Читать книгу Operación Ave - Antonella Gattini - Страница 10

Capítulo V En medio de los preparativos de la Operación Ave, había olvidado que unas semanas antes del proceso de emigración de invierno se anuncian los ganadores del año. Para esto, se consideran los créditos reunidos entre un proceso de selección y otro a través de pruebas académicas aprobadas por un tutor hasta los dieciséis años, donde termina la E8, y por cumplimiento de metas laborales aprobadas por el supervisor a partir de los diecisiete años, donde comienza la E9, la primera estación laboral. Cada estación abarca dos años en todas las comunidades; en nuestro caso, existen pocas por nivel, ya que somos una de las comunidades más pequeñas del mundo. La OGO policía resta OGO Créditos por conductas inapropiadas y los OGO ministros los otorgan por buenas obras, como ayudar a otros, realizar pasantías en puestos de trabajo durante los tiempos libres y las vacaciones, proponer ideas de innovación, entre otras actividades.

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La transmisión de los ganadores es un momento muy emocionante. Al oír los nombres de los que tendrán la opción de ir a la OGO, escuchamos un aliento a seguir esforzándonos. Me atrevería a decir que para quienes viven en este planeta, independiente de la comunidad a la cual pertenecen, el mayor sueño es llegar a la OGO. Cada cierto tiempo lanzan campañas a través de hologramas, donde muestran lo que se puede hacer dentro de la organización, los beneficios y la increíble calidad de vida que se alcanza; en verdad, es muy impresionante. Además, al regresar es posible optar al empleo que se prefiera y tener acceso a beneficios, como la elección del menú para la semana, mejor acceso a ropa y entretenimiento, entre muchas otras.

De las personas que han regresado de la OGO porque su período de apoyo terminó, o porque así lo desean, no obtenemos muchos detalles; antes de volver les suministran una droga para olvidar el tiempo transcurrido allá. La dosis depende de los años de servicio dedicados a la organización. El objetivo de esto es proteger la información de los inadaptados, en caso de que alguien sea secuestrado o quiera compartir los datos con otros. De todas maneras, aunque no recuerdan, afirman tener la sensación de que fue una experiencia increíble. La profesora Oresia sirvió durante quince años y siempre nos motiva a sumar créditos. Dice que percibe emociones y sensaciones muy positivas cuando piensa en la OGO, afirma que debe ser una de las mejores experiencias que un ser humano es capaz de vivir.

Tras el anuncio de Volk de que una persona de mi estación ha sido elegida, se abre un camino nuevo de posibilidades para nuestro plan; estoy segura de que es Tasz. De los cuarenta integrantes de mi estación, me atrevería a decir que es el mejor, y es probable que el único candidato. Siempre ha tenido excelentes puntajes en las asignaturas y envía muy buenas propuestas de innovación a la OGO, actividad que más créditos da. Esto sin considerar las múltiples ocasiones en que hemos ayudado en el hogar de ancianos y la guardería para mejorar nuestros puntajes. Esta perspectiva mejora mucho nuestro panorama, él podrá ayudarnos a encontrar a nuestros padres desde allá y nos despediremos de la arriesgada Operación Ave; sin embargo, debo admitir que el plan le agregaba cierta adrenalina a mi vida.

Al día siguiente solo se habla del proceso de selección. Mis compañeros y yo apostamos sobre quién será el elegido, me siento halagada cuando escucho mi nombre propuesto por una de ellas. Como era de esperar, quien lidera las apuestas con un noventa por ciento de los votos es Tasz.

—Llegaremos a Tedqua de la mejor forma posible, ¡con nuestro comandante a la cabeza del plan! —exclama Kay al verme—. Ahora podemos cambiar el nombre a Operación Tasz.

Me sorprende su entusiasmo. Creo que es primera vez que le escucho decir una broma en actitud tan relajada desde que somos compañeros de estación.

A diferencia del resto de nosotros, Tasz luce tranquilo. Incluso a la profesora Oresia le tirita la voz de vez en cuando al hablar, el nerviosismo generalizado aumenta a medida que se acerca la hora del anuncio.

La profesora parece a punto de desmayarse de la emoción, pero un poco antes de que esto ocurra, escuchamos el himno de la OGO. Es el aviso de la cercana aparición de Volk en nuestro proyector. En efecto, vemos su holograma pocos segundos después. Esta vez viste un colorido atuendo y sujeta dos sobres en su mano derecha, donde están escritos los nombres de los elegidos. Da un paso al frente y retrocedemos, su enorme cuerpo ocupa gran parte de la sala. La misma sonrisa de ayer se dibuja en su rostro, parece eufórico.

