Читать книгу Preparación física en el fútbol sala - Andrés Parada López - Страница 10
ОглавлениеCAPÍTULO 1
La preparación física en los deportes colectivos
«Nadie puede silbar solo una sinfonía. Es necesaria una orquesta.»
HALFORD E. LUCCOCK, 365 ventanas
Prácticamente todas la obras presentan una propuesta basada en deportes cíclicos fundamentada en un paradigma biológico. Son escasos los textos que tratan la singularidad del entrenamiento en los deportes de equipo; entre ellos se encuentran los capítulos de Godik incluidos en Metrología deportiva, de Zatsiorsky, del cual cito a continuación un párrafo que nos ayudará a introducir el problema:
«En los juegos de pelota resulta más complejo emplear los indicadores físicos de intensidad de la carga que los fisiológicos. Esto se debe al carácter variable de los ejercicios en estos deportes, y a la considerable variabilidad tanto de la intensidad de la carga (la cual resulta muy difícil de medir directamente), como también de la magnitud de las reacciones de respuesta del organismo (las cuales, en general, son más fáciles de medir). Por eso, para evaluar la intensidad aquí se emplean con mayor frecuencia los indicadores fisiológicos y bioquímicos, en particular, la FCC*.»
Tradicionalmente, la preparación física se basaba fundamentalmente en la resistencia, y por ello siempre se desarrollaban las diferentes secuencias aeróbicas, anaeróbicas lácticas y anaeróbicas alácticas. Además, el trabajo aeróbico debía constituir la base sobre la que reposaran las otras dos.
Según Cometti, entre los diferentes medios para mejorar la resistencia, la carrera continua constituía la gran herramienta para trabajarla.
En la actualidad, y gracias al estudio y análisis de la preparación física, ya nos estamos alejando de esa concepción. Es hora de que los preparadores físicos de deportes colectivos suprimamos la carrera continua (footing lento, dar vueltas alrededor de una pista) y nos demos cuenta de que ello no mejora la resistencia ni aumenta el rendimiento en nuestro deporte.
DE LA PREPARACIÓN FÍSICA AL ENTRENAMIENTO INTEGRAL DEL JUGADOR
A la hora de planificar la preparación física en el fútbol sala, debemos considerar su estructura interna como deporte colectivo. De esta manera, planificaremos tareas y entrenamientos que trabajen cada uno de los aspectos con el objetivo de entrenar al jugador o jugadora en todas sus dimensiones. No podemos considerar solo a un sujeto en cuanto a sus capacidades físicas, porque la preparación física es mucho más que eso.
Significado etiamológico
El término preparar procede del latín praeparare, formado por el prefijo prae- («pre-», «antes») y el verbo parare («disponer», «dejar listo»).
La palabra física tiene su origen en el vocablo griego ϕυσις (phisis), que significa «naturaleza». La física es la ciencia que se dedica al estudio de las transformaciones y cambios que sufren la materia y la naturaleza. No obstante, física es un cultismo, pues los griegos que estudiaban la naturaleza no se llamaban a sí mismos físicos, sino estudiosos o investigadores de la phisis.
A su vez, ϕυσις (phisis) proviene del verbo ϕύω, que significa «crecer, producir o desarrollarse». En latín se traduce por «natura». Pero, a su vez, la palabra latina natura deriva del participio del verbo nasci, es decir, «nacer».
Por tanto, entendemos la preparación física como el proceso por el cual el individuo se pone en forma físicamente mediante el entrenamiento sistemático y aprovechando sus aptitudes naturales para su crecimiento y desarrollo constante, con vistas a un mayor rendimiento.
Por otro lado, integral es un derivado culto del mismo origen que entero, el término latino ĭntĕger, que significa «intacto», «entero»: dícese de lo que abarca todos los elementos de algo.
PREPARACIÓN MENTAL DEL JUGADOR
Para entender la preparación física es necesario explicar que no se trata únicamente de eso, de lo físico, sino que debemos entender el entrenamiento del jugador como un todo. El individuo integrado por diversas dimensiones que interactúan todas entre sí y condicionan todas sus acciones. En consecuencia, no solo debemos orientar el entrenamiento al desarrollo físico del jugador, sino también hacia su preparación mental, el esfuerzo, la superación de las adversidades, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, las habilidades sociales, el liderazgo, la motivación, sus inquietudes, su estado de ánimo, su relación con los demás y el entorno, su alimentación, sus hábitos y rutinas, el descanso, etc.
En un deporte colectivo como el fútbol sala interactúan entre sí una serie de dimensiones que condicionan el comportamiento del individuo/jugador. Así pues, a la hora de trabajar la preparación física no debemos obviar ninguna y sí tener clara la estructura interna del deporte para trabajar cada una de ellas con el objetivo de alcanzar el máximo rendimiento (figura 1-1).
Sabemos que la mente mantiene una conexión continua de ida y vuelta con el cuerpo a través de los sistemas endocrino y nervioso. Una de las primeras ilustraciones de esta conexión fue la observación de que las contracciones de los músculos faciales afectaban al estado de ánimo. Aunque siempre se ha aceptado que la cara es el espejo del alma, hasta hace relativamente poco tiempo nadie se imaginaba que las expresiones del rostro típicas de ciertas emociones, como la risa o el llanto, aunque sean producidas artificialmente, terminan por producir en la persona los sentimientos genuinos que representan. Esta conexión de doble dirección entre las emociones y sus manifestaciones corporales ya fue intuida por el naturalista Charles Darwin y el psicólogo William James. Este último observó que silbar una melodía alegre en la oscuridad neutralizaba el miedo y estimulaba la confianza en el silbador (Rojas Marcos, 2005).
