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Historias de pasión
ОглавлениеHace poco estaba tomando café con unas amigas y empezamos a hablar sobre pasión porque, como podrás imaginar, cada vez que tomo un café con quien sea termino hablando del tema. En un momento, les pedí que me contaran si alguna vez habían salido con alguien que las hubiera hecho vibrar como nunca. La primera que habló fue mi amiga Ana y, para mi sorpresa, dijo que la persona con la que había sentido más pasión fue una mujer: “Además, una mujer con la que nunca ha pasado nada”, aclaró.
Eso de que nunca ha pasado nada realmente es un decir. Según me contaba, eran tantas las ganas de estar juntas que hubo algunos besos intensos a escondidas y un viaje en donde la pasión explotó. Ahora, a mi amiga le gustan los hombres, sus relaciones con ellos han sido reales, pero conoció a esta chica que la hizo sentir algo mucho más intenso de lo que había experimentado.
Para que entiendan un poco mejor, aquí va el contexto. Ana viene de una familia en la que aceptar que también te llaman la atención las mujeres sería todo un problema. Y un problema grande.
Ana me explicaba que su pasión era tanta que en algún momento creyó que nada de eso importaba, que podía dejarlo todo y meterse en problemas con su familia con tal de estar con ella. Y me decía: “Lo que sentía era tan intenso que estaba segura de que nos habíamos conocido en otras vidas y que nos volveríamos a encontrar en las siguientes”.
Para mala suerte de ambas, porque la mujer en cuestión decía sentir lo mismo por mi amiga, Ana no era la única que tenía temas familiares. La otra también venía de una familia donde el qué dirán importa mucho, por lo que una relación homosexual era muy grave y, a diferencia de mi amiga Ana y aunque también sentía algo muy fuerte por ella, no se atrevió a aceptarlo. Ni siquiera se atrevió a vivirlo a escondidas, porque no podía “hacerle eso a los suyos”.
Después de ese viaje tuvieron una fuerte discusión porque no sabían cómo iban a manejar todo lo que estaban viviendo y, finalmente, la mujer por la que Ana tuvo esa pasión desmedida desapareció.
La historia que les cuento es muy triste. Primero porque terminó mal. Y, segundo, porque la causa está relacionada con tabúes que no deberían de existir en nuestra época. Cortaron una historia que pudo haber sido muy bonita por temor a lo que pudiera pensar la familia o por el miedo a que no las aceptaran.
Pero decidí compartirla aquí porque, cuando Ana me contó, pude ver cómo sus ojos se iluminaban al hablar de ella. Además, era una relación distinta a las que había tenido con hombres. Su pasión era tan grande que estaba dispuesta a dejarlo todo. Y la forma que Ana encontró para describir la electricidad que había entre ambas fue diciendo que se conocían de otras vidas. Para ella, la conexión era tan fuerte que no podían haberse conocido apenas, porque seguro lo suyo venía de vidas pasadas y necesitarían de muchas otras vidas más para seguir conectadas.
Todas las historias de mis amigas eran diferentes y genuinas. Cada quien sentía su pasión de forma única. Quizá unas más intensas que otras, pero la de Ana me encantó porque fue tan grande que le dejó la certeza de que una sola vida no era suficiente para contener toda esa pasión.