Читать книгу A cielo abierto - Amparo Arteaga León - Страница 14
ОглавлениеPoder o no poder: el trauma por autoridad
Personas con grandes capacidades de organización y liderazgo, y con un aprendizaje digno de la ética, vieron mermada su autoridad natural e innata tras una experiencia traumática en la que se les diezmó su fortaleza, quedando a merced de una autoridad que consideraron superior a la suya. Parece que el máximo poder que un humano puede ejercer sobre otro es el de arrebatarle la vida. Así, ante tal amenaza, muchas personas se vieron sometidas, poniendo sus mejores talentos al servicio de sujetos crueles y perversos.
Muchas de estas personas no se encuentran actualmente en tales circunstancias, pero el eco de su memoria furtiva les mantiene presas de la sumisión, sin saber poner límites a situaciones que se resuelven con la palabra y con los actos consecuentes. El común denominador en ellas es el miedo a la autoridad, tanto a la propia como a la ajena, y su dolor más profundo consiste en verse debilitadas hasta el extremo de creer que no podrán salir de esta situación ni gozar de la libertad para poder organizar sus vidas tal y como desean.
Quienes viven así se hallan en un conflicto continuo de poder o no poder conseguir aquello que se proponen, siendo el fracaso la sombra que planea constantemente por sus cabezas; de esta forma, o terminan abortando cualquier decisión vital, o emprenden la acción con la dureza de quienes tienen que defender con dientes su territorio, o hacen un mal uso de su autoridad sobre otros, o se colocan en el último escalafón de cualquier jerarquía autoritaria. En definitiva, no encuentran el lugar intermedio que les proporcione la paz y el equilibrio tan deseado por ellos.
La autoridad bien concebida se organiza jerárquicamente en función del conocimiento, las habilidades y los talentos que cada uno posee, una jerarquía que ubica naturalmente a cada cual en el lugar correcto.
Sin embargo, no hay educación que reconozca el poder intrínseco que nos otorga tal idiosincrasia, por lo que las personas con trauma por abuso de la autoridad tienen que, finalmente, echarle mucho coraje a la vida para demostrarse que pueden, desde su ética impecable, conseguir aquello que se proponen haciendo uso de su poder innato. Que pueden liderar y cooperar indistintamente y perder su miedo al sometimiento, siendo más flexibles consigo mismos y con su entorno.
Creo que los que sanen este trauma llegarán a disfrutar mucho de sus relaciones personales y profesionales, pues sabrán situarse en el lugar correcto, dejando a cada cual el suyo propio, y descubrirán la cantidad de energía que tienen para emprender acciones una vez que acaben con sus resistencias y mortificaciones.
Equilibrio en vez de extremismo, observación en vez de control, flexibilidad en vez de rigidez, ternura y firmeza en vez de dureza, diálogo y negociación en vez de dictadura, son todas las ganancias y dominios que alcanzarán cuando pierdan el miedo a la autoridad, cuando recuperen el poder que les fue arrebatado y cuando confíen plenamente en sí mismos y en sus semejantes.