Читать книгу Tras la Noticia... - Arturo Guerra Arias - Страница 7
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A Jesucristo, quien empezó la cosa en Galilea...
Otra vez me encontraba ante mi vieja máquina de escribir. Cuando ya todos mis colegas usaban majestuosas PC’s, yo seguía con mi veterana Olivetti. No era que no lo hubiera intentado ya. En una ocasión, durante toda una semana, me había propuesto usar una de esas cosas que se llaman computadoras, pero aquello se convirtió en pesadilla: que si el cable de la pantalla, que si el interruptor escondido, que si la clave de acceso, que si cuál programa, que si lo grabé o no lo grabé, que lo grabé pero quién sabe en cuál de las 453 carpetas existentes... A punto estuve de tirar todo por la ventana... Una vez más salía convencido de que –al menos para redactar mi noticia– no había como la máquina de escribir. ¡Sí, en pleno ocaso del siglo XX!... La computadora la dejaba sólo para eso de los e-mails, y siempre con un buen asistente técnico a la mano...
Pensaba con desgana en las primeras palabras para abrir la noticia sobre el congreso de los diputados, cuando un compañero de la redacción se acercó y me dijo que el jefe me llamaba...
Nunca hubiera imaginado hasta dónde me llevaría aquella interrupción...