Читать книгу A cielo abierto - Amparo Arteaga León - Страница 13
ОглавлениеMiedo a la grandeza: el trauma por rechazo
Brillar con los talentos innatos supone sostener sin miedo la grandeza de los valores que te identifican y te diferencian. Lo que nos distingue es la forma única que cada cual tiene de ponerlos en marcha, expresándolos, conscientes de lo que aportan al mundo. Sin embargo, a menudo vemos cómo muchas personas muy valiosas no se valoran lo más mínimo y mantienen una continua necesidad de reconocimiento externo que nunca satisfacen por completo. Son personas que sufrieron el rechazo en algún momento de sus vidas, lo que hizo mella en lo más profundo de su valoración y estima; se trata de gente lastimada por sentirse apartada socialmente, señalada por destacar, expoliada de sus ideas genuinas.
El rechazo lo promueven aquellos que, amparados en el grupo, se sienten amenazados por la genialidad del individuo que viene a poner en evidencia la mediocridad de un mundo que no avanza.
A menudo, las personas rechazadas remueven sin saberlo los anclajes de poderes vigentes y caducos, que se resisten a admitir y administrar los cambios que estas proponen con sus ideas originales.
El rechazado es un incomprendido, alguien que no se da cuenta de lo que la integración social de sus propuestas supone para la evolución de la conciencia humana, alguien que, por lo desvalorizado que ha sido, se ha llegado a creer profundamente que no valía, generando una tendencia a la comparación con la que siempre sale perjudicado. Para compensar esta falsa minusvalía, el rechazado se ha afanado en desarrollar sus talentos más de lo que otras personas lo hayan hecho nunca, originando una autoexigencia con la que solo consigue sentirse constantemente insuficiente e inseguro, quedándose prisionero en un circuito cerrado que le lleva al rechazo de sí mismo bajo la creencia de que nunca llegará a estar a la altura. El rechazado es un crítico voraz, sobre todo consigo mismo. Pero la realidad, sin embargo, es que muestra unas extraordinarias aptitudes en todo lo que se propone, pudiendo llegar a ser un verdadero especialista en el género en el que se forma.
Conozco a una persona que superó su trauma por rechazo. Admiro de ella la capacidad que tiene para brillar sin ego, pero con la gloria merecida por atreverse a compartir tanto como tiene para darnos. El rechazado ha de exponerse ante el público y pasar por la experiencia de ser reconocido, aplaudido y admirado por lo que tiene para ofrecer al mundo. Tiene que superar el miedo a destacar, dejar de mimetizarse con el entorno e integrarse en la diversidad, enfatizando su singularidad, consciente de sus valores personales.
Cuando el rechazado deje de temer a su grandeza, goce de todos los talentos que configuran su identidad como cualidades únicas y se atreva a salir al mundo con ellos, entonces tendremos la gran suerte de aprender a convivir con genios, sin caer en competencias, envidias o estúpidas vanidades.