FIGURA 1-1 Estructura de los deportes colectivos.
Podemos considerar la mente del ser humano como la mayor aliada y, al mismo tiempo, la principal enemiga con la que se puede encontrar un deportista en su progresión. Lo que piensa con respecto al nivel que puede alcanzar, los miedos, las expectativas y la confianza en sí mismo pueden ser determinantes a la hora de obtener resultados.
El cerebro es un órgano tan complejo que, a pesar de suponer solo el 2% del peso corporal, consume el 25% del riego sanguíneo del organismo. Y procesos como el análisis, el aprendizaje o el pensamiento creativo precisan de una gran energía, que llega en forma de glucosa y oxígeno a través de la sangre.
Por tanto, debemos considerar a nuestros jugadores en toda su dimensión (mens sana in corpore sano), es decir, como una globalidad compleja que va más allá del cuerpo, de lo físico, a la hora de plantear nuestros entrenamientos o dirigir un equipo, en el complejo camino de conocer al jugador como deportista e individuo.
ORGANIZACIÓN DE LA PREPARACIÓN FÍSICA
El entrenamiento de la musculación (o fuerza) ha dependido siempre de la resistencia, dentro de un programa establecido sobre la lógica de la energética.
Al respecto, Cometti piensa que es necesario invertir el razonamiento clásico, dar la vuelta e invertir las prioridades.
La preparación física debe permitir mejorar la eficacia de cada una de las acciones, o sea, saltar más alto, lanzar más rápido (citius, altius, fortius)... Y el trabajo en una sala de musculación es el que permite el desarrollo de esta explosividad.
Por lo tanto, en primer lugar debe incrementarse el salto y la velocidad, o el esprín y el chute en una sola acción, por ejemplo, lo cual no es nada fácil de conseguir, para después enfocar el entrenamiento hacia la mejora de la resistencia.
Al trabajar de esta manera, se invierte la pirámide de la resistencia, pues se concreta la fuerza explosiva como la base de la preparación física de un deporte colectivo como el fútbol sala y la resistencia se trabaja en segundo lugar y a partir de la primera.
Las ideas de Cometti nos guían en el orden de prioridades a la hora de planificar el entrenamiento de las cualidades físicas. La fuerza como cualidad física fundamental cobra especial importancia en nuestro deporte. Sin embargo, no solo enfocaremos los diferentes trabajos de fuerza en la sala de musculación, sino que buscaremos la manera de realizarlos en la cancha de juego y en situaciones lo más similares posibles a la competición y con una transferencia real en el entrenamiento.
El entrenamiento siempre debería igualar o exceder los requerimientos físicos que después encontrará el jugador en la competición, y este debería ser siempre uno de sus objetivos fundamentales.
El fútbol es el deporte por excelencia de los deportes colectivos porque:
Es el que más interacción tiene: 11 contra 11.
Es el que más incertidumbre tiene: entorno cambiante permanente.
Se practica con el pie: parte del cuerpo que, en comparación con las manos, el ser humano es capaz de controlar mucho menos (coordinación óculo-pie).
Tener que ejecutar las acciones con los pies dificulta mucho la práctica. Además, esto se complica al producirse un enfrentamiento con un rival en un espacio reducido, relacionado, a su vez, con el número de jugadores que componen cada equipo.
Teniendo en cuenta que las dimensiones del terreno de juego y, por ende, el número de jugadores son considerablemente menores en el fútbol sala (respecto al fútbol), podemos afirmar que también es uno de los deportes colectivos con más interacción e incertidumbre, con unas características propias muy cambiantes y difíciles de manejar, por lo que es considerado uno de los deportes colectivos más dinámicos, completos y atractivos, tanto para su práctica como para su disfrute desde el punto de vista del espectador.
«No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio.»
CHARLES DARWIN
En el caso del fútbol sala, debemos tener en cuenta que el espacio es mucho más reducido, 40 × 20 m, y, por tanto, todo pasa mucho más deprisa, lo que hace aún más complicado e interesante poder adaptarse a este entorno cambiante. En el fútbol sala no existe el fuera de juego (fútbol), ni la zona prohibida (baloncesto), ni el área exclusiva (balonmano), por lo que toda la pista de juego es susceptible de ser utilizada por los jugadores de campo. Para Chaves y Ramírez (1998) «el fútbol sala es un deporte colectivo de asociación, con oponente, mínimo contacto y con móvil (balón)».
Al analizar las características del fútbol sala, vemos que los principales factores que aportan a este deporte unas particularidades determinadas son: el reglamento, que indica qué se puede y qué no se puede hacer para conseguir un objetivo perseguido; el espacio, que conforme a este reglamento se tratará de dominar; y el tiempo de actuación, que el reglamento y el espacio de juego condicionan en gran medida (Velasco y Lorente, 2007).
En los siguientes capítulos del libro se desarrollan las diferentes parcelas que, a mi modo de ver, pueden contribuir al entrenamiento integral del jugador de fútbol sala, atendiendo a los aspectos claves que la figura del preparador físico debe conocer y saber manejar dentro de un equipo técnico de trabajo.
Además, se incluyen dos anexos, una ficha de control para un jugador lesionado y una hoja de observación de partidos para obtener un feedback de la competición, que pueden servir como herramientas y soporte para el control y seguimiento del rendimiento de nuestros jugadores.
* FCC: frecuencia de las contracciones cardíacas.