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¿TIENE EDAD LA SEXUALIDAD?

Observemos las siguientes situaciones:

Situación 1

Una madre vino asustada a mi consulta diciendo que su hijo de dos años había tenido una erección, que si era normal, que estaba muy preocupada porque no sabía si eso era signo de perversión sexual.

Análisis de la situación

Lo que no sabía la madre es que lo que no era normal era su visión de las cosas, que veía anormalidad en su hijo cuando la propia vivencia de la sexualidad es un proceso natural, evolutivo y símbolo de desarrollo. Posiblemente dado que ella no tenía una vivencia natural de su sexualidad pensó que la excitación de su hijo era algo enfermizo. Pero el problema no estaba en la erección de su hijo, sino en la mente ignorante de la madre.

Situación 2

Una profesora de 65 años conoce en un congreso a otro profesor de 35 años con el que comparte un equipo de trabajo en un debate. Tras tres días de intercambio siente que desea sexualmente a quien es más joven que ella, pero considera que debe alejarse de él porque la relación sería imposible debido a la diferencia de edad.

Análisis de la situación

Para ti ¿esta profesora es una vieja verde8? ¿Por qué ha de abandonar la posible vivencia de que se siente atraída por alguien más joven que ella? La propia mujer tiene en la cabeza un esquema de normalidad que le hace sentirse culpable de lo que desea cuando es cierto que lo desea. ¿Están reñidos el sexo con la edad cuando ambas personas son adultas? Lo peor que podría pasar es que ella le exprese a él que lo desea y que él le diga que no es mutua la atracción. Pero el problema es que nuevamente aparece el tema de la supuesta normalidad ante la vivencia del deseo sexual.

Moraleja: en cuestiones de sexo lo normal no explica nada.

Siguiendo los casos anteriores, con la idea de querer ser normales los padres pueden entrar en contradicción con el proceso natural y evolutivo de la propia sexualidad de sus hijos. Y puede parecer que las personas mayores entonces no pueden sentir deseos sexuales libremente, salvo con gente de su edad o, si no, deben prescindir del sexo.

Por lo tanto, otro aspecto asociado a que la sexualidad es un tema comprometido es el de la edad. Igual que no dudamos que los niños respiren cuando son niños o que tengan hambre porque están vivos, ni dudamos que los ancianos –aunque sean personas mayores– siguen usando sus pulmones para inspirar el aire y tienen hambre como cuando eran niños, ¿por qué dudamos –o incluso negamos– que los niños o las personas mayores tengan sexo? Socialmente, la sexualidad parece haberse relegado a una edad determinada: ¿entre los 18 y los 50 años quizás? A quien tiene sexo más allá de los 60 los libros y manuales de psicología le dedican poco espacio. Incluso –como he indicado antes– tenemos expresiones con connotaciones negativas sobre los viejos verdes, aquellos señores (porque hablar de viejas verdes es más extraño, ¿no?)9 que van con chicas más jóvenes que ellos, o aquella expresión que dice «Se te ha pasado el arroz», como si hubiese un determinado momento para usar el sexo. Y ello no quita que la sexualidad en personas mayores pueda expresarse sin recurso a la genitalidad, sino de forma más global o sensitiva.

Una explicación de por qué se dan estas situaciones es el hecho de asociar exclusivamente sexo a tener hijos (a la reproducción), por lo que, como ni los niños ni los ancianos pueden reproducirse, el sexo tiene que ser algo extraño en ellos. Pero esto es sólo una cuestión de creencias, cosas que las personas dan como bueno o malo en un momento histórico, pero que no tienen por qué ser así.

O dicho de otra manera, creo que la base de estas situaciones que hacen que la sexualidad sea un tema aparte se halla en estereotipos y prejuicios que se explican desde factores culturales, económicos y sociales.

Propondré unas ideas que espero que sirvan para el debate y la confrontación personal. No tenemos por qué estar de acuerdo con lo que sigue, pero lo planteo para que cada persona elabore su propia teoría al respecto.

Las mentiras del sexo

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