Читать книгу Vikinga Bonsái - Ana Ojeda - Страница 14
ОглавлениеNadie sabe y tampoco se pregunta por la composición de la dulce muy dulce crocantez que chorrea apapillada entre las muelas de juicio. El origen parece claro: el localito de les chines, Entre Ríos y Estados Unidos.
El comedero funciona en subsuelo búnker: luz artificial blanca patada al ojo, concreto sin ventanas ni líneas de fuga, tampoco silencio. En el cuarto contiguo hiberna el server que provee de conexión a toda la empresa y el ronroneo de su laborioso trabajo tampoco se interrumpe de noche.
Todes les comensales tienen celular, de la empresa o propio. Inteligentes y con G4 acceden de forma inmediata a las redes, ¡velocidad! Permanente con cada nuevo pedito, dedo lame superficie esmerilada. Se ejecuta entonces una danza de relevos. Par de ojos enfoca, satisface su sed, novedad curiosidad cholulez envidia, aparta. Husmea el aire compartido en busca del par de ojos que dejó atrás, con el que conversaba. Desea retomar donde plantó el interruptus. En seguida lo encuentra: braceando la profundidad de novedades calibre nimio, banal. Zombis, se enredan en una danza-desconcierto, descoincidiendo por apenas nada, segundos, lo que tarda una pestaña en volver a subir.
Nadie sabe y tampoco se pregunta qué es exactamente eso que ingieren en búnker bajo tierra. Saben la cotización del dólar, actualizada y con tres decimales.
Lo importante.