—¡Hola, mis queridos sayosianos! ¡Espero que estén tan emocionados como yo con este proceso, sobre todo por la gran sorpresa que trae esta comunidad!

Aplausos provenientes del holograma resuenan en la sala.

—Imagino que están tan nerviosos como yo por conocer a los ganadores de este año, así que comencemos con nuestro primer elegido sin más rodeos.

Un silencio inquietante se produce mientras Volk abre el sobre.

—Y el primer ganador o ganadora de este año es… ¡Pronus Fuiler, de la estación E22!

La imagen del chico se proyecta cerca de Volk. Mis compañeros y yo aplaudimos muy contentos por él.

—¡Felicidades, Pronus! ¡Bienvenido a la OGO! Continuemos ahora con el siguiente sayosiano que nos acompañará muy pronto… ¡Ay, qué emoción! ¿Quién será el afortunado o afortunada joven que vendrá desde la estación E8? —Volk abre con parsimonia el segundo sobre.

Tomo la mano a Tasz y lo miro con felicidad, pero él mantiene su vista hacia el frente, preparándose para escuchar su nombre.

—¡Esto demuestra que para la OGO todo es posible! —Una extraña mueca aparece en el rostro de Volk—. El nombre de la persona es… ¡Tanya Mauel!

Un grito ensordecedor se escucha en la parte trasera de la sala.

No lo puedo creer. Mis compañeros se giran hacia Tanya, pero mi mirada se dirige a Tasz y luego a Kay, necesito comprobar que están tan consternados como yo; resulta claro que así es. No cabe en mi cabeza la posibilidad de que ella sea la elegida; por la expresión de sorpresa de mis compañeros de sala, incluida la profesora Oresia, asumo que piensan lo mismo. Hasta donde recuerdo, Tanya nunca se ha desenvuelto de manera sobresaliente en las asignatura ni en sus intereses, que se resumen a inventar chismes del resto; veo difícil que haya ganado OGO Créditos de otra manera.

Mi mirada gira hacia ella, una cínica sonrisa se dibuja en su rostro. No parece tan impactada por la noticia como nosotros, pero se lleva la mano a la boca para fingir que lo está. Sin demora, se dirige al frente de la sala, mientras su pulsera brilla con miles de colores.

—¡Muchas felicidades, Tanya! —Volk grita con alegría—. Imagino lo feliz que estás y el orgullo que deben sentir tus compañeros y familiares por este increíble logro... Bueno, mis queridos ciudadanos, los dejo para que disfruten y celebren a sus ganadores. Ahora se cargarán a sus pulseras los OGO Créditos acumulados, los invito a revisarlos y conversar con sus tutores y supervisores qué aspectos deben mejorar. ¡Así podrán ser elegidos el próximo año! —Habla casi sin respirar—. ¡Nos vemos!

Mi pulsera brilla hasta que aparecen cuatro mil novecientos OGO Créditos en la pantalla. Eso significa que acumulé cuatrocientos treinta durante este año; es bastante bueno, doscientos más que el anterior. Miro la pulsera de Tasz, señala unos increíbles siete mil doscientos.

—¡No puede ser, Tasz! —Tomo su muñeca—. Si tienes esta cantidad de OGO Créditos, ¿cuántos acumuló Tanya?

—No lo sé… —Aún se está recuperando de la decepción y la sorpresa—. Los elegidos siempre poseen por encima de los diez mil OGO Créditos, eso significa que ella debe tener…

—¡No lo puedo creer, Tanya! —Melea se asegura de que todos escuchemos—. ¡Diez mil trescientos veinte OGO Créditos!

—Bueno, Tanya —la profesora se adelanta—, por favor, cuéntanos cómo llegaste a esa cantidad de créditos. ¿Qué actividades extra realizaste? Pregunto porque con los puntajes obtenidos en las asignaturas de este año, me parece extraño que...

—¡Ay, profesora! —La irritación de Tanya resulta evidente—. ¡No todo gira alrededor de sus clases, hay cosas mucho más importantes! Para que sepan, gané este premio porque he dedicado el año a enviar propuestas innovadoras de gran nivel a la OGO. Como ven, han sido muy útiles, en lugar de perder el tiempo en tonteras. Ahora, si me disculpan, iré a celebrar mi logro. Espero que mañana me reciban con la festividad que merezco.

Tanya abandona la sala a paso rápido, seguida por Melea y Yiza, quienes cargan sus pertenencias.

El resto del día transcurre con las clases habituales. Tras escuchar el timbre de salida, esperamos que nuestros compañeros abandonen la sala para quedarnos Tasz, Kay y yo.

—Bueno —Kay no oculta su desilusión—, al parecer la Operación Ave sigue en pie.

