Читать книгу Poder Judicial y conflictos políticos. Volumen I. (Chile: 1925-1958) - Brian Loveman - Страница 14
El asalto al Regimiento Esmeralda de Copiapó
ОглавлениеEl diario de Copiapó El Amigo del País mencionó en su edición del 25 de diciembre que habían circulado «insistentes rumores» en los días previos, pero que las autoridades les habían solicitado que no se publicaran. Los rumores se referían a que elementos comunistas se levantarían en todo el país con el fin de apoderarse de unidades militares: «las autoridades sabían lo que iba a ocurrir. Lo sabían especialmente los carabineros y, según consta en el Libro de Guardia, allí fue la única parte donde se tomaron precauciones, repartiendo armamentos y municiones al personal, anoche a las 9»189.
El relato de los hechos se iniciaba constatando que los habitantes se alarmaron por los estampidos de las municiones que provenían del Cuartel Esmeralda, asaltado «por los comunistas [...]. Una poblada de más de cien individuos a las 2:05 de la madrugada irrumpió violentamente en el cuerpo de guardia del Batallón y procedió a intimar la rendición a la guardia, procediendo a amarrar con fuertes ligaduras a sus componentes»190. Los asaltantes se repartieron el armamento «mientras por la parte trasera del Cuartel [...] penetraban otros comunistas a cooperar con la acción de los asaltantes»191. Se detallaban algunos aspectos de la refriega, y luego el contraataque de los carabineros, mencionando los muertos y heridos a consecuencia de los hechos. Se indicaba que el combate había terminado a eso de las 5:30 de la mañana y que los asaltantes habían huido con parte del armamento, siendo perseguidos por fuerzas de carabineros192.
El diario identificó como culpables a los comunistas. Otros diarios harían lo mismo. El Diario Ilustrado del 26 de diciembre titulaba en la portada: «Trescientos comunistas intentaron tomarse el regimiento Esmeralda en Copiapó». El 27 de diciembre El Mercurio de Valparaíso titularía «Comunistas disfrazados de soldados», al informar sobre los sucesos de Copiapó y Vallenar. El 28 de diciembre El Amigo del País tituló: «Los comu-nistas tiñeron con sangre de humanos la fiesta divina de la Paz»193.
Con el paso del tiempo, la prensa había hecho crecer el número de asaltantes de 100 a 300194. Más de un mes después, la prensa continuaba informando de lo ocurrido de la misma manera. La revista Zig-Zag de Santiago, de 2 de febrero de 1932, titulaba: «La encarnizada lucha entre comunistas y las fuerzas armadas durante el asalto al regimiento Esmeralda». En febrero de 1932 el semanario Bandera Roja, órgano oficial del Partido Comunista, publicó una versión heroica de lo ocurrido, afirmando que formaba parte de la lucha por la revolución y la toma del poder. Reivindicaba a las víctimas y afirmaba que los muertos pasaban de cien, reconociendo un protagonismo partidario que no hacía sino confirmar las versiones anteriores de la prensa195.
Los telegramas y oficios intercambiados entre las autoridades locales y entre las autoridades de la provincia de Atacama y el Ministerio del Interior comprobarían que las autoridades estaban en conocimiento de la existencia de un complot. Sabían que el capitán Guillermo Villouta, comisario de Copiapó, había participado en algunas de las reuniones previas, comunicándolas oportunamente. Por su parte, los conspiradores contaban con él y lo consideraban uno de los suyos. Las autoridades policiales hicieron numerosas detenciones y realizaron diversas pesquisas que informaron a la Dirección General de Carabineros y a través suyo al Ministerio del Interior. También fueron detenidos elementos militares y de Carabineros, entre ellos el capitán Villouta.
El intendente Igualt hizo presente su preocupación al Ministerio del Interior insinuando que la persecución a carabineros era injusta. Decía: «Cada vez menos explícome complicaciones que va sustentando proceso en el cual carabineros que estuvieron en sus puestos sufren moralmente y nada oficialidad del Esmeralda que no atendió medidas previsión. Ruego a US. quiera considerar esta situación creada»196.
El ministro del Interior, Marcial Mora, insistía en la necesidad de dilucidar los orígenes de lo sucedido, lo que parecía inquietar cada vez más a las autoridades locales. El ministro le dirigió un oficio al intendente de Atacama indicándole que le comunicara verbalmente al fiscal que investigara las comunicaciones anteriores a los sucesos y señalaba que bastaba que el fiscal impartiera la orden judicial correspondiente al Telégrafo del Estado para que realizara «una revisión de toda correspondencia telegráfica cambiada durante un mes anterior asalto Esmeralda. Telégrafo del Estado tiene instrucciones dar toda clase de facilidades». Agregaba que el Ministerio conocía algunos de esos telegramas y los consideraba «de interés para sumario»197. En esa fecha el ministro del Interior designó al teniente coronel de Carabineros señor Carlos Morán Bañados para hacerse cargo de la Prefectura de Carabineros de Atacama y envió como delegado del gobierno con instrucciones especiales a Julio Bustamante198.