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15 de enero Hagan todo lo que él dice

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“Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila, su mujer” (Hechos 18:1, 2).

Julián y Marta estuvieron casados 68 años, siempre sirviendo juntos al Señor y a la iglesia. Marta, como directora de Dorcas–ADRA, y Julián como jefe de diáconos y predicador evangelista. Cuando tenían 56 años de casados, Julián se cayó de una escalera mientras pintaba la iglesia y sufrió una ruptura del bazo, con sangrado abdominal. La situación era grave. Su vida corría peligro. Lo llevaron de urgencia al hospital. El cirujano necesitaba hacer una tomografía, pero el equipo no funcionaba hacía dos semanas. No obstante, tal estudio era indispensable para confirmar el diagnóstico y resolverlo.

En ese momento, Marta, la familia y la iglesia oraban por Julián. Dios siempre se manifiesta cuando sus hijos oran. Ante el asombro del personal hospitalario, el tomógrafo funcionó para ese único paciente. Julián fue operado, le salvaron la vida y siguió junto con Marta sirviendo al Señor hasta descansar en sus promesas. Ejemplificadora es la entrega completa y el compromiso total de este fiel matrimonio dedicado al Señor.

En Hechos 18 encontramos otro matrimonio entregado absolutamente a la causa del evangelio. Aquila y Priscila conocieron a Pablo en su segundo viaje misionero. Ellos habían sido expulsados de Roma por un decreto del emperador Claudio contra los judíos. En Corinto, comenzaron a fabricar tiendas para ganarse la vida. Ellos ayudaron a Pablo en el trabajo de armar carpas, para que él tuviera su sustento; y él los ayudó en su vida espiritual y misionera. Ellos ofrecieron su casa en Corinto y, años más tarde, en Roma, como base para el crecimiento de la iglesia. Fueron ellos los que llevaron a Apolo a la conversión y a un compromiso misionero.

Aquila y Priscila nunca son mencionados en la Biblia de manera separada, siempre están juntos como matrimonio, ya sea en el trabajo como en la iglesia. Entre ellos se complementan. En ellos observamos ciertas cualidades prácticas: fuerte comunión con Dios y con la misión, flexibilidad, capacidad para establecer relaciones duraderas, motivación propia, habilidad para trabajar en equipo, hospitalidad, sabiduría y responsabilidad.

¿Hay algo que debe ser fortalecido, restaurado o hecho nuevo en tu matrimonio? Recuerda que nunca es tarde. El mismo Dios que creó el matrimonio, el mismo que realizó su primer milagro en la boda de Caná, puede y quiere marcar una diferencia en tu matrimonio presente o futuro. Recuerda las palabras que María indicó a los criados en aquella boda, con relación a Jesús: “Haced todo lo que él os diga”.

Pablo: Reavivado por una pasión

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