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CAPÍTULO IV Primera carta a la dama Dalin Duelin


Atma 18, era del despertar,


Mi señora, le escribo desde la lejana Villa Solaria donde he decidido exiliarme por un tiempo. Las instrucciones que he impartido para la entrega de la misiva fueron muy claras para no exponerla a ningún riesgo innecesario. Deseo contarle que en las horas de la mañana me embarcaré en un trabajo hacia el interior de este reino sin rey ni dios. Posiblemente me tomará un tiempo el regresar de mi aventura venidera así que aproveché la caravana de comerciantes que se encontraba en la villa para enviarle la presente.

Quiero decirle, mi dama, que todas estas semanas lejos de su presencia han sido insufribles. No he dejado de llevarla en mi pensamiento y en mi corazón en cada momento, en cada respiro. Los días y las noches en estas tierras son muy duros, el clima no ha tenido piedad de mí, sin embargo, me basta con cerrar los ojos y visualizarla: tan hermosa y delicada y a la vez tan resuelta y tenaz. Un tierno y fuerte abrazo en el que puedo encontrar refugio cuando todo el mundo se viene al suelo, regazo divino en el que puedo calmar mis angustias. Sin embargo, la quimera, la ilusión en mi mente que es su imagen, también me resulta dolorosa pues, aunque recuerdo con alivio el calor de su cuerpo y la dulzura de su aliento, quisiera tenerlo cerca, sentirlo de nuevo junto a mí, entre mis brazos.

Tengo que reconocer que en este poco tiempo he empezado a sentir algún tipo de afinidad con el lugar, debe ser porque conjuga a la perfección su ambiente con mis sentimientos, solo con una diferencia. La esperanza. La gente en esta villa la ha perdido por completo y en cambio yo la mantengo firme, incólume, porque mi esperanza, mi fe, mi fuerza y mi vida se encuentran apoyadas en el amor que siento por usted y en mi profundo deseo de volver a su lado.

No escribiré mucho sobre mi trabajo, pues no quiero angustiarla de ningún modo. Por ahora solo le diré que estaré bajo la orden de una mujer misteriosa que encaja entre cierto tipo de elfos que me abstengo de nombrar.

En cuanto vuelva a la villa le enviaré una nueva misiva donde le contaré todo lo ocurrido para que sepa que he vuelto con bien y con salud.

Solo quería que supiera que me encuentro bien y recordarle que mi espada y mi vida le pertenecen incondicionalmente y que bastará solo un llamado para acudir raudo y sin cavilaciones a su lado en el momento que lo precise.

Siempre suyo,


L.G.

Arkoriam Eterna

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