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Algas y clorofila

LONGEVIDAD

Un estudio realizado recientemente en Japón demostró que la gente vive más tiempo y se mantiene más saludable en las áreas donde se consumen algas en abundancia. Y que los casos de hemorragias cerebrales e hipertensión arterial son realmente raros en esas zonas.

Las famosas buscadoras de perlas de Japón y Corea, que se zambullen desnudas todo el año a grandes profundidades –incluso con más de setenta años de edad–, comen a diario algas wakame, nori e hiziki. Entre los japoneses el consumo regular de algas hiziki y arame asegura una complexión limpia, piel suave y tersa, y pelo brillante y espeso.

Estas «verduras del mar» son ricas en vitaminas, minerales, oligoelementos, proteínas y fibra, y sus propiedades se conocen en otras culturas desde hace miles de años. Sin embargo, aunque existen más de veinte mil especies y variedades de algas, solo se sabe de unas treinta comestibles y de utilidad en medicina y nutrición humana.

En todo caso, se trata de un alimento muy nutritivo y de gran riqueza en clorofila. Basta con una cucharada sopera diaria de algas para abastecer al organismo de los minerales y oligoelementos indispensables para el correcto metabolismo celular. Las algas son las verduras con el contenido en minerales y oligoelementos más elevado: son ricas en yodo, hierro, magnesio, calcio, fósforo y potasio, lo que las hace idóneas para remineralizar y fortalecer los huesos. También aportan zinc y silicio que, junto con el calcio, son imprescindibles para fortalecer los huesos, las uñas, la piel y el cabello.

Las algas poseen un 25% más minerales que la leche, no aportan calorías y contienen numerosas vitaminas

El yodo es difícil de obtener de cualquier otra fuente que no sea el mar, y las algas lo contienen en suficiente cantidad como para prevenir trastornos de tiroides como el bocio, que suele aparecer en zonas en las que la dieta es pobre en minerales o en productos marinos.

En cambio, la clorofila es muy rica en minerales y, en parte por ello, los jugos verdes y los alimentos ricos en clorofila producen en la sangre un efecto alcalinizante, y ayudan a depurar nuestro sistema, porque contribuyen a eliminar los efectos ácidos propios de la dieta moderna. Las algas poseen, por ejemplo, más de un 25% más de minerales que la leche, y no aportan calorías. Su contenido en grasas es bajo y sus carbohidratos no se absorben plenamente.

Las algas, verduras del mar por excelencia, contienen asimismo numerosas vitaminas: A, B, C, D3, E, K y pequeñas cantidades de vitamina B12, que es difícil de obtener en otros alimentos de origen vegetal, y por ello resulta muy importante para los vegetarianos. Por otra parte, las algas ayudan a disolver las grasas y los depósitos de mucus que aparecen en el organismo debido a un excesivo consumo de carne y productos lácteos. También poseen ácidos linoleicos y alfa linoleicos, que protegen la piel y las mucosas de la actividad de los radicales libres, por eso las algas actúan eficazmente contra el envejecimiento.

Una de las propiedades de las algas es propiciar la expulsión de metales contaminados, radiactivos y tóxicos. Ello se debe al ácido algínico, que es una sustancia pegajosa que sujeta sus células de forma compacta, capacitándolas para vivir en un ambiente de constante circulación de agua. Según estudios llevados a cabo en la Universidad de Montreal, hoy sabemos que este ácido puede combatir las toxinas de nuestro cuerpo y facilitar su eliminación de forma natural.

ENERGÍA LUMINOSA

Al igual que la fruta fresca o las hortalizas, las algas poseen sustancias que se encargan de captar la energía luminosa y aprovecharla por medio de reacciones fotoquímicas. Es decir, en algunas algas también se almacena energía luminosa (biofotones) que se transmite a las células de quien se alimenta con ellas, proporcionando una clara sensación de vitalidad y bienestar.

Todas las algas contienen clorofila y realizan la fotosíntesis según la cantidad y la calidad de luz disponible. A mayor profundidad, la luz solar penetra con más dificultad. A más de quince metros, todas las longitudes de onda larga (luz roja) son absorbidas por el agua, y quedan solo las longitudes de onda de tipo corto (luz verde o azul). El color del mar guarda relación con este último aspecto. Dependiendo de la profundidad, las algas pueden ser verdes, marrones o rojas. Generalmente, el alga verde crece en aguas poco profundas, la roja, en las zonas más profundas y la marrón, en el nivel intermedio. Esta relación entre el color y la profundidad es general, aunque hay excepciones.

Los vegetales marinos –y en esta propiedad no se parecen en nada a sus semejantes terrestres– crecen más abundantemente en aguas frías y durante el invierno. Los mares más fríos pueden albergar bosques frondosos y con numerosas variedades.

ALGAS EN LA NATURALEZA

El único factor restrictivo para el uso culinario de las algas es, probablemente, su dureza y sabor, ya que suelen ser demasiado insípidas en algunos casos.

Las algas de distintas partes del mundo presentan también diferentes cualidades, debido a que las aguas oceánicas poseen características distintas: mientras la kombu del océano Atlántico es generalmente de textura firme y de sabor más fuerte, la kombu del océano Pacífico es de textura suave y de sabor dulce.

Actualmente se puede encontrar una gran variedad de algas en herbodietéticas y establecimientos especializados en comida natural. Dichas variedades se distinguen en sabor, textura y color.

