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ОглавлениеINTRODUCCIÓN
La fiesta de nunca acabar: La Tirana. Así pasen los años
A través de estas notas de prensa ofrecemos a los estudiosos del fenómeno de La Tirana un panorama de su desarrollo por 82 años.
La prensa de Iquique nos informa desde 1891 acerca del desarrollo de esta festividad religiosa profundamente arraigada en el Norte Grande de Chile1. Son notas periodísticas que permiten trazar un largo camino en que los bailes religiosos han tenido que movilizar sus mejores recursos para poner en valor el culto a la virgen del Carmen. No es la voz de los peregrinos la que se expresa en estos medios. Lejos está de ser así. Muy a menudo, la prensa construye un cuadro de esta fiesta desde el lente del espíritu ilustrado de la época. Ven a la fiesta de La Tirana como un resabio de viejas tradiciones o bien como un simple hecho folklórico que hay que mantener en el estado de mayor pureza que sea posible. Los más, francamente ironizan con estas prácticas religiosas, y claman por su pronta desaparición.
¿Qué tiene de común la prensa analizada? Comparten todos el espíritu de la élite de la época. Un espíritu moderno e ilustrado que viene de la Europa del siglo XIX, que bajo el lente de la razón pontifica acerca de lo que debiera ser, de aquello que no. Liberarse de la tradición para dar paso a un hombre autónomo fue uno de los predicamentos, entre otros de la Ilustración. Este pensamiento ilustrado arribó al Norte Grande a través de los migrantes atraídos por la riqueza del salitre. Masones, anarquistas, comunistas entre otros, aparte de sus pertrechos trajeron estas ideas que no tardaron en divulgar en los puertos y en las oficinas salitreras. Fundaron periódicos en la que propagaron sus ideas. Civilizar y chilenizar fueron los ejes de estas empresas, que felizmente no fueron exitosas como se pretende hacernos creer. Y en esta empresa tanto la izquierda como la derecha, coincidieron. Una nota del año 1937 es elocuente:
Las pintorescas comparsas de bailarines, o para ser más exactos de bailadores, que tuvieron a su cargo el “Clou” del programa, sumaban un total de más de 600 integrantes, disciplinados en alrededor de 20 conjuntos con sus respectivos jefes, y caporales.
Describe sus atuendos:
La abigarrada variedad de los disfraces, perceptiblemente trabajados con una dedicación estupefectante, las máscaras estrambóticas, la música, el ritmo y el baile. Extrañamente evocadores de la expresión exterior, elemental e instintiva del sentimiento religioso que tienen otros pueblos, todos constituía un conjunto fuertemente inusitado para el espectador que por primera vez hubiese asistido a presenciar estos actos.
Y hace un llamado a entender estas fiestas:
El giro peculiarismo que toman las fiestas, su poder de atracción sobre la masa popular y las reacciones que en ello provoca, las oscuras y curiosas tradiciones que se descubren entre los participantes, a título inmemorial, el aguafuerte, por así decirlo, que forma el pequeño e improvisado comercio de medallitas, escapularios, baratijas, fruta, limonada, comida, etc. El crudo colorido pictórico que imprime a toda la agitada escena la refracción violenta de un sol vertical sobre los más absurdos colores, serían dignos de ser interpretados en toda su riqueza por alguna pluma o pincel, de verdadero valor, que tendrá en este “pandemonium” una copiosa cantera de humanidad estruendosa y elemental.
Sin embargo, alaba la fiesta:
Hermosa fiesta sin duda, dándose naturalmente a la palabra, una significación condicional. Desde luego extraordinariamente típica y por desgracia desconocida en absoluto en el resto del país. Sin duda la serie de actos a que da origen la festividad de La Tirana constituye un conjunto de costumbres, tal vez de las mas interesantes que hayan en Chile.
El Tarapacá
17 de julio de 1937, página 4
Impresiones de un ilustrado
En el 1911, el corresponsal de la revista Caras y Caretas describe así su llegada al pueblo de La Tirana:
Entusiasmados por el contraste de ver árboles en medio de una esterilidad manifiesta, apuramos nuestros caballos lanzándolos al galope, llegando después al terreno en que comienzan a verse diseminados, en forma de alameda: unos frondosos tamarugos cuyas ramas se inclinaban a merced del suave viento como saludando a los viajeros que tanto a nosotros como a los de diferentes direcciones, veíamos llegar a caballo, en carreras, a pié en demanda de La Tirana. A poco oíamos el eco monótono de unos pitos i tamboriles que cada vez se hacía más sonoros.
