Читать книгу La democracia de las emociones - Alfredo Sanfeliz Mezquita - Страница 23

Reprochamos a los demás lo que nosotros también hacemos

Оглавление

Se dice que los chinos nos espían, que quieren controlar la tecnología, y en definitiva que son una amenaza en términos generales. Y se dice en tono de reproche, como si nuestras sociedades occidentales lideradas por Estados Unidos no tuvieran servicios de espionaje, no quisieran dominar económicamente el mundo y manejar las instituciones multilaterales que siempre han dominado. Parece que los chinos son muy malos y nosotros, como bloque occidental, somos unos santos que nunca hemos conquistado un país ni establecido y defendido aranceles y reglas del comercio mundial al servicio de nuestros intereses.

Pero más allá de estas tensiones de bloques mundiales, los mismos fenómenos se reproducen en el interior de nuestras sociedades entre seguidores de partidos políticos de distinto color, entre empresarios y trabajadores o entre privilegiados y grupos más desfavorecidos. Los comportamientos criticables los vemos mucho más fácilmente en los contrarios que en nosotros mismos. Es consecuencia de un sistema innato de defensa de lo nuestro, de nuestra forma de ser y vivir frente a quienes consideramos que son los otros o incluso nuestros enemigos.

Aun siendo algo propio del ser humano desde siempre, este fenómeno se encuentra actualmente muy arraigado dentro de todas nuestras sociedades, y de alguna forma la ignorancia o falta de conciencia acerca de ello nos aleja de su comprensión. Los miedos a perder lo que tenemos, lo que hemos sido y nuestra forma de vivir secuestran nuestra mirada y la distorsionan, impidiéndonos ver y entender las cosas como realmente son. Por ello solo podremos comprender nuestra sociedad si tomamos conciencia de estas cosas y salimos del analfabetismo socioemocional que nos impide observar en nosotros lo mismo que les reprochamos a los demás. Y quizá un día comprendiéndonos unos a otros un poco más podremos entendernos y convivir con un poco más de amabilidad y encaje.

La democracia de las emociones

Подняться наверх