Читать книгу Cómo desarrollar su intuición - Bernard Baudouin - Страница 8
Primera parte
DEFINICIÓN
Capítulo 2
Las diferentes formas de intuición
Desde siempre, una particularidad del ser humano
ОглавлениеEn realidad, si se mira atentamente, la intuición se encuentra en todas partes. Y siempre ha sido así, mucho más allá de donde se remonta la memoria de la humanidad. En todas las sociedades, en todas las etapas de nuestra civilización – incluso en las de las que nos precedieron–, han existido referencias a individuos particularmente intuitivos, capaces de «sentir» las cosas, o incluso a los seres, de tener de pronto una visión de lo que sucederá, en los buenos y malos momentos, para emprender una u otra acción.
Se trata de personas sin una particular educación, muy próximas, por el contrario, a la naturaleza y a la esencia de las cosas, a la sensibilidad, que curiosamente reciben todo tipo de «señales» que no pueden compartir con sus congéneres, porque no se pueden formular ni traducir al lenguaje corriente y sólo pueden asimilarse a «impresiones» o a un saber inmediato que trastorna su entorno. En especial, en algunos pueblos primitivos se encuentran huellas de comportamientos extraños, donde se mezclan instinto e inconsciencia, que hacen que en un momento determinado se «sepan» las cosas, sin ni siquiera haber pensado en ellas previamente.
Este mismo principio de «conocimiento instantáneo» se encuentra en unos seres particularmente sensibles, los niños; en efecto, por naturaleza son sorprendentemente receptivos y, a menudo, su comprensión supera de largo su elocución. Ese conocimiento es implícito y no verbal, y se relaciona con el aspecto receptivo, más que expresivo, de la esfera afectiva, todavía no iniciada en las formulaciones abstractas de los adultos. Mucho antes de entender su sentido, el niño «siente», «percibe», se encuentra bien a su pesar en comunión vibratoria con los hechos o los seres.
Cómo no recordar, también, la famosa «intuición femenina», que hace sonreír a muchos hombres y que, sin embargo, a menudo resulta mucho más pertinente que los grandes discursos y las reflexiones de estos últimos. Una vez más, la sensibilidad – incluso la ultrasensibilidad, esa alta capacidad de percibir las intenciones latentes–, en una especie de paréntesis extraintelectual, cuyo acceso aparentemente resulta más difícil para el género masculino, supera la lógica y el razonamiento. Es preciso reconocer, en toda su objetividad, la pertinencia de las intuiciones femeninas – de las que se dice que podrían estar relacionadas con particularidades biológicas de este sexo–, de ese conocimiento inducido fuera de toda presuposición racional, que en numerosas ocasiones trastorna, pero que, en contra de lo esperado, resulta temiblemente exacto.