Era que llegábamos, pues al doblar un recodo de tapias viejas desembocamos a una calle que hallamos casi llena de comparsas de individuos vestidos como en el Carnaval. Tal era la variedad multicolor de sus trajes i lo que significaban, puesto que ni Mefistófeles faltaba en esas reuniones.
Caras y Caretas
1911
En una nota más antigua describe al baile de los Morenos:
Descuellan entre las numerosas comparsas los morenos cuyos bailes tienen muchas figuras y son un tanto pintoresco.
Las cuadrillas compuestas de doce a quince individuos son dirigidas por un caporal jefe de los danzantes y a la vez es quien hace el gesto en cumplimiento á algún voto relijioso.
La Patria
16 de Julio de 1911
Las noticias del periódico La Patria (1891-1940) como El Despertar de los Trabajadores (1912-1926), el primero de derecha y el otro de izquierda, coinciden en condenar y caricaturizar a la fiesta de La Tirana. Concuerdan además en un profundo sentimiento anticlerical, que en muchos de los casos los lleva a confundir con la fiesta del 16 de julio. De este modo, el pueblo organizado en los bailes religiosos, era sometido al escarnio tanto de la prensa como de la élite católica. Las relaciones entre los bailes religiosos y la iglesia no eran precisamente de colaboración mutua y de armonía.
Si la Europa del siglo XVIII y XIX se encargó, por parte de sus élites en destruir la cultura popular (Burke, 1991) y lo lograron con cierto éxito, lo mismo se trató de realizar en el Norte Grande. La prensa jugó un rol de importancia, sin embargo, careció de eficacia. Y era obvio, el analfabetismo en esta zona era alto, y la prensa era consumida por quienes sabían leer y escribir.
El ideal del hombre ilustrado en el Norte Grande no pasó de ser una quimera. Juanito Pérez, el personaje central de la novela Tarapacá (López y Polo, 1903), fue un modelo que no alcanzó a ser replicado en la realidad. El peregrinar de Luis Emilio Recabarren por las ciudades y oficinas salitreras, con su programa de secularización y su concepción de la religión como opio del pueblo, no tuvo muchos adeptos. No logró construir sujetos con una nueva subjetividad en la que la religión careciera de protagonismo. Los obreros lucharon por sus demandas, escribieron poesías, pero también le bailaban a la virgen del Carmen. Lápiz, chuzos y matraca es la triada (Guerrero, 2019). Este dato se vería reflejado en los años 70 del siglo pasado en la que los bailarines, en un 70% apoyaron al candidato marxista Salvador Allende. ¿Cuántos obreros masacrados el 21 de diciembre de 1907, eran miembros de los bailes religiosos? Nunca lo sabremos, pero sin embargo, es plausible creer que muchos de ellos murieron defendiendo sus derechos y justas reivindicaciones. La máxima del “opio del pueblo” no era la correcta. Tarde nos dimos cuenta de la raíz eurocéntrica del marxismo.
Dos dirigentes marxistas bailaron en La Tirana y fueron fusilados en Pisagua. Freddy Taberna Gallegos y Germán Palominos Toro. Y nunca, que se sepa, negaron haberlo hecho.
Por lo mismo, hay que leer la prensa de comienzos del siglo XX inserta en la visión ilustrada que animaba a la intelectualidad criolla. Dibujan sus redactores lo que la razón le permite ver y comprender. Y aquello que no puede ser aprehendido es arrojado a los depósitos de la ignorancia, la superstición, el atraso, la tradición.
La descripción que entrega El Tarapacá el año 1932 refleja lo que venimos comentando:
Los “Chunchos” “carahuayas” “morenos” y “lacas” etc, que forman el ambiente pintoresco y característico de la fiesta nos dan la impresión del fanatismo mas grande; es gente que se está entrenando desde 3 o 4 meses antes, para poder soportar 20 o 30 horas de danzas paganas y poses coreografías con una música tridente y monótona.
