiempo es la derrota del capitalismo como ideal. Y de esta manera se convierte en una señal de época: la pérdida de todo contenido, el fin de todo lo sagrado. Porque al final la única realidad del capitalismo no será en absoluto la ilusión liberal de la competencia y del mérito. El capitalismo no será más que su simple proceso de acumulación. Y en ese proceso las estructuras de la mafia serán una compañía muy atractiva y eficiente. Porque si se trata de construir un monopolio, un imperio, si se trata de un pueblo sumiso ante una divinidad; entonces la ley inaudible (pero oral) de la mafia es una herramienta insustituible. Para deshacerse de todo fundamento, el capitalismo exige el crimen. Y solo la organización del crimen es eficiente. Pero esta organización es sólida porque se cimenta en una tradición. Sin embargo, la tradición es un contenido, es un territorio sagrado. Y donde hay sacralidad hay límites y fronteras que el capitalismo no desea. La mafia hará al capitalismo completamente libre de toda norma, lo convertirá en paraíso (dejar hacer, dejar pasar) e infierno a la vez (impunidad de la violencia, muerte y arbitrio). Y el capitalismo hará de la mafia un sistema operativo, un ejército a veces, un centro logístico después, la oficina de cobranza en otro instante.

Asumida la profundidad del ejercicio de la dupla Puzo/Coppola, el trabajo emprendido y que a continuación expongo en detalle ha llegado a una cifra de 50 leyes del poder. Al principio fueron 20, luego 30, finalmente estalló hasta las 50. Fue un ejercicio, disculpen lo absurdo del término, ‘inductivo’. Me refiero a que fue la experiencia de lectura (y no la lectura en sí misma) la que determinó las leyes y su forma. Evité las leyes demasiado genéricas, por perder capacidad aplicada. De todos modos, no pude evitar que algunas de esas leyes tengan más bien la forma de enunciación de una reflexión filosófica, pero eso se ha ejecutado de tal manera solo cuando ha parecido imprescindible.

Si acaso has leído El Príncipe de Maquiavelo habrás notado la intencionalidad de los títulos de cada capítulo. Una sistematización de ellos nos ayudará a comprenderlo mejor.

