Читать книгу Donde viven las palabras - Annabella Rinaldi - Страница 8

—Estoy buscando algún lugar dónde pertenecer.

Quienquiera que me haya traído aquí me tendrá que llevar a casa. (Rumi)

—Ese lugar es en tu corazón. Tu corazón es tu casa. Como está escrito en el libro de la sabiduría celta “Anam Cara”.

—No puedo parar lo que está debajo de mi piel. Y no sé qué es.

—Sujétalo y entrégalo al Universo.

Si te quieres… no te grites, no te insultes, no te pegues, no te mates… quiérete.

—Me siento como un pez que nada contra la corriente.

—¿No llega nunca a destino?

—¿Y pez que nada a favor de la corriente?

—Se lo comen otros peces del océano.

¿Una gota de agua es océano?

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RÍO tiembla de miedo… mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y ve hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” (Khalil Gilbran)

—En cada partícula de agua se encuentra energía.

—Y las infinitas partículas se encuentran con infinita energía.

—Y en cada una de ellas se encuentra belleza, la esencia de la vida.

—La belleza, la bondad y la verdad según Platón, una tríada de conceptos filosóficos.

—Pero en el apuro de la agitación de los días, se nos pasa por alto.

—Aquietar la mente es el secreto para tomar conciencia.

—Aguante corazón. Ya sé qué es, tenemos que cumplir una misión.

Tomó un papel y un lápiz y dibujó un uroboro. Símbolo de purificación, que representa los ciclos eternos de vida y muerte.