La indumentaria de estas comparsas es de los mas original predominando los colores chillones y las plumas pintadas de todos colores. Pero realmente la fiesta de La Tirana sin estas comparsas perdería todo su atractivo para él que acude en son de curiosidad y que nos parece no son pocos.
El Tarapacá
19 de julio 1932, pagina 3
Una fiesta de veinte bailes
En la actualidad asisten a la fiesta de La Tirana cerca de 220 bailes religiosos. En 1964, según El Tarapacá asistieron 69 bailes. En los años 30, la prensa contabiliza 20.
No siempre la fiesta fue en julio
El Nacional (1850-1932) a fines del siglo XIX menciona que la fiesta se hacía en julio o en agosto. Citamos:
Dicha fiesta debió ser celebrada el 16 de Julio, día de Nuestra Señora del Carmen, pero siempre se aplaza para principios de Agosto, para dar lugar con más o menos magnificencia al arreglo de la solemne inauguración, tocándole a ésta, la fecha antedicha.
El Nacional
Iquique, 1898
Contra los juegos de azar
La Patria, el periódico toma nota y condena los juegos de azar que durante la fiesta se realiza. Escribe:
Es por demás sabido que en las fiestas de La Tirana celebradas anualmente se aprovecha la ocasión para entregarse en brazos del más descarado juego de azar y que después trae como resultado riñas, pendencias, etc.
La Patria
15 de Julio de 1910
E insiste:
Vuelvo a reiterarle mi recomendación anterior de no permitir, bajo cualquier pretexto, el funcionamiento de juegos de azar ó de envise, ya sean en forma de maracas, monísos, sabios, rifas con ruletas, etc, etc. porque como usted no lo ignora, esta tolerancia trae mal nombre personal, deseré liso para la junta local y mal nombre y bochorno para la I. municipalidad.
La Patria
15 de Julio de 1910
La Tirana y la crisis de los años 30
La crisis que azotó a la pampa salitrera amenazó la continuidad de esta fiesta religiosa y popular. El Tarapacá, escribe:
La peregrinación de los fieles que en otros años ha ascendido a muchos miles procedentes de las oficinas salitreras y pueblos de la pampa y de Iquique, no tendrá este año la importancia a causa de la despoblación y de la crisis reinante.
El Tarapacá
16 de julio de 1932, página 2
No obstante lo anterior, la fiesta de La Tirana siguió aumentado su caudal de visitantes, una vez superada la crisis.
Llegar a La Tirana
La memoria de los peregrinos que aun viven recuerdan los viajes a La Tirana arriba de rudos camiones, sin ninguna comodidad. Poco recuerdan el servicio que prestaba el tren salitrero.
La prensa regional describe de un modo minucioso la forma en que se llega a este pueblo. A través de ella, podemos advertir la importancia que tuvo el ferrocarril salitrero en todo el Norte Grande. Cada 16 de julio, este medio de transporte colapsa por la gran cantidad de peregrinos que se moviliza a saludar a la virgen del Carmen:
Podríamos calcular en mas de cinco mil almas los que han ido en este año a La Tirana, pues los trenes no se daban abasto para conducir del norte i sur tanta jente.
Caras y Caretas
6 de julio de 1911
El Tarapacá, el año 1936 se refiere al mismo hecho:
Para atender a la demanda de público la empresa del Ferrocarril Salitrero necesitó hacer salir a tres trenes con crecido número de coches.
El primer tren salió a las cuatro y media y momentos después los otros dos.
El Tarapacá
17 de julio de 1936, página 4
Y para poder reconstruir el mapa ferroviario la prensa entrega esta información:
El día 15, víspera de la fiesta, correrá un tren especial entre Zapiga y Pozo Almonte y de la sección sur de la oficina Gloria, habrá combinación con el tren ordinario de pasajeros.
El día 16 correrán trenes especiales en todas las secciones saliendo los trenes de Iquique en las primeras horas de la madrugada para llegar a Pozo Almonte a más tardar a las ocho de la mañana. El regreso será a las veinte horas, para que así puedan estar en sus casas esa misma noche las personas que vayan desde Iquique.
En la estación local y demás del interior se darán mayores datos sobre este servicio extraordinario de trenes.
