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PRÓLOGO

Cuando Andrés Parada López tuvo la amabilidad de invitarme a escribir el prólogo de su primer libro, de inmediato se produjo en mí una doble y casi contradictoria sensación de orgullo y temor. Orgullo por la confianza que me demostraba, y temor por la responsabilidad que suponía intentar no defraudarle. He tenido la suerte de vivir la experiencia de publicar por primera vez y conozco la ilusión, difícil de explicar, que se deposita en una aventura como esta.

Como en este libro se va a tratar el tema de la preparación física, espero que el lector me perdone una pequeña metáfora, que no sé si resulta del todo afortunada. Entiendo que el prólogo es para el lector de un libro algo así como el calentamiento para un deportista, es decir, una preparación para la actividad que va a iniciar. De un buen calentamiento depende una buena adaptación física y psicológica a la competición, y es por eso que me ha preocupado acertar con el enfoque de esta pieza literaria.

Con frecuencia, en un prólogo se cae en la tentación de hacer un resumen del trabajo que se muestra a continuación, lo cual implica el riesgo de desfigurar el paisaje que se va a recorrer, especialmente si el que realiza la síntesis, como es mi caso, no es un especialista en la materia.

Así pues, he considerado más adecuado poner el énfasis en la importancia que tiene el papel de la preparación física en la alta competición y en la transformación que esta ha experimentado hasta el momento actual.

Es de sobra conocido que las teorías sobre los entrenamientos en los deportes colectivos están en continua evolución, y casi a diario nos encontramos con nuevas tendencias, alternativas o modelos que, al profundizar en ellos, en ocasiones descubrimos que solo se trata de un concepto ya estudiado pero visto desde otra perspectiva o denominado de distinta manera. Sin embargo, en otros casos un nuevo planteamiento abre una puerta a un mundo de ideas sobre el que estudiar aspectos hasta ese momento desconocidos y que, a veces, al avanzar en su estudio provoca que se tambaleen nuestras más arraigadas convicciones. Llegados aquí, nos podemos encontrar en un punto de inflexión para nuestro desarrollo como entrenadores, ya que tenemos que elegir entre acomodarnos en los conceptos que ya dominamos o, por el contrario, aventurarnos e intentar evolucionar al ritmo que lo hace nuestro deporte.

En la última década se ha producido una importante evolución en los desarrollos de los entrenamientos del fútbol sala, tanto en los aspectos metodológicos como en la forma de tratar mediante el entrenamiento los diferentes factores del rendimiento.

Así, no hace muchos años las áreas de trabajo de cada componente del cuadro técnico estaban perfectamente parceladas, con fronteras claramente definidas y descontextualizadas de las demás. Muchos recordamos que cuando el preparador físico terminaba su parte de la sesión dejaba de participar en el resto del entrenamiento (había finalizado su responsabilidad), e incluso podía ausentarse, de la misma manera que podía producirse que el entrenador ni siquiera asistiera a las sesiones de preparación física.

Actualmente, la práctica es muy diferente. No cabe duda de que la sustancial evolución que se ha producido en las metodologías ha provocado importantes cambios en la forma de planificar y desarrollar las sesiones, en los roles y funciones de cada componente del cuadro técnico e incluso en las relaciones entre estos a nivel profesional y personal. Desde el punto de vista de la figura del preparador físico, en apenas 10 años en nuestro deporte hemos pasado de trabajar con preparadores con una formación genérica o especializados en otros deportes, a contar con preparadores físicos con una formación específica en futsal; y desde el punto de vista de los modelos de entrenamiento, las formas también han cambiado significativamente y las cualidades físicas ya no se trabajan de una forma aislada en sesiones estancas y descontextualizadas, en ocasiones fuera de la pista o incluso fundamentadas en principios atléticos.

Hoy en día, el perfil del nuevo preparador físico representa a un auténtico técnico especialista en futsal, que planifica y trabaja conjuntamente y en todo momento con el entrenador, y que desarrolla el entrenamiento de las capacidades sobre objetivos tácticos y, más aún, sobre las situaciones que por el modelo de juego del equipo se desarrollan con más frecuencia en la competición. Su participación en la sesión es continuada, por ejemplo, controlando los esfuerzos de los jugadores durante toda la sesión de entrenamiento, regulando las intensidades en segundo plano e incluso determinando qué jugadores están participando de forma activa en las tareas y cuáles están en reposo mientras que el entrenador o entrenadores trabajan aspectos técnico-tácticos. Es decir, colabora del principio al fin del entrenamiento en la consecución de los objetivos previstos.

En el limitado espacio de un prólogo no es posible realizar un análisis profundo sobre los aspectos en los que ha evolucionado la figura del preparador físico, pero sí quiero resaltar que, en la actualidad, está mucho más cerca de la figura de un segundo entrenador, con influencia incluso en las decisiones técnicas de peso, merced al nivel de conocimientos que ya tiene sobre nuestro deporte.

En este contexto, hay que saludar con gran alegría la llegada de esta publicación de Andrés Parada que, entre sus abundantes virtudes, tiene la de la oportunidad, al ocupar un espacio vacío en materia de preparación física específica en el fútbol sala.

