Читать книгу La democracia de las emociones - Alfredo Sanfeliz Mezquita - Страница 16
Qué difícil es no juzgar
ОглавлениеNos cuesta mucho comprender el mundo porque no somos capaces de mirarlo y observar lo que en él ocurre sin juzgar unos y otros fenómenos o comportamientos. En la mirada a lo que vemos que ocurre solemos poner el filtro de lo que está bien y lo que está mal, y ello no nos acerca a comprender las cosas sino a sentir nuestra simpatía o antipatía hacia ellas. Para comprender bien algo hay que observar las situaciones desde fuera, sin implicación personal, pues esta nos condiciona. Pensamos siempre que nuestra manera de ver las cosas es la forma correcta y no nos damos cuenta de que confundimos lo que es correcto o lo que pensamos que está bien con lo que nos conviene. Y esto nos lleva a sentir como legítima, razonable, equilibrada y correcta nuestra forma de pensar, juzgar y opinar pensando que ello lleva a un sistema social justo y ordenado. Y, en sentido contrario, solemos creer que la forma de actuar y pensar de otros, diferente a la nuestra, lleva a resultados poco deseables e injustos para el orden social. Además, a la mínima pensamos que las visiones y posiciones de otros no son legítimas, contrariamente a las nuestras, que sentimos que gozan de total legitimidad. En definitiva, no somos conscientes y nos negamos a reconocer que, de forma inconsciente, todo lo que pensamos y opinamos tiene un cierto condicionamiento o sesgo interesado o egoísta para proteger nuestros intereses, lo que nos gusta, aquello que conocemos y a lo que estamos acostumbrados. Se trata de condicionamientos o sesgos que nos impiden ver la realidad como es, limitando nuestra perspectiva a solo una parte de lo observable.
Sugiero por ello cambiar los significados asociados a lo que entendemos por normal y legítimo para incluir siempre el apellido «para nosotros», convirtiendo lo «normal y legítimo» en «normal y legítimo para nosotros».