El Tarapacá
8 de Julio de 1937, página 4
Son habituales las quejas por los malos caminos que llevan de los distintos lugares a La Tirana. Los esfuerzos del Estado y de la Municipalidad parecen no satisfacer la demanda de los peregrinos. El año 1935, Alb. Brandan escribe del Camino de las Cruces:
El “Camino de las Cruces”, la línea recta entre Pozo Almonte y La Tirana, ruta trazada por los peregrinos de hace casi un siglo, muestra sus férreos linderos, cruces con brazos muy extendidos, algunas semi-tumbadas sobre el arenal. Y en este crepúsculo vespertino los faros de los autos van trazando rayas de luz sobre el caminito plagado de obstáculos en un traqueteo de muchos kilómetros que habrán de recorrer muy tarde a pie los peregrinos mas humildes, los que cumplen su promesa marchando en la noche bajo la maravillosa claridad de millares de estrellas solamente visibles en el diáfano cielo del desierto.
El Tarapacá
16 de julio de 1935, página 3
Complementa lo anterior esta nota:
Pero retrocediendo en el tiempo digamos, unos 40 0 50 años atrás que difícil y cuan sacrificado era para los promeseros llegar a ver a su virgen. Los que viajaban desde Iquique a otros lugares de la pampa, debían hacerlo por tren hasta el pueblo de Pozo Almonte, pernoctar allí y al día siguiente hacer el viaje a pie o en carretas tiradas por mulas, que demoraban largas horas en recorrer los 25 Km. que separaban a La Tirana de Pozo Almonte.
Luis Díaz Salinas
El Tarapacá
7 de julio de 1968, página 3
Nombrar a los bailes
La prensa aludida nombra a los bailes como conjuntos que van a actuar a La Tirana. Luego, bajo el rótulo de chunchos engloba a todos los demás. En otras veces usa calificativos gruesos e hirientes.
La prensa del 1907
Llama la atención que tanto La Patria como El Tarapacá, en sus ediciones de julio del 1907, hacen un esfuerzo por describir con mayor detalles la fiesta. Describen los bailes, los instrumentos musicales que se utilizan como quena y en algunos casos acordeón, aparte de los de percusión. Para el corresponsal se trata siempre de una música monótona. Un periódico escribe: “La música netamente criolla es monótona y nunca consta de más de doce compases que se repiten con inusitada controversia hasta terminar el baile” (El Tarapacá, 15 de julio de 1907).
El corresponsal de La Patria relata con pavor como una peregrina, según él, boliviana, hace mandas arrastrando su cuerpo. Es la primera vez que se lee en la prensa la realización de esta manifestación que hasta el día de hoy perdura. Se escribe:
Era una boliviana que venía quizás de dónde, hincada pagando una manda a la Virgen. Los vestidos habiéndosele gastados en la rodillas y con facilidad se distinguía la sangre que de éstas emanaba.
Ante esta prueba de tan avanzado fanatismo, hijo de la ignorancia más remota e censurable bajo todos los conceptos, algunas de las personas presentes, obligaron a la pobre boliviana a desistir del acto de crueldad que cometía con su propio cuerpo y a que diera por terminada su penitencia. Con lágrimas en sus ojos ella consintió, no sin proferir antes varias palabras que nadie pudo comprender.
La Patria
18 de julio de 1907
Un año después, El Tarapacá nos entrega esta nota:
Vimos luego los cambás de la oficina Josefina, que vestían elegantes i vistoso trajes i unos sombreros en forma de mitras con enormes plumas i adornos de pequeños espejos. Seguían los mimillas, en su mayor parte bolivianos, con diferentes vestidos y ostentando en el pecho escarapelas con los colores de su bandera; los callaguallas todos con paraguas de distintos colores; también llamaban la atención los llameros; los pallaguallos del Carmen Bajo, también con paraguas i acompañados además de dos osos i tres diablos con una huasca tejida de lana con borlitas; gran numero de ellos tocaban unas pequeñas flautas que los indios del Perú llaman laquitas.
El Tarapacá
21 de julio de 1908, página 2
Recién en los años 50, El Tarapacá informará de los cientos de iquiqueños que a pie, se desplazan de Iquique a La Tirana, ritual que luego del 1973 desapareció.
Además, entrega datos de los nombres de los bailes y de sus caporales, cuestión nada de frecuente en la prensa. Recién en el año 1949, El Tarapacá, entregará información sobre los bailes de Victoria y Alianza.
