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4. La piedra azul

Sara se recostó sobre su cama para descansar un poco. Había tenido un día de mucho trabajo y, además, estaba ese dolor punzante en la parte baja del vientre. No quería darle importancia y tampoco iba a visitar al doctor por algo que consideraba pasajero y que se iría igual que había llegado, estaba convencida de ello.

Le costó un poco conciliar el sueño, hasta que encontró la postura adecuada, girada sobre su costado derecho y en dirección a la ventana del dormitorio. Apenas llevaría un cuarto de hora de sueño, cuando algo la alarmó. Fue como un aviso interno. Abrió los ojos rápidamente y se giró hacia la izquierda y…entonces lo vio…

Un ser muy alto y delgado, casi transparente, masculino y de rasgos afilados estaba parado junto a la cama. Sara se sobresaltó y aquel ser se desvaneció como un espejismo. Cuando se tranquilizó, se obligó a pensar que había sido un sueño de esos que parecen reales, pero, sueño, en definitiva.

Volvió a dormirse y allí estaba él, como un personaje fantasmagórico. La estaba esperando sobre una enorme roca de cuarzo rosa al comienzo de un camino de tierra. Ella se acercó sin miedo, amparada por la lógica seguridad de que era un sueño y le preguntó que quién era. Aquel ser le dijo que era un enviado de Sirius y venía a enseñarle algo importante. Le pidió que le acompañase y ella accedió.

Caminaron un trecho hasta llegar a un bosque de coníferas donde se introdujeron y siguieron caminando. Poco después, llegaron a una cascada que se precipitaba desde una montaña rocosa. La bordearon y penetraron en una gruta oculta por la cortina de agua de la cascada.

Sara acomodó su vista a la luz de aquella gruta y observó que las paredes estaban cubiertas de piedras brillantes y el suelo, también. Aquel personaje le alargó su mano para darle una de aquellas piedras, de color azul y le dijo que era para mantenerse unida a su plano físico. Ella la guardó en uno de los bolsillos de sus tejanos y continuó siguiéndolo.

Al poco, llegaron a una cavidad interna a modo de bóveda rocosa. Al fondo pudo apreciar una pared cristalina que parecía una enorme pantalla natural. Pudo ver cómo ese ser levantaba su mano izquierda y dirigía el dedo índice hacia la pantalla mientras se tornaba de color azul índigo. Entonces, como si se tratase del mando a distancia de una televisión, la pantalla se iluminó y aparecieron imágenes en ella.

Vio que la humanidad estaba dividida entre los que vivían dentro del sistema y los que lo hacían fuera de él.

Los primeros eran controlados por los poderes del estado mediante un microchip que instalaban a los bebés nada más nacer. Desde ese momento, todo su proceso de crecimiento, todas sus vivencias, sus sentimientos, sus pensamientos, sus emociones, sus actos,…eran registrados en macrocomputadoras que mantenían a raya el crecimiento mental de todos sus súbditos.

Sintió una oleada de tristeza porque esa parte de la humanidad no era feliz. Poseía todo lo material necesario, pero carecía de libertad y de la posibilidad de desarrollo interno.

Sara dejó escapar una lágrima por la mejilla y continuó observando aquella misteriosa película.

Luego, las imágenes se desviaron hacia la otra parte de la humanidad. Vivían bajo tierra, en ciudades subterráneas donde habían desarrollado técnicas de supervivencia y convivencia extraordinarias. Pasaban dificultades, pero se sentían libres y unidos en la defensa de su modo de vida, así como en las estrategias para repeler las intrusiones de los soldados-robots enviados por la jerarquía del poder del sistema.

Aquel ser de Sirius informó a Sara de unmuy probable futuro para el ser humano, muy posible si éste no despertaba su conciencia y lo evitaba. Se estaba transmitiendo el mismo mensaje a muchas personas para su máxima difusión y el despertar colectivo…

En ese momento, la pantalla se quedó en blanco y Sara despertó de su sueño.

Se sentía alterada y un poco nerviosa…pero se tranquilizó pensando que todo había sido una pesadilla. Entonces, fue a incorporarse y, en el movimiento, algo cayó de su bolsillo… ¡una piedra azul!

Volvió a sentarse muy confundida, pero con la sensación de que algo había cambiado.

Ella misma se sentía diferente y cayó en la cuenta de que no tenía aquella molestia con la que inició el sueño y su percepción del mundo, también, había cambiado.

Tuvo la certeza de que seguiría recibiendo más mensajes para aumentar sus conocimientos y ampliar los horizontes de su mente y poder, así, ayudar a la humanidad a dirigirse a otro futuro mejor que aquel que se le había mostrado.

..ooOoo..

Magia Para Los Corazones

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