Capítulos de El Príncipe Categoría general de análisis
Capítulo I: Cuántas son las formas de principado y cómo se adquieren (Quot genera principatum et quibus modis acquirantur).Capítulo II: Los Principados hereditarios (Principatibus hereditaris).Capítulo III: Los Principados mixtos (De Principatibus mixtis).Capítulo VI: Los Principados nuevos que se conquistan con los propios ejércitos y la propia virtud (De Principatibus novis qui armis propiis et virtute acquiruntur).Capítulo VII: Los Principados nuevos que se conquistan gracias a la suerte y a las armas de otros (De principatibus novis qui alienis armis et fortuna acquiruntur).Capítulo VIII: De los que se han llegado al principado mediante delitos (De his qui per scelera ad principatum per venere).Capítulo IX: El Principado civil (De principatu civili).Capítulo XI: Los Principados eclesiásticos (De Principatibus ecclesiasticis). Son capítulos donde se clasifican las formas de principado según su forma de adquisición. De este modo Maquiavelo enseña que el origen de un principado es un aspecto central para comprender su historia posterior, sus posibles evoluciones y sobre todo para entender cuánto poder y de qué forma es el poder que poseen los gobernantes.
Capítulo V: Cómo hay que gobernar las ciudades o los principados que, antes de ser ocupados, vivían con sus propias leyes (Quomodo administranda sunt civitates vel principatus qui antequam occuparentur suis legibus vivebant).Capítulo X: Cómo hay que valorar las fuerzas de cada principado (Quomodo Onmium principatuum vires perpendi debeant).Capítulo XII: Tipos de ejército: los ejércitos mercenarios (Quot genera militiae et de mercenariis militibus).Capítulo XIII: Los ejércitos auxiliares, mixtos y propios (De militibus auxiliaris mixtis).Capítulo XIV: Deberes de un príncipe frente al ejército (Quod pricipem deceat circa militiam).Capítulo XV: Cualidades por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son loados o criticados (De his rebus quibus homines et praesertim principes laudantur aut vituperantur).Capítulo XVI: Liberalidad y parsimonia (De liberalitate et parsimonia).Capítulo XVII: Crueldad y humanidad: ¿Es mejor ser amado que ser temido, o viceversa? (De crudelitate et pietate et an sit melius amari vel timeri vel e contra).Capítulo XVIII: De qué forma tiene que mantener su palabra un príncipe (Quomodo a principibus sit servanda).Capítulo XIX: Cómo evitar el desprecio y el odio (De contemptu et odio fugiendo).Capítulo XX: Utilidad o inutilidad de las fortalezas y de muchas otras medidas que los príncipes toman cotidianamente (An arces et multa alia quae cotidie a principibus fiunt utilia an inutilia sint).Capítulo XXI: Qué debe hacer un príncipe para ser estimado (Quid prinicipem deceat ut egregius habeatur).Capítulo XXIII: Cómo evitar a los aduladores (Quomodo adulatores sint fugiendi). Evidentemente el corazón de la obra está en los capítulos que enseñan a gobernar, que muestran el camino para acumular poder, para no dilapidarlo, que señalan cómo deben tomarse las decisiones en el ejercicio del gobierno y cómo resolver ante dilemas fundamentales (cuándo ser generoso, cuándo ser austero; cuándo ser cruel, cuándo no).
Capítulo IV: Por qué razón el reino de Darío, conquistado por Alejandro no se rebeló a sus sucesores una vez muerto este (Cur darii regnum quod Alexander occupa verat a successoribus suis post Alexandri mortem non defecit).Capítulo XXII: Los consejeros del príncipe (De his quos a secretis principes habent).Capítulo XXIV: Por qué los príncipes de Italia han perdido sus reinos (Cur Italiae principes regnum amiserunt).Capítulo XXVI: Exhortación a tomar Italia y liberarla de los bárbaros (Exhoratio ad capessendam Italiam in libertatemque a barbaris vindicandam). Estos son los cuatro capítulos que tienen un claro contenido performativo. Son capítulos que buscan que este libro general sobre el poder se transforme en una guía específica para un líder (Lorenzo de Médici) y para un momento específico de la historia de Italia. El juego es claro: parte con la insinuación de que no necesariamente un pueblo con fuertes tradiciones se rebela ante el arribo de un nuevo gobernante extranjero. Este capítulo es la contracara de la pregunta del cap. XXVI que exige respuesta a las razones por las que los príncipes de Italia han perdido sus reinos. Con claridad Maquiavelo busca dar un mensaje expreso: que la calidad de los asesores y ministros será decisiva para el futuro y que es necesario ‘tomar’ Italia no solo porque se ha de liberar ella de los bárbaros, sino además porque las condiciones son propicias.
Capítulo XXV: Cuál es el poder de la fortuna en las cosas humanas y cómo hacerle frente. (Quid est in hominis potestate fortunam omnia et quomodo agere cum eam). En rigor este capítulo intentaba apoyar la dimensión anterior al señalar que la suerte está de lado de una liberación y unificación italiana, pero por otro lado pasa a convertirse en una de las principales fuentes de comprensión del rol del azar en las disputas de poder.

Como se aprecia, las temáticas generales que están en juego en El Príncipe son acotadas. Los veintiséis capítulos se reúnen en cuatro categorías, que incluso podrían ser tres. Nuestro ejercicio es semejante. Solo cuatro categorías reúnen las 50 leyes: decisiones y negociaciones (el arte de gobernar propiamente tal); vicios y virtudes del gobernante (el liderazgo); el poder es más grande que tú (la comprensión fundamental del poderoso); y la importancia del orden. Esta última es una gran lección conservadora para quienes aman las revoluciones. La aparente contradicción de esta última frase se disuelve cuando se profundiza. Y este será el esfuerzo en dicha sección.

50 leyes del poder en El Padrino

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