El Nacional entrega una información que a lo largo de los años analizados no aparece. La figura del alférez, organizador de la fiesta patronal andina. En este caso una dama.
Por la noche el alférez (nombre que se le da á la persona que paga la fiesta) Señora Adela de Devéscovi dio una tertulia en su casa de la cual quedaron muy complacidos los asistentes que eran muy numerosos.
El Nacional de Iquique
1898
Otra versión de la leyenda de La Tirana
La prensa a través de todo el siglo XX, transmitió de forma unánime el origen del culto a la virgen del Carmen. La leyenda que narra el amorío de la Ñusta con el portugués Vasco de Almeyda constituye el dispositivo que ha permitido iluminar en términos religiosos el masivo culto a la Chinita. Atribuida en su difusión al historiador peruano Cuneo Vidal no se ha hecho más que reproducir, con algunos elementos más. Van Kessel en su libro Lucero del Desierto (1987) desde una perspectiva antropológica discute los usos de esta leyenda enfatizando el rol de los actores en su difusión.
La Patria, órgano de los grupos dominantes de la región, y sobre todo anticlerical, al igual que todos los demás como El Nacional, El Tarapacá, La Provincia y El Despertar de los Trabajadores, difunde una leyenda secular y nada de romántica sobre el origen del culto mariano:
Orijen del nombre
También averiguamos el orijen del nombre de La Tirana.
En esa misma época en que era centro minero, los arreos de Bolivia a la Argentina se importaban por esa aldea.
Los arrieros, naturalmente, ahí se proveían de víveres y satisfacían los apetitos del estómago.
Una guapa hembra de armas tomar y bien gallarda, –dicen los residentes–, se encargaba de atender a esos viajeros vendiéndoles los víveres a precio de oro y sacándoles los ojos por una migaja de pan. No habiendo quien más esplotara este negocio ella les tira la curda y los pobres viajeros tenían que soportar.
Desde entonces corrió el nombre de La Tirana, hasta que la mujer pasó a mejor vida, heredando ese nombre el pueblo donde ella residiera.
La Patria
18 de julio de 1907
Más allá de estos juicios, las ediciones del 1907, tanto de La Patria como de El Tarapacá, son riquísimas en la entrega de información más detalladas de la fiesta. Esta es, por ejemplo, una nota que permite entender mejor la relación entre la Pachamama y la China del Carmen:
Los indios que poseen algún sembrío de melones, guayabas o cualquier otra fruta, llévanle a la santa un ejemplar del fruto, pidiéndole además, gratifiquen la ofrenda con la feliz producción del melonar o del guayabar.
Todas las frutas fueron colocadas por ellos mismos alrededor de la Virjen y con ellas salió en procesión.
Durante el trayecto, varios indios con sombrero en mano iban junto a la imagen esperando que se cayera alguna fruta, fruta que para ellos es sagrada y como tal la guardan como reliquia, empleándolas durante el año como eficaz remedio para cualquier enfermedad.
La Patria
18 de julio de 1907
Nuevos bailes
No hay constancia en la prensa revisada acerca de nuevos bailes como la de los pieles rojas que aparece en el 1937. Recién el año 1961, El Tarapacá informa de la presencia de la diablada, baile religioso formado el año 1957. Y lo hace desde La Tirana Chica, en la plaza Arica:
Las cámaras enfocaron de preferencia a la Diablada de Iquique, el mejor cuerpo de baile religioso en cuanto a indumentaria típica de estos conjuntos de origen peruano-boliviano. Llamó poderosamente la atención por lo bien lograda reproducción de las mascaras demoníacas y la elegancia de sus vestimentas, vestidos a la usanza aymará completan este conjunto danzante.