—Esto es demasiado raro. ¡Aquí hay algo muy extraño!

—No sé, Zabina. Es muy posible que haya enviado buenas propuestas como dijo. No tenemos forma de comprobarlo. Preocupémonos ahora de lo importante, necesitamos retomar el plan.

—Tienes razón, Tasz. —Kay pone una mano sobre su hombro—. ¿Qué implementos nos faltan?

—Necesitamos una manera de comunicarnos mientras estén allá. Podría hablar con mi padre para que me preste un modelo de los comunicadores que prueban en el laboratorio de tecnología; al parecer, no puede ser interceptado. En caso de que lo consiga, se supone que ninguna persona podría identificar el canal de comunicación ni escuchar lo que hablemos. Lo están probando como estrategia para que la OGO se comunique con las comunidades sin ser escuchada por los inadaptados.

—No está cien por ciento probado, ¿cierto? —Kay no parece muy convencido.

—Bueno, le ofreceré a mi padre probar el dispositivo con ustedes durante el proceso de emigración para ver qué tal. Si funciona, y confío en que así será, nos comunicaremos sin ser escuchados; de lo contrario, es seguro que toda la E22 escuchará nuestro plan. —Se encoge de hombros.

—Bien, todo plan conlleva un riesgo. —Miro a uno y a otro—. ¿Qué más tenemos?

—Este es el plano más exacto de la región que pude obtener de la estación de trabajo de mi padre sin levantar sospecha. —Tasz activa su holófono y un holograma de nuestro continente se proyecta sobre la mesa—. Aquí estamos nosotros en Lonolab y acá arriba está Veronia, hay aproximadamente dos mil ochocientos kilómetros de distancia. Antes de llegar a la estación de tren bala de Lonolab, aquí a la derecha, hay que recorrer cerca de tres mil kilómetros.

—¡¿Cómo demonios vamos a recorrer tres mil kilómetros?! —Angustiada, una imagen de nosotros caminando con la ropa rasgada en un lugar húmedo, caluroso y sin agua potable aparece en mi cabeza.

—¡Tranquila, subcomandante! —Tasz ríe—. Este es el plan: el día que comience el proceso de emigración, se dirigirán a la bodega principal de Lonolab, donde se harán pasar por OGO inspectores. Al momento de revisar la carga, se escabullirán arriba de uno de los protractores, estos llevan los envíos a la estación de tren bala, ubicada en la muralla de protección del mar. Una vez en la estación, se mantendrán escondidos para ingresar con la misma carga al tren, rumbo a Tedqua.

»Llegar a Veronia toma alrededor de dos semanas, dependiendo de cuántas paradas hagamos este año. Los protractores de carga son muy rápidos gracias a su potencia de levitación magnética, resultan mucho más potentes que los promóviles corrientes y pueden recorrer ochocientos kilómetros por hora. En tres horas y media deberían estar en la estación. —Me llevo la mano a la frente, intentando procesar toda esta información—. ¡Y de los trenes bala ni hablar! Su nivel de potencia es casi el doble que los protractores. Según mis cálculos, la distancia que recorre el tren bajo el mar entre las estaciones de Lonolab y Tedqua es de ocho mil trescientos kilómetros; en cinco horas y media llegarían. Regresar a Veronia desde allá será un tramo más corto, no más de cinco horas.

—No quiero ser aguafiestas, pero ¿cuál es la posibilidad de que pasemos por OGO inspectores sin ser descubiertos? —La pregunta de Kay es muy acertada.

—¡Ya sé! —Siento emoción por la genial idea que se me acaba de ocurrir—. Mi hermano tuvo una presentación hace poco, toda su estación tenía que representar a los colaboradores de la OGO y se disfrazaron de los distintos tipos de cargos que existen. ¡Tienen que existir algunos disfraces de OGO inspectores!

—Que tengas la contextura de un niño de nueve años, no significa que ambos entremos en esos trajes, ¡ja, ja!

Miro a Kay directo a los ojos, siento el deseo de fulminarlo.

—De verdad podría ser una buena idea. Le puedo pedir a mi abuela que adapte dos trajes para nosotros con el pretexto de que el próximo semestre tendremos una asignatura de artes escénicas y que nos tocará interpretar a OGO inspectores o algo así.

—Perfecto, Zabina, perfecto. Avanzamos muy bien con el plan, creo que estamos listos por hoy. ¿Alguna otra pregunta?

—Yo tengo una, Tasz. Si tú eres comandante y Zabina subcomandante, ¿qué vengo a ser yo?

—Tú… tú eres el aspirante a ayudante.

Ante la respuesta de Tasz, no puedo evitar una carcajada.

Operación Ave

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