Читать книгу La democracia de las emociones - Alfredo Sanfeliz Mezquita - Страница 21
Cada uno en busca de su hueco
ОглавлениеLas grandes desigualdades que siguen existiendo, unidas al hecho de vivir con los estómagos llenos y a la creciente dificultad de las personas para encontrar trabajos dignos que las mantengan entretenidas lleva precisamente a quienes no tienen su hueco a buscarlo o crearlo como puedan. Surgen así todo tipo de ideas para buscarse la vida. Unos lo harán ciberatacando, otros aferrándose a absurdas posiciones profesionales que ya no tienen más razón de ser que el mantenimiento del empleo, como ocurre con muchas posiciones de funcionarios. Otros buscarán el hueco consiguiendo absurdas hazañas o récords deportivos o de otro tipo a cualquier precio, incluso el de la salud y la integridad física. Otros crearán discursos y se agruparán corporativamente para defender el mantenimiento de la obligatoriedad de ciertos registros, certificaciones, legalizaciones etc. o para convertir ciertas cosas en obligatorias como la ITVs y similares figuras, otros gritarán y agitarán para crear movimientos («ismos»), hacer reivindicaciones y hacerse representantes de las causas que defienden. Se generarán con ello nuevas actividades y se ocuparán el tiempo y la energía con las que contamos mientras perseguimos (y a veces conseguimos) unos ingresos asociados a ello, o al menos el reconocimiento social (e incluso poder) por la actividad desarrollada. ¿No es algo así lo que ocurre con ciertas funciones notariales o registrales, con la necesidad de hacer trámites para renovar permisos o con la creación de nuevos ministerios con originales denominaciones que muchas veces no se sabe muy bien para qué sirven más allá de para dar empleo a un nuevo ministro y a todo su ejército de funcionarios?
Hoy la discusión y la confrontación son una de las grandes fuentes de creación de actividad. Unos y otros encuentran en la confrontación su hueco, o al menos mantienen la posición que ya tenían, aunque ya no tenga sentido. La necesidad de sentirnos alguien y con utilidad en la sociedad nos lleva a buscar ese hueco y muchas veces la confrontación (aun siendo creadora de cargas o de ineficiencias) cumple la función de crear o mantener actividades. Donde no es necesario que haya nadie decidiendo, si se crea pelea se consiguen dos posiciones de actividad que se sostienen precisamente en la confrontación. Es sin duda un incentivo para la politización de más y más aspectos, incluso insignificantes, de nuestras vidas.
Todas esas actividades o huecos que se crean necesitan ser revestidos de legitimidad, pues a nadie le gusta sentirse un parásito, lo que lleva a la construcción de relatos a veces sofisticados e incluso irritantes y provocadores cuando lo que buscan es derrocar lo establecido. Es, precisamente así como funcionan los populismos, ya sean de un color u otro, creando discursos con un supuesto relato legitimador detrás, pero expresados de forma irritante para llamar la atención y generar rechazo e indignación. ¿Cuántos políticos no se hacen hoy su hueco a base de decir deliberadamente cosas incendiarias? ¿Y cuánta actividad genera la ineficiente realidad de encontrarnos la mitad de la sociedad peleando con la otra mitad? ¿Qué pasaría si no hubiera tanta discusión y nos entendiéramos entre nosotros fácilmente? ¿Sobraríamos todavía más personas en el mercado laboral? ¿Dónde se ubicarían los que hoy se dedican a reivindicar, pelear o defender intereses corporativos supuestamente anacrónicos?
Sin los esquemas y marcos mentales que todavía se mantienen arraigados en la sociedad sobraríamos muchos más del grupo de las clases activas de la sociedad. Y por ello, en una sociedad tan competitiva y utilitarista, la búsqueda de hueco para sobrevivir se hace casi una exigencia para quien no quiere ser excluido.