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INTRODUCCIÓN
ОглавлениеAlejandro Moreno-Salamanca -ORCID: 0000-0001-8228-0330
Cindy Paola Pinzón Ríos -ORCID: 0000-0002-8523-7255
El rol del directivo como agente de cambio social y en respuesta a las necesidades de todos los miembros de la comunidad está basado en navegar con propósito, quien entiende todas las dinámicas del entorno cambiante y responde a ellas de una manera humana, sin perder de vista a la persona. La crisis pone en evidencia una situación social particular y permite ver muchas realidades que antes estaban cubiertas con un velo, ser sensible a las situaciones de los demás, que nos deben doler, y a lo que no es normal. Así, hace un llamado a la vocación como directivos para servir y atender con sensibilidad la necesidad, con énfasis en la persona, puesto que esta tiene la facultad de mostrar nuevas caras de la realidad, deja en evidencia todo lo que se es capaz de hacer como empresa y abre la puerta a la innovación y a la creatividad.
Etimológicamente crisis (krísis) significa “combate”, “esfuerzo”, del griego krinó (separar) y el sufijo -sis que indica una acción, que se relaciona con “separar” o “decidir” (Soca, 2018). De esta manera, se puede ver la crisis como un punto de inflexión, un cambio, a partir del cual se debe decidir de una manera transformativa, que genere impacto. No se debe temer a la crisis, sino que se debe responder con confianza basándose en las capacidades de la comunidad de personas que conforma la empresa, y en el norte, en el propósito que se ha trazado, y así entender que la crisis es una dinámica normal de la realidad como humanos, que equilibra la vida y nos mueve a reinventarnos. Nada permanece igual, todo cambia, y así se busca una transformación que permita llegar a la mejor versión posible de la realidad. El directivo es un eje fundamental en el proceso de cambio de la sociedad. Por tanto, responder a una crisis bajo la lógica de sálvese quien pueda hace que se pierda de vista la capacidad que se tiene como agente transformador.
El reto es mayor cuando navegamos en aguas turbias y con distintos factores del entorno que mueven el velero de una manera diferente. Así es como cobra mayor importancia el propósito que se tiene como persona, como directivo, como líder y como empresa. Tener claro el norte y saber hacia qué dirección navegar, en medio de la dificultad, es clave para superar la adversidad. Tener un sentido misional que haga que todos los tripulantes a bordo se mantengan en el mismo velero, anclados en los valores organizacionales y en el propósito de la empresa. Así es como generar culturas empresariales que tengan como base la persona humana y un propósito genuino hacia el bien de la sociedad son los cimientos que aseguran el velero.