Читать книгу Cómo desarrollar su intuición - Bernard Baudouin - Страница 14
Primera parte
DEFINICIÓN
Capítulo 3
La intuición según los que la han estudiado
Cuando los pensadores exploran la intuición
ОглавлениеEl filósofo griego Platón (429-347 a. de C.), célebre discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, fue, sin duda, uno de los primeros que posó su mirada sobre la intuición, reconociéndole la dimensión de auténtico conocimiento, ya que, según él, era equivalente a la contemplación del mundo inteligible.
En el siglo ii de nuestra era, el pensador griego Plotino (205-270) se interesó también de cerca por esta capacidad introspectiva. Pronto la definió con una fórmula que se hizo famosa: «La intuición es el conocimiento absoluto basado en la identidad de la mente con el objeto que conoce». Aunque pueda parecer lacónica, esta definición tiene el mérito de plantear el debate: tenemos aquí, por una parte, un conocimiento que es, además, absoluto, y, por otra parte, una cierta identidad de la mente con el objeto que conoce. Ante este enunciado, se concibe claramente que todo suceda en el interior del hombre y que la intuición actúe en cierto modo como una fuente reveladora, llevando a la persona a mirarse – o a escucharse– más de cerca.
En realidad, desde el punto de vista etimológico, la palabra intuición procede del latín intuitio, derivado a su vez de intuieri, cuyas raíces son in («en, dentro») y tueri («contemplar, mirar con cuidado»).
Kant, por su parte, confiere a la intuición un papel esencial, ya que la asimila ni más ni menos que a la actividad perceptiva de la mente y, en este sentido, la considera parte activa de la experiencia sensible de la persona. Hasta tal punto que, a sus ojos y bajo su pluma, el vocablo intuición sustituye a la palabra sensibilidad.
Descartes (1569-1650), filósofo, matemático y físico francés, acerca más bien la intuición a la inteligencia: ve en ella una percepción de tipo particular, una revelación inmediata y sin intermediario, pasiva, cuyo sentido profundo no puede entenderse sin una cierta educación (su «método»: el cartesianismo). De hecho, la considera como la «sensibilidad de la inteligencia». «El conocimiento intuitivo es una iluminación del alma; esta percibe en la luz de Dios las cosas que le place revelarnos a través de una impresión de claridad divina a nuestro entendimiento, que no se considera como un agente, sino sólo como un receptor de los rayos de la divinidad».
Gracias al interés continuado que dedicó a la intuición, el matemático Henri Poincaré[7] (1854-1912) nos mostró que este tema, sin duda, llamaba la atención de pensadores de todos los tipos. Así es como hizo de la intuición «el resultado de una sensibilidad estética subconsciente que nos hace adivinar relaciones ocultas».
Todos estos estudiosos y sus investigaciones han tenido el mérito de descubrir poco a poco niveles de comprensión hasta el momento insospechados. Si los límites de la intuición se vuelven más familiares para nosotros, las definiciones que se dan de esta siguen siendo confusas y embrionarias. Otro filósofo francés se interesaría enormemente por la intuición, y gracias a la perspicacia de su pensamiento le conferiría una nueva dimensión. Su nombre es Henri Bergson.[8]
7
Matemático francés de gran renombre que descubrió las funciones fuchsianas.
8
Henri Bergson (1859-1941): filósofo francés, autor de Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia (1889), Memoria y vida (1896), La risa (1900), La evolución creadora (1907), Duración y simultaneidad (1922), Las dos fuentes de la moral y la religión (1932), La energía espiritual (1919) y El pensamiento y lo moviente (1934).