El Tarapacá
24 de Julio de 1961, página 5
La suspensión de la fiesta
Las malas condiciones de salubridad del Norte Grande a comienzos del siglo XX amenazan con suspender la fiesta de La Tirana en varias ocasiones. La única vez que se suspende hasta el año 1973, es la del año 1934 (Guerrero, 2008). Sin embargo, en el 1923 se sugirió la suspensión por temas de salud, sobre todo de carácter respiratorio. Lo mismo acontece el año 1942, que no de mediar la acción del obispo de ese entonces, Pedro Aguilera Narbona, la fiesta se hubiera suspendido, por las mismas razones, epidemia de gripe, en este caso. El año 70, esta vez por razones de otro tipo, la fiesta estuvo a punto de no llevarse a cabo (Guerrero, 2014). La instalación de un quiosco en medio de la plaza o explanada apoyado por los tiraneños, generó un conflicto en la que los bailes religiosos, entre otros, amenazaron con no asistir. A partir del año 1934 se realiza en la plaza Arica la llamada Tirana Chica. Por lo mismo hemos incorporado notas de prensa de esta fiesta barrial que reunía a todo Iquique en ese sector. A partir de los años 90, la Tirana Chica se celebra en diversos barrios de la ciudad.
El pueblo de La Tirana
A lo largo del siglo XX y desde fines del siglo XIX, la prensa entrega noticias acerca del pueblo de La Tirana. Lo denominan pueblo, caserío, aldea y cuando se realiza la fiesta la nombran “la metrópoli del desierto”. Todos lo vinculan a Huantajaya con la explotación de la patria. Luis Díaz Salinas es quien más elabora este aspecto. Escribe:
Hasta hace unos 100 años había algunas fundiciones de minerales, en las cercanías de La Tirana que llevaban los nombres de Trinidad, Infiernillo, San José, Rosario. Aprovechando la leña que producen los árboles de tamarugos, se fundían los minerales procedentes de las minas de plata de Huantajaya y de cobre de Sagasca, Yabricoya y otras mineras.
Posteriormente las familias que vivían en La Tirana y La Huayca explotaron la crianza de ganado menor y la venta de leña y carbón de tamarugo, explotación que tuvo gran consumo en las oficinas salitreras. En la misma forma habían plantaciones de algunas especies agrícolas, especialmente los famosos melones de Canchones. Inexplicablemente hoy que se cuenta con mejores medios para la extracción del agua se ha dejado de mano la plantación de melones que tenía gran acogida por su alta calidad.
De las principales familias que vivían de estas pequeñas industrias aún rinden familiares en La Tirana y en otros lugares de la provincia. Las familias Medina, Silva, Caballero, Gamellis, Barrio Nuevo, Riveros y otras recuerdan un pasado esplendoroso de años ya ido. Otros apellidos tuvieron destacadas actuaciones en la industria salitrera, los hermanos Germán y Manuel Riveros fueron administradores de las oficinas Carmen y Buen Retiro, don Carlos Petersen de La Palma que más tarde se llamó Santiago Humberstone y Enrique Medina, lo fue de Mapocho, Iris y varias otras.
Luis Díaz Salinas
El Tarapacá
7 de julio de 1968, página 3
La voz de los intelectuales
Los periodistas de los medios aquí registrados se concentran en las noticias que ocurren con la realización de la fiesta de La Tirana. Los columnistas, son los que a menudo reflexionan sobre esta festividad. En su mayoría hablan sobre la leyenda que da origen a la masiva peregrinación. El año 1965 visita la fiesta el musicólogo Jorge Urrutia Blondel (1903-1981). Estas son algunas de sus reflexiones:
Dado que era mi primera venida, agregó, para estos efectos, fui fuertemente impresionado por el colorido, la música, la gran cantidad de personas y el extraordinario fervor religioso que rodea a la fiesta, no puedo analizar a fondo estas manifestaciones máxime que es muy difícil hacer una investigación exhaustiva estando completamente solo, pero en este segundo viaje he apreciado que en los bailes hay elementos ajenos a la tradición y el folklore como todos aquellos conjuntos que no son expresión de lo típicamente regional o autóctono, bailes árabes, cosacos o japoneses nada tienen que ver o hacer en una manifestación de fe danzada que fue impuesta por una antigua tradición, que en la actualidad se está desvaneciendo por la intromisión de estos elementos que no han sabido ajustarse a los preceptos que el pasado ha legado.
Y prosigue:
El ritual folklórico danzado existe y se mantiene a través del templo en forma inalterable en 6 provincias de Chile desde Tarapacá a Valparaíso y estos cambios solo se han producido en la festividad de La Tirana lo que también atribuyó a transculturización de estas actividades religiosas. Aquí mismo podemos ver que el conjunto de Los Gitanos es el que siempre acompaña más de cerca de la virgen ya que es de propiedad y a la vez el mas antiguo que se ha mantenido inalterable en cuanto a la forma y la música desde el siglo XVII a la fecha.
