Читать книгу Actores sociales, acciones colectivas y transformación social - Brayan Álvarez Valeria - Страница 22
Discusión teórica
ОглавлениеEn el presente apartado se desarrolla conceptualmente cada una de las categorías de análisis que permiten comprender los diferentes contextos en que se desarrollan y las formas como se construye paz desde la escuela. Para este caso particular, se abordan las categorías de escuela, construcción de paz, pedagogías de paz y convivencia. Por tal motivo, el primer escenario analítico será la escuela.
De acuerdo con lo propuesto por el Centro de Estudios e Investigaciones Docentes (CEID, 2017), se comprende la escuela como un espacio donde hay una amplia representación del pensamiento analítico, crítico y reflexivo; donde se puede expresar la creatividad y originalidad del ser; donde se forjan esos primeros pasos hacia la comprensión activa de actuar y debatir a favor de las necesidades propias y ajenas, desde la concepción de igualdad, desarrollo y equidad, con el fin de reconocer quiénes han sufrido por tantos conflictos y violencia y, a partir de allí, reconstruir algo diferente y con miras a una mejor calidad de vida.
Desde esta perspectiva, González et al. (2018) afirman que la escuela permite la inclusión de las víctimas del conflicto armado mediante la plena pertenencia a la vida institucional, cultural y social de la institución educativa y su contexto. En el Plan Nacional Decenal de Educación (2006) también se plantea que uno de los desafíos de la educación para la paz en este país es tomar como punto de partida la participación de los agentes sociales y políticos, para dar garantía desde este enfoque, en tanto que no es solo desde la acción educativa o escolar, sino también desde los ámbitos externos, que se difunde e impulsa en cada individuo el importante papel que se debe desempeñar en su cotidianidad
Siguiendo a Briceño et al. (2016), la construcción de paz se logra a través de “la promoción de la unidad y la acción colectiva, el diálogo y la participación informal, la identificación con el territorio y la permanencia en el mismo, el uso de herramientas culturales, artísticas y actividades lúdicas” (p. 14). Desde la perspectiva del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2013), la construcción de paz debe tener un enfoque territorial que supere los aspectos negativos del conflicto (violencia); se centra en construir paz desde la identificación y fortalecimiento de las capacidades, articulando diferentes actores locales.
A partir de cada uno de los elementos mencionados, se establecen prácticas y experiencias que permiten construir pedagogías de paz desde las propias dinámicas locales. Según Muñoz (2016), quien sigue a Freire y Magendzo, propone que una pedagogía para la paz y los derechos humanos “solo tiene sentido en la lectura crítica a las realidades de época, de lo contrario serían simples idealismos o metafísicas que bien podrían contribuir con la legitimación de la sociedad burguesa” (p. 59). Desde otra perspectiva, Mejía (2001) plantea que la pedagogía del conflicto se enmarca en una negociación cultural de comprensiones variadas, a través de la capacidad de interlocución con muchas formas de conocimiento, acción y realización, esto es, aprender de los conflictos.
De este modo, las prácticas pedagógicas de paz aportan a la convivencia, el respeto y la promoción de los derechos humanos desde una perspectiva crítica, que propende por una negociación intercultural, que redunde en la transformación social y donde primen los principios del diálogo y la reciprocidad.
Como afirma Vargas (2019), en los procesos de convivencia es necesario “fortalecer el desarrollo humano desde espacios para el diálogo, procesos de acuerdo, capacidades para escuchar a los demás, respeto por las opiniones del otro” (p. 35). En el mismo sentido, Chaux y Lleras (2004, citados por Vargas et al., 2018) plantean que, en la convivencia pacífica, los conflictos pueden llegar a resolverse sin necesidad de aplicar la violencia, sino más bien en función de la mediación y conciliación entre las partes afectadas, pero es preciso que cada persona sea capaz de desarrollar “la capacidad de diálogo, escucha activa y establecer una solución en donde los intereses de cada uno se vean favorecidos de manera justa” (p. 6).
A partir de las diferentes definiciones teóricas podemos definir que construir paz desde la escuela es la posibilidad de reconocer los relatos, la memoria y los acontecimientos que dan sentido a la vida colectiva, así como la implementación de herramientas para la convivencia, el diálogo y el encuentro. A través de la construcción de las pedagogías de paz se establecen relaciones de mediación, negociación y reconciliación entre distintos actores más allá de la escuela, lo que potencia la generación de capacidades para una ciudadanía activa.