Escribiendo estas líneas me han venido a la memoria mis experiencias con los preparadores físicos con los que he tenido el honor de trabajar durante mi trayectoria como entrenador. Y, aunque el autor de este libro no está entre ellos, le conozco lo suficiente como para asegurar que, sin duda, pertenece a esa nueva generación de licenciados altamente preparados, muy especializados y que, a pesar de su juventud, acumulan una amplia experiencia como técnicos y preparadores físicos de base y rendimiento. Con una sólida formación académica y un conocimiento del fútbol sala desde la cuna, su aportación es una garantía para enriquecer la bibliografía específica de este deporte.

Un detalle singular en este joven autor es la relación que mantiene con el fútbol sala desde muy pequeño, ya que casi podríamos decir que nació en una cancha, al ser hijo de un reconocido técnico madrileño. Efectivamente, su afinidad con este deporte es una condición casi genética, no en vano su padre, mi querido amigo y compañero en el claustro de profesores de la Escuela Madrileña de Entrenadores, Ángel Parada, es un entrenador con una dilatada y exitosa trayectoria como técnico de fútbol sala.

Mi primer recuerdo de Andrés es de cuando solo tenía ocho años, jugando en contra de los equipos que yo entrenaba en una escuela municipal de Madrid. Ya entonces sobresalía por la intensidad que ponía en todas sus acciones. Pronto empezó a destacar, y siempre jugaba en una categoría por encima de la que le correspondía por su edad, lo que facilitó su convocatoria a las selecciones territoriales; fue seleccionado en todas las categorías de la Comunidad de Madrid.

Ya de adulto coincidimos en el club PSG Móstoles. Él jugaba en el segundo equipo y yo entrenaba el de categoría Juvenil Nacional, pero hacíamos numerosos entrenamientos conjuntos y tuve la posibilidad de dirigirle en muchas ocasiones. Su principal característica como jugador era la velocidad que imprimía a todas sus acciones, por lo que resultaba muy poco previsible, además de la rapidez de pensamiento, desplazamiento y ejecución (técnica rápida). Otro aspecto en el que destacaba era en sus escasas pérdidas de la posesión del balón, ya que a las características comentadas hay que añadir la calidad de pase que atesoraba, tanto por la precisión como por la tensión que imprimía a sus golpeos. Era, por lo tanto, un jugador muy dinámico y seguro.

Estamos hablando del año 2008, la época dorada del futsal español, cuando en casi todos los equipos militaban jugadores brasileños y el acceso a la élite para las jóvenes promesas nacionales resultaba muy complicado. Personalmente, estoy convencido de que en un momento como el actual Andrés tendría un puesto en Primera División. En su trayectoria como jugador consiguió cinco ascensos, con clubes como PSG Móstoles, Leganés FS o Xanadú Arroyomolinos. Lamentablemente, una lesión crónica lo apartó prematuramente de la competición.

La última vez que coincidimos en el entorno del fútbol sala fue durante el último curso de entrenadores de segundo nivel, en el que Andrés fue un alumno brillante que vivió el curso con una gran intensidad, como hace en todas las facetas de su vida.

La rica personalidad de Andrés, con esa interesante mezcla de buena formación, experiencia y pasión por todo lo que acomete, se ha volcado en este trabajo, para incorporar a la bibliografía del fútbol sala una referencia que, a partir de ahora, con seguridad va a resultar imprescindible.

Básicamente, el libro trata de cómo entrenar los aspectos condicionales en el fútbol sala desde una perspectiva muy amplia e integral, como se recoge en su título. Si bien hay algo que me ha llamado la atención desde el primer momento en que lo leí, esto es, su gran especificidad. Desde el principio se analizan las características de las acciones de nuestro deporte y las exigencias fisiológicas por las que pasan los jugadores en un partido, para después fundamentar y justificar las propuestas teórico-prácticas de los siguientes capítulos.

Además del análisis de cada una de las cualidades físicas y sus propuestas prácticas específicas, el autor nos aporta una completa información sobre todos los parámetros que un preparador físico debe manejar para desarrollar su labor en el futsal actual. El rol del preparador físico en el funcionamiento de un equipo, la planificación de la temporada, el diseño de tareas de prioridad condicional, la evaluación y control de resultados en el entrenamiento, los aspectos nutricionales y hasta el entrenamiento de la toma de decisiones se desarrollan con profundidad en el trabajo más completo que se ha publicado hasta la fecha sobre la preparación física en el fútbol sala.

En definitiva, considero que este libro será de lectura necesaria no solo para los preparadores físicos, sino también para los entrenadores que no cuentan con el apoyo de un especialista en preparación física en el trabajo diario. Su lectura también supondrá una inestimable ayuda para obtener más rendimiento como gestor de grupo para aquellos técnicos que trabajen habitualmente con preparadores físicos, ya que les permitirá conocer mejor las funciones que pueden desempeñar los especialistas de su equipo de trabajo.

Estoy convencido de que esta obra de Andrés Parada será un gran aportación, muy beneficiosa para el desarrollo del fútbol sala, y siento una enorme alegría al poder presentarla a los lectores con el deseo de que encuentre la aceptación que merece.

Andrés Sanz

Preparación física en el fútbol sala

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