Para corregir esta situación en que lo tradicional se va diluyendo en el torrente de las innovaciones que desvirtúan la fama de su autenticidad que tienen las festividades de La Tirana, el Sr. Urrutia opina que los organismos directamente vinculados con estas celebraciones deben ir en defensa del folklore, que en este caso, es un factor primordial de la expectación en los que concurren a este santuario con la curiosidad de lo antiguo y lo autóctono.
Cavancha
18 de Julio de 1965, página 5
El año 1976, Jorge Urrutia Blondel recibe el Premio Nacional de Artes Musicales de Chile.
Estamos frente a una opinión que hay que ubicar en la época. Una mirada que más tiende a ver estas expresiones desde un prisma de esencialismo folklórico, percibiendo a la cultura como un objeto que no debe ser impactado por otras influencias.
En ese mismo tenor, encontramos las opiniones de Jorge Checura Jeria el cual, al seguir a un peregrino que hacía mandas de rodillas, escribe:
Es curioso observar lo contraproducente de cada cosa, puede aprestar en cierta oportunidad a un señor que de rodillas caminó por el sendero de la procesión, está es a través de todo el pueblo para llegar prácticamente en el límite de sus fuerzas a besar los pies de la imagen. Hasta aquí me impresionó fuertemente su religiosidad y fe hasta tal extremo que decidí seguirlo para ver la posibilidad de entrevistarlo, me mantuve a la expectativa y lo vi, sacar fuerzas de flaqueza para cargar al hombro un cordero desollado y llegar a su campamento donde se encontraban los acordes de una guitarra y las voces destempladas por el alcohol de sus amigos y familiares, la llegada del cordero fue un acontecimiento y el cumplimiento de la manda, un motivo para reanudar la celebración con más énfasis; a la media hora el promesero estaba tan embriagado como los demás y sus expresiones soeces me dejaron completamente confundido. Sin decir dos palabras la entrevista estaba concluida.
Cavancha
16 de julio de 1963, página 3
Al igual que Urrutia, Checura está en un contexto ilustrado, que no lo permite ver la lógica que anima y explica este tipo de conductas.
Visitas ilustres
La fiesta de La Tirana conforme avanza el siglo XX va adquiriendo notoriedad. El año 1963 diplomáticos visitan la fiesta. El periódico Cavancha (1963-1966) reseña:
Cabe notar que en esta oportunidad, han llegado hasta ese lugar viajeros de diferentes países sudamericanos, atraídos por la forma que toma esta ceremonia.
Incluso para el día de hoy es esperado en esa localidad, el embajador de Gran Bretaña, Sir David Scott Fox, el embajador de Italia, señor Livio Theodoli, el cónsul general de ese país en Chile, Sr. Tullio Grazioli.
Cavancha
16 de julio de 1963, página 1
Filmar la fiesta de La Tirana
El año 1944 la prensa anuncia en forma destacada la llegada de un grupo de profesionales de Santiago, que vienen a realizar una película de la fiesta de La Tirana.
En el avión de la Lan que deberá llegar a nuestra ciudad a las 9 de la mañana de hoy viene a Iquique el destacado músico Pablo Garrido, quien ha sido comisionado por la Dirección General de Informaciones y Cultura para filmar una película de las principales escenas de las festividades de La Tirana.
El ministro del interior, don Osvaldo Iriart, envió ayer telegramas al intendente de la provincia, don Florencio Martínez, y al alcalde don Anaximandro Bermúdez, en las que pide que se otorguen al Sr. Garrido toda clase de facilidades para el mejor cumplimiento de su cometido.
El Tarapacá
15 de julio de 1944, página 4
Felizmente esta película está disponible y fue restaurada el año 2015 por la Universidad de Chile. El año 1960, Emelco, que realizaba filmaciones de no más de 10 minutos, y se exhibía antes de iniciar las películas en los cines chilenos, graba en La Tirana. El año 1967, un grupo de profesionales de la Universidad de Chile y de la Universidad de California, grabaron los principales aspecto de la fiesta. Dura 90 minutos y fue dirigido por Richard Hawkins.
