Читать книгу El cambio después del cambio - Augusto Reina - Страница 9
Conclusiones
ОглавлениеEn estos momentos, la región se encuentra en medio de una lucha antipandémica que afecta al mundo entero. Esto tiene grandes efectos en el sistema económico mundial, los subsistemas de salud y en los cambios de hábitos sociales y costumbres con el fin de preservación de los habitantes ante el flagelo. No obstante, si bien no se puede predecir la profundidad de los daños que producirá tanto en vidas humanos como en las estructuras de producción y distribución en cada país, no se observa que suceda una destrucción sistémica del orden capitalista. Si bien existirá una fuerte recesión económica mundial, no habrá modificaciones geopolíticas significativas ni cambios en los regímenes políticos; sí es posible la aparición de crisis políticas en relación con los gobiernos y su eficacia sanitaria. Es probable que aquellos países que tienen mayor posibilidad de recuperación (países desarrollados) lo hagan obteniendo un posicionamiento más privilegiado que lo que tenían antes de marzo de 2020. Es decir, como ocurre con las guerras o desastres naturales, hay una derrota generalizada de la humanidad, pero crecen las ventajas comparativas entre países centrales y países periféricos.
Por lo tanto, el sueño de la Ilustración no se ha realizado y la imaginación no ha sido derrotada por la ciencia. La existencia de imaginarios nos aproxima definitivamente a la presencia de la emoción, de la invención, del deseo en la construcción de lo público. Esto fue cuestionado por el racionalismo absoluto y por el determinismo materialista; hoy está dejando lugar a un reconocimiento de la influencia de lo irracional, entronizando al deseo a un lugar destacado de la vida social.
Se ratifica, entonces, la importancia del abordaje de estos fenómenos que se ubican en las orillas de la razón y que constituyen aproximaciones, apoyos y rechazos a las fuerzas políticas. En muchos países de Occidente, como en Argentina, se van modificando y produciendo transformaciones de los imaginarios en el vínculo entre la sociedad civil y la sociedad política. Entre esas novedades se abre la posibilidad de propuestas que se colocarían en el centro del horizonte político, que son antisistema y que no enarbolan ideologías estructuradas de derecha o de izquierda, como se conocían en el siglo pasado. Sin embargo, en varios países centrales aparecen y reaparecen manifestaciones extremas vinculadas a la discriminación y la xenofobia articuladas con un nacionalismo económico. En este punto, las posiciones intermedias balancean y neutralizan la polarización que ofrecen las posiciones maximalistas.
Se transita una nueva etapa del poder a nivel mundial, con una creciente presencia geopolítica del área Asia-Pacífico, y la declinación de la Alianza Atlántica. Estados Unidos durante Donald Trump se encerró creando mucha incertidumbre en el escenario internacional. La llegada reciente de Joe Biden al gobierno marcó un cambio radical respecto a la administración anterior. En una versión similar al gobierno de Franklin D. Roosevelt, Estados Unidos marcha hacia una gestión progresista, buscando fundamentar su presencia mundial en el fortalecimiento de la república y la democracia. La dicotomía que, hoy, refleja el enfoque del Partido Demócrata es entre autocracia o democracia; incluyendo en el primer rubro a China y Rusia, con la posibilidad de que se extienda a los populismos.
En la imaginación colectiva hay valores que correspondían a las viejas utopías que se están apagando. El pragmatismo imperante apunta al pueblo como un colectivo abstracto que se expresaría en el sentido común. Es indudable que la traza que el populismo ha marcado en la cultura política nacional resistirá cualquier cambio que se proponga en cuanto a las formas de pensar y las prácticas sociales. Por lo tanto, se abren interrogantes sobre la eficacia que finalmente obtendrá la política frente a la opción dada por los anacronismos de los extremos, o la política centrista fundada en el sentido común.
En las últimas elecciones, los que intentaron construir una oferta centrista no tuvieron un gran éxito frente a la bipolaridad dominante. Una vez más, se organizaron polos que respondían de alguna manera a la derecha tradicional y una centroizquierda expresada por un panperonismo que capturó varias fracciones de ese gran movimiento histórico.