Así, por ejemplo, tenemos el sabor mineral picante del alga dulse (de característico rojo-púrpura), el agradable frescor de la wakame, la textura crujiente de la nori, el sutil dulzor marino de la kombu, la textura gelatinosa del alga agaragar y el ligero toque mineral del alga carragen (también conocida como «musgo de Irlanda»). Existe, asimismo, la ligereza del alga arame o el fuerte sabor de la hiziki.

BENEFICIOS DE LAS ALGAS PARA LA SALUD

• Revitalizan el sistema nervioso.

• Refuerzan los huesos.

• Ayudan a mantener un pH ligeramente alcalino en la sangre.

• Nos ayudan a depurar.

• Tonifican los riñones, centro de nuestra energía constitucional.

• Contrarrestan la radiactividad de los iones positivos de los aparatos electrónicos que utilizamos en nuestra vida diaria (como los teléfonos móviles).

CLORELLA Y ESPIRULINA, DOS ALGAS DE LAGO

En cuanto a las algas que crecen en los lagos, las hay verdiazules, entre las que destaca el alga AFA; verdes como la clorella, y azules, de las cuales la más conocida es la espirulina. Las solemos encontrar en forma de suplementos dietéticos. Por su importancia, vamos a ver las dos últimas.

Alga clorella

El alga clorella (Chlorella vulgaris) es un superalimento muy rico en clorofila (algunos autores aseguran que es la mayor fuente de clorofila del mundo), y alguna de sus variedades se está estudiando para el cultivo como microalga productora de nuevo combustible. Es una de las pocas algas comestibles que crecen en agua, y su clorofila, además de activar la depuración de la sangre, protege de los rayos ultravioleta, y es una posible fuente de vitamina B12 y de proteínas para los vegetarianos. Es rica en ácido fólico y hierro. El 82% de sus ácidos grasos son insaturados, que son los saludables.

El alga clorella previene gripes, resfriados y, en general, refuerza el sistema inmunitario, regula el sistema digestivo, elimina toxinas ingeridas en comidas poco inteligentes (alimentos con restos de fertilizantes de síntesis y similares), mitiga las alergias, fomenta el desarrollo muscular en niños y atletas, y aumenta el número de glóbulos rojos en sangre. Es rica en vitaminas del grupo B.

El Comité Olímpico Internacional reconoce que los deportistas que han tomado suplementos a base de clorella han mejorado sus marcas y han disminuido claramente el tiempo de recuperación. Y también existen estudios sobre el uso del alga clorella para contribuir a la erradicación del hambre en el mundo.

Alga espirulina

La espirulina (Arthrospira platensis) es una primitiva alga unicelular que crece espontáneamente en lagos o estanques, tanto salados como alcalinos. Su producción aún es limitada, pero se está empezando a cultivar en diversos países industrializados. Es perfectamente cultivable en determinados climas, como por ejemplo, el de la Península Ibérica (Sierra Espuña, Alhama de Murcia). También crece muy bien en el centro y el este de África (como en Burkina Faso), en zonas semidesérticas de Estados Unidos y Canadá, China y Japón, y en lagos mexicanos. Además, se reproduce por división celular, con lo que cada ejemplar es capaz de generar otro idéntico en siete horas.

La pregunta es inevitable: ¿por qué es tan cara? La respuesta puede estar en su limitada producción, pero esta va a crecer gracias a sus propiedades para la salud.

Posee un elevado contenido en proteínas y aminoácidos de fácil digestión y asimilación por el organismo. Es muy rica en vitaminas del grupo B, sobre todo B1 y B2 y, posiblemente, B12. Aporta también buenas cantidades de betacaroteno. Es rica en minerales: hierro, calcio y magnesio (y es baja en sodio).

La espirulina es recomendable en caso de anemia, para deportistas, en regímenes de adelgazamiento o en las dietas vegetarianas

El consumo de la espirulina es recomendable en caso de anemia (puesto que es rica en hierro); para los deportistas (por el gran contenido proteico); en los regímenes de adelgazamiento (aparte de su riqueza en nutrientes posee un efecto saciante), y también para personas vegetarianas (por su aporte en vitaminas del grupo B).

La espirulina se toma normalmente en comprimidos, por lo que no se aprecia su sabor, que puede evocar el de los berberechos. Lo usual es que se tomen unos 2-3 comprimidos con un vaso de agua, tres veces al día, 30 minutos antes de las comidas. Se puede disminuir la dosis recomendada, pero nunca aumentarla. Enseguida se notan sus resultados.

Se puede tomar durante períodos prolongados, por ejemplo durante cuatro trimestres, descansando un mes de cada tres. Pero hay quien toma desde hace años un comprimido cada día, como reforzante. Va muy bien para los deportistas o en caso de esfuerzo físico.

ALGAS EN LA COCINA

Montse Bradford, especialista en cocina energética, nos muestra (ver la página 169, «Bibliografía») que hay múltiples formas de integrar las algas a los platos que acostumbramos cocinar a diario: sopas, caldos, estofados, cocidos, paellas, ensaladas, platos con cereales o leguminosas salteados, con proteínas, fritas… E incluso, en el caso del agar-agar, en gelatinas y postres.

Como ya hemos dicho, las algas son un valioso alimento para todos los vegetarianos, y un gran beneficio para los países desarrollados, en donde la sobrealimentación es una amenaza para el equilibrio nutricional. Son tantas las ventajas que no deja de sorprender, desde el punto de vista de la alimentación y de la salud, que estos alimentos tradicionales no se hayan redescubierto antes.

Incluir un alimento tan nutritivo en la alimentación nos lleva a una breve reflexión sobre los alimentos crudos y cocidos, tal y como se muestra en el capítulo siguiente.

Cómo curan los zumos verdes

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