El giro de la prensa
No sabemos con exactitud cuando la prensa regional, y en este caso El Tarapacá (1894-1979), cambia el giro en tanto se refiere al tratamiento de la fiesta de La Tirana. Un primer dato que hay que mencionar tiene relación con la amplitud de espacios dedicados a esta festividad. Son, en todo caso, notas acerca de sus condiciones de salubridad, acceso, infraestructura, demanda de los pobladores, etc. El tratamiento de la fiesta en sí, en cuanto fenómeno religioso, sigue siendo el mismo, aunque con leves matices positivos y en algunos casos con intentos de comprenderla. Los diarios anticlericales como La Patria y El Despertar de los Trabajadores han desaparecido, y El Tarapacá sigue siendo el principal órgano de información. Este periódico radical en la década de los 40, cambia de administración y su dirección recae ahora en personeros de la Democracia Cristiana, primero Eduardo Frei Montalva (1936) y luego Radomiro Tomic (1937-1941) por nombrar a los más destacados. El cierre de este medio de comunicación se produce en la década de los 70, bajo la dirección de Sergio Maldonado Buendía. A partir de Frei, quien luego sería presidente de Chile (1964-1970), El Tarapacá empieza a girar hacia la Democracia Cristiana.
Lo anterior hay que ponerlo en contexto ya que no será hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965) que la iglesia se va a referir a este tipo de manifestaciones religiosas y populares, no ya como expresión de paganismo, sino como algo que hay que poner atención. No será, sin embargo, hasta las conferencias de Medellín (1968) que se considerará a la religiosidad popular como catolicismo poco cultivado. Pero, nada de eso se advertirá en la prensa analizada. Hasta el año 1973, fecha en que termina nuestro análisis, se persiste en ver a este fiesta como un hecho folklórico. Los bailes y sus dirigentes no tienen voz. Carecen de intelectuales que pongan en valor sus prácticas. El libro de Uribe (1976), es tal vez el único que intenta comprender desde adentro este fenómeno. A fines de la década de los años 70, aparecen varios textos de Juan van Kessel, que intentan, desde la teología y la antropología interpretar la religiosidad popular. Uno de ellos, Lucero del desierto. Mística popular y movimiento social (1987) es hasta la fecha la obra más ambiciosa sobre esta realidad. La obra de Lautaro Núñez es también un significativo aporte (2004).
Estrategia metodológica
Hemos realizado una búsqueda sistemática a través de la prensa regional que de cuenta de la festividad de La Tirana. La más antigua a la que hemos tenido acceso es del año 1891 en La Patria. No sabemos si en otras publicaciones anteriores hay referencias. En todo caso, todas ellas tienen un común denominador: son anticlericales y tratan de modo despectivo, por decir lo menos, a estas manifestaciones populares. Hemos revisado periódicos como El Nacional, La Patria, El Tarapacá, La Provincia, Cavancha, El Despertar de los Trabajadores, El Norte y la revista Caras y Caretas. Todos ellos desaparecieron. La Estrella de Iquique es el único periódico que sigue en la actualidad.
En Iquique seguimos careciendo de una hemeroteca que resguarde y proteja la prensa regional. Al periódico La Patria, entre otros, no se puede acceder por encontrarse en condiciones de extrema fragilidad. El Tarapacá, sólo está desde el año 1927 hasta cuando desaparece en los años setenta. Necesitamos contar con toda la prensa regional en Iquique, para consultar sobre nuestro pasado. Y sobre todo digitalizada. El esfuerzo de una sola persona, como Guillermo Ross-Murray, no basta para manejar tan rico e indispensable patrimonio. Una verdadera estrategia de descentralización supone contar con nuestros patrimonios en regiones.
Agradezco a Katherine Escobar Coletti, Jorge Luis Gaete, Yuri Bustamante González y Alvaro Almonacid por la colaboración en la transcripción de estas notas de prensa. Sin sus aportes este libro no estaría en sus manos. De igual forma agradezco la información entregada por Edwin López Pávez, Luis Castro, Carlos Donoso, Patricio Rivera, Pablo García y Aníbal Valenzuela, en variados aspectos de la historia regional. Finalmente, agradecer a Diana Silva Fuentes por las correcciones